Opinión

Los alboroques del 'tito Berni'

Esto que vemos, esto que leemos, es la piel de una corrupción más del partido socialista, y por tanto su esencia más profunda

  • Juan Bernardo Fuentes, exdiputado del PSOE.

Entre las muchas palabras de nuestra rica lengua española que hemos dejado de usar por desidia o por falta de cultura general-en cualquier caso, por desgracia para todos los hablantes- se encuentra una que siempre me ha gustado mucho por su preciso significado y su directa conexión con una forma de vida mediterránea marcada desde antiguo por la actividad comercial. Se trata de “Alboroque”, palabra procedente del término árabe “Alborok” que significa donativo y gratificación, y del hebreo “berek” que quiere decir bendecir, y a la que el Diccionario de la Real Academia define así:

Alboroque
1. m Agasajo que hacen el comprador, el vendedor, o ambos, a quienes intervienen en una venta.
2. m. Regalo o convite que se hace para recompensar un servicio o por cualquier motivo de alegría.

Digo mal que ya esté olvidada, porque en Murcia, región fenicia por excelencia, es un término en pleno uso para denominar esos aperitivos a los que se acude a la salida del notario para celebrar el trato, añadiendo a su significado canónico una nueva acepción, la de dar nombre a la reunión festiva con la que se despide a un difunto tras su entierro. Vida, muerte y hacienda siempre unidas a las orillas del viejísimo Mare Nostrum.

Todo indica que al diputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo, tito Berni para los amigotes de juergas y chanchullos, le hubiera venido muy bien conocer esta palabra para poder definir con un poco más de finura la traca final de sus manejos con los empresarios a los que sacaba el dinero a cambio de ayudas oficiales. No contentos con la obscenidad de los billetes por delante, el uso irrespetuoso del Congreso de los Diputados para impresionar a los extorsionados y los cohechos en los que incurrían, el alboroque de estos zafios sujetos consistía en alquilar habitaciones de hotel en las que turnarse en el uso de la cama con pobres chicas contratadas a tal efecto mientras se ponían ciegos de cocaína y viagra. Es difícil explicar el asco que se siente viendo las fotos que ya se han publicado.

No mucho mejores son los términos con los que se referían al dinero o a las jóvenes como  “el menú de hoy”, en un alarde machista que mal combina con su declarado feminismo y su eterna chapita de la agenda 2030 en la solapa

Destaca por su grosería una en la que un tipo de espaldas con el torso desnudo pasa su brazo por los hombros de una chica menudita con edad de ser su nieta. Son fotos que en un alarde de parestesia, ese percibir la información de un sentido con otro, huelen. Y huelen a rancio, a corrupción moral y física, a cazalla, a vasos sucios, a risotadas.
No mucho mejores son los términos con los que se referían al dinero o a las jóvenes como “el menú de hoy”, en un alarde machista que mal combina con su declarado feminismo y su eterna chapita de la agenda 2030 en la solapa, aunque puede en cambio que el diputado Fuentes Curbelo no incurriera en incoherencias internas al votar en favor de la ley del “Sí es sí” propiciada por el Gobierno de su partido. La reducción automática de penas que conlleva su aplicación tiene por fuerza que ser del agrado de alguien al que ronda tan de cerca el triste sexo de pago.

Es curioso que casi todas  las corrupciones del Partido Socialista acaben inexorablemente en alboroques de la peor especie, de esos que solo se celebran de noche y en ambientes turbios

Es curioso que casi todas  las corrupciones del Partido Socialista acaben inexorablemente en alboroques de la peor especie, de esos que solo se celebran de noche y en ambientes turbios. El caso Roldán, los Eres de Andalucía. Todos con su diputado con el calzoncillo a media pierna como si fuera un figurante de una película de Pajares y Esteso,  pero sin la dignidad de dichos actores maestros en su oficio.

Lo que se repite como en un bucle maldito es el ascenso del pelota inútil y sin reparos morales que ha encontrado siempre en el ecosistema socialista una buena escalera por la que trepar. Y lo peor de todo es la absoluta falta de estética en sus comportamientos, la fealdad de todos sus manejos, la brutalidad de sus actuaciones y la zafiedad de su manera de comunicarse. Insoportables a la luz sanadora del día para los ciudadanos que se desayunan con ellas en la lectura de su periódico habitual. Paul Valery tenía razón cuando dijo que lo más profundo es la piel. Esto que vemos, esto que leemos, es la piel de una corrupción más del partido socialista, y por tanto su esencia más profunda. Se hace muy difícil votar a quien te provoca náuseas

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