Como en el clásico de Jenofonte, la participación británica en la UE, que se pensaba sería una empresa próspera y victoriosa, terminará recordándose más por su retirada, o catábasis, que por su profunda incursión continental. En lo que seguro no se parecerá a la obra del ateniense será un su pedagogía sobre el desarrollo del liderazgo ejemplar, sino más bien por todo lo contrario y cuyo fracaso podría llevar a la desaparición del Reino Unido.
"¡El mar! ¡El mar!" gritaron llenos de alegría los soldados al llegar a la costa y aquí estamos todos y especialmente los británicos esperando a ver si, de una vez por todas, se acaba ya la anábasis británica para exclamar algo parecido; o no, que dirían en Kalekói. El caso es que, aunque tanto al Reino Unido como al "Brexit de nunca acabar" le hemos dedicado aquí mucha atención, nunca está mal evaluar cómo van, que seguro aprenderemos algo de su peculiar aventura y lo haremos, como siempre, mirando los datos; además, estos días en que tienen la visita de Estado de su principal socio y aliado, al tiempo que se conmemora el Día D, este año en Portsmouth, es de lo más oportuno hacerlo.
Libra y fin de siglo
O de ciclo generacional. Ya saben, los cien años dichosos entre crisis y crisis existencial de las naciones y, en este ciclo británico, el de la desmembración del Imperio al resolverse mal la crisis del anterior, Prettanike se jugó el tipo en dos guerras mundiales, quedando exhausta y perdiendo su posición central del sistema económico mundial, cosa que, lógicamente, se notó en la cotización de la libra respecto al dólar (siguiente gráfica), la moneda de la potencia central actual, también en su crisis secular, hoy acosada por China. Como siempre, los globalistas, degeneración sociópata de la socialdemocracia terminal, dando la nota y, por ejemplo, Lagarde, jefa del FMI y francesa libre gracias a los angloamericanos, fantaseaba con que al dólar le pasaría algo parecido, como si estuvieran ahí por tontos, o enchufados, como ellos. En fin, sigamos.
En su declive global, la libra ha perdido casi 3/4 de su valor, pasando de 4,75 dólares por libra a los cerca de 1,25 actuales, marcándose una senda secular bajista durísima que aún no ha terminado y cuya flotación, desde la muerte del Bretton Woods, es de lo más interesante, sobre todo para los estudiosos del análisis técnico. Por supuesto que el brexit le ha hecho daño, pasando de estar en la banda del 1,375-1,625 a la actual de 1,25-1,375, marca temporal donde tendrá que demostrar si ese 1,25 es un suelo sólido; esa pérdida de 0,25 (casi 17%) es, de momento, el empobrecimiento inicial por el brexit. Con el euro el tratamiento sería otro, menor, subordinado, pues éste perdió sus posibilidades de moneda central del sistema global por las ideicas de unos loquitos encumbrados y bien pagados por todos, de que los depositantes han de pagar la mala supervisión bancaria de los pirómanos citados, así que no lo trataremos hoy.
El daño bursátil
Con una envidiable posición financiera global, tras el daño a la libra tocaría verlo en su bolsa y he pensado que la mejor forma de hacerlo es comparándolo con otras próximas, enmarcándola, claro está, en el ciclo económico largo, ya que, en su fase actual, si no hay cambio estructural, lo suyo es que pierdan valor real (descontada la inflación) desde el inicio de la misma (año 2000), cosa que pueden ver en la siguiente gráfica.
Lo que se observa es que, aparte de comportarse (FTSE100) mejor que las de Francia (CAC40), España y, no digamos Italia (línea verde), no parece que el daño sea equivalente al de la libra, siendo ésta la que lleva el peso del ajuste. Aprovecho para comentar que el caso alemán es de especial interés, pues se ha venido beneficiando de un orden mundial, muy anglo-americano, que está cambiando y que seguro han discutido a fondo Trump y sus pares en la reciente cumbre de esta semana. He de decir también que unos de los objetivos de esta bitácora digital, desde que se inició allá por 2009, siempre fue poner nuestro granito de arena (con su alto coste) para evitar que termináramos como Italia, pero esa guerra ya está perdida; al menos lo intentamos.
El tema de la guerra comercial y las respectivas bolsas de la gráfica lo tratamos aquí, en profundidad, en una seria de artículos (ver archivos) sobre el particular y hoy solo añadiré, aparte del equivocado modelo de crecimiento alemán, que, como siempre hemos dicho, los genios de Bruselas nos harán un japonés, así que no descarten que las bolsas continentales terminen como la italiana, economía zombi de libro, como vimos, y cuya política, que también analizamos, es de gran interés y conviene repasarla para entrever lo que nos va a hacer el Establishment.
El factor empresarial
Siempre hemos dicho que el brexit, dado lo que ocurre en Bruselas, era una decisión política correcta pero un pésimo negocio y, como la Economía está supeditada a la Política, los empresarios (como el resto de los ciudadanos) tendrán que actuar en consecuencia, algo que allí han hecho durante casi dos siglos ayudando en la localización global de la producción según las razones estratégicas de su gobierno.
El caso es que, ante la proximidad del brexit (recta vertical amarilla en la gráfica anterior), donde el voto de británicos de origen inmigrante fue claramente a favor de quedarse en la UE (¿por eso traen más?), se hundió la confianza que luego se recuperó tras conocerse el resultado (23/6/2016), siendo destacable la de manufacturas (línea azul) porque, en la expansión global que necesitan, por muchas razones, deberían ser quienes tomen el relevo de los servicios, ya muy globalizados; no es imposible, tienen grandes marcas, aunque sí muy difícil.
Siendo cierto que, mientras estén en la UE, no podrán firmar tratados comerciales con terceros pero sí aprovechar más el marco existente, lo que nos dicen los exportadores de manufacturas, casi eufóricos tras el brexit, es que el enfriamiento global ya está aquí y eso sí es de preocupación para todos, visto el pésimo panorama político que se nos presenta en España.
A los británicos no les gusta que les comparen con los franceses, pero eso es justo lo que haremos, ya que estos últimos son centrales en la UE y, lo que nos dicen las previsiones de la OCDE (siguiente gráfica) que, tal vez, para no alimentar expectativas, nunca predice recesiones, es que, tras estancarse este segundo trimestre, los británicos se recuperarán y superarán a los franceses y eso, en este club europeo de mediocres con ínfulas de élite, de enchufados y parásitos de lo público, nos está muy bien merecido.
El brexit es otro indicador de la crisis de un ciclo generacional en que la Pax Americana sustituyó a la Pax Británica y, de entre los muchos factores que produjeron ese cambio de liderazgo, hay uno de tremenda actualidad que es el siguiente: la incapacidad de la Pax Británica en defender la propiedad, incluida la intelectual, de sus empresas globalizadas que tanto ayudaron a cimentar el orden actual y que, sin sus contribuciones, no disfrutaríamos, ellos y nosotros, del alto nivel de vida actual.
Ese es, tal vez, el mayor reto que enfrentamos todos, que en un mundo cada vez más salvaje, la civilización proporcionada por Occidente y el liderazgo angloamericano no encuentre, por la degeneración de las "elites" globalistas europeas, quien le dé continuidad ahora que, en la lucha geopolítica actual, China y Rusia, dos imperios depredadores, intentan desbancar a los Estados Unidos como motor del Orden Mundial. Pero esa sería otra "anábasis" (o catábasis), una de las más graves de nuestra historia milenaria.