La llegada de Manuela Carmena al Ayuntamiento de Madrid llevó la zozobra a los promotores de las grandes operaciones urbanísticas de la capital. El tono beligerante contra ellas empleado por el partido Ahora Madrid durante la campaña de las elecciones municipales y autonómicas provocó la creación de un clima en el que parecía que no se iba a mover ni un ladrillo en los próximos cuatro años. Apenas cuatro meses después de la toma de posesión de Carmena, el Consistorio ha anunciado el cierre de un acuerdo con Grupo Villar Mir para llevar adelante la llamada 'operación Canalejas'.
Claro está que algo se ha quedado por el camino. Las pretensiones originales de los promotores se han visto reducidas, especialmente en lo que se refiere a la parte superior de los inmuebles que componen la manzana donde se llevará a cabo el desarrollo. El sacrificio se traduce, básicamente, en la reducción de los apartamentos de lujo de 30 a 22 y en un recorte también en el número de habitaciones que tendrá el hotel de la cadena Four Seasons que prevé instalarse en el lugar.
¿Qué hay, pues, de esa rentabilidad del 16% que calculaba el equipo de Villar Mir? Los promotores aseguran que están recalculándola con las nuevas circunstancias. Obviamente, está más que recalculada y será inferior. Pero será y, además, será en cualquier caso notable.
Un precio más que asumible a cambio de asegurarse el apoyo de las Administraciones y la seguridad que tendrán todos aquellos que participan en el proyecto, que incluye además un centro comercial de gran lujo.
Hotel y zona comercial en edificios que forman parte del patrimonio histórico de la capital. ¿Es el escenario ideal para Ahora Madrid? Seguramente no, seguramente tampoco, como en el caso de los promotores. Pero es mucho peor uno consistente en obras empantanadas, permanentemente paralizadas y dejando la imagen de una ciudad que abomina de la inversión privada para su desarrollo.
Unos no ganarán tanto dinero como tenían previsto y los otros se encontrarán con una fachada en Canalejas que termina de agradarles. Todos han tenido que ceder para, finalmente ganar. Porque algo menos es mucho más que nada.
Está por ver si el esquema puede reproducirse en desarrollos como la remodelación del Edificio España y el de Distrito Castellana Norte (la antigua 'operación Chamartín'). Por lo pronto, con Canalejas se ha demostrado que es posible.