Desde hace semanas, dos políticas protagonizan de manera reiterada las portadas de la opinión publicada: Isabel Díaz Ayuso y Yolanda Díaz, y esta semana no iba a ser menos. La una, por su pulso desde hace meses con Pablo Casado; la otra, por su ya nada disimulada decisión de disputarle el machito a su jefe, Su Sanchidad Pedro Sánchez.
Y las dos lo hacen empujadas por fuerzas exógenas –Iván Redondo, por ejemplo- que lunes sí y lunes también las sitúa en el disparadero del camino a La Moncloa a base de encuestas y estudios científicos que no paran –como cantos de sirena- de resaltar sus cualidades de ‘lideresas’ y de regalarles los oídos con el mensaje de que una de ellas puede convertirse en la primera mujer en aposentarse en La Moncloa.
Iván Redondo, desde su “The situationroom” en La Vanguardia, coloca todos los lunes una serie de mensajes que son ampliamente difundidos luego por algunas de las terminales mediáticas más ‘reputadas’ y, también, por tertulianos amigos como el exvicepresidente Pablo Iglesias.
De esos mensajes que Redondo sitúa en la agenda política, dos destacan por su reiteración: que “Yolanda Díaz puede ser presidenta” y que si Ayuso fuera la candidata del PP en unas generales se produciría “un terremoto. Hoy, aquí y ahora, el mapa de España se teñiría ampliamente de azul y ganaría el PP en 42 de las 52 provincias”.
A Ayuso, estas lisonjas le hacen ya poca mella. Básicamente, porque lleva más de un año en la estrategia de aparecer como la verdadera oposición al Gobierno de Sánchez. Concretamente, desde poco antes de la pandemia, cuando otro gurú con más años y oficio aún que Redondo, tuvo que salir de las sombras donde asesoraba a una presidenta novata y superada por los acontecimientos para convertirse oficialmente en su jefe de Gabinete y transformar a IDA en la presidenta que hoy –quién lo iba a decir hace casi dos años- recibe el elogio indisimulado del Wall Street Journal.
Miguel Ángel Rodríguez –el gran culpable del ‘milagro’ Ayuso, de enfrentar a Sol con Moncloa permanentemente, de romper con Ciudadanos y adelantar elecciones para borrar a los naranjas del mapa de Madrid y, ahora, de parar los pies a Génova después de meses de que los hombres de Teo movieran piezas en el PP de Madrid para garantizarse su control a través de Ana Camins o de José Luis Martínez Almeida- sabe que no hay que correr.
Y que un hipotético camino de Ayuso a La Moncloa pasa primero por una prueba de fuego: las elecciones autonómicas de mayo de 2023, donde será “imposible” –las comillas son del propio entorno de la presidenta- repetir una victoria tan arrolladora como la del 4-M porque la izquierda no cometerá los mismos errores: un candidato como Gabilondo que no movilizaba y otro como Iglesias, que movilizaba contra él incluso a los abstencionistas.
Redondo: 202 diputados de Ayuso
En Sol están muy acostumbrados a los cantos de sirena de las encuestas, aunque sean tan evidentes como los que pregonaba Iván Redondo esta semana. “Hoy Ayuso como candidata obtendría conjuntamente con Santiago Abascal los mismos escaños que Felipe González en 1982: 202 diputados”; “Ayuso sacaría hoy cinco puntos más que Casado en unas generales. En unos comicios (importante) sin la plataforma transversal de Yolanda Díaz operando y con una participación del 67%”.
Son los “datos” –de la última semana, insistía el exgurú de Sánchez- los que demuestran que la única manera de enfrentar a la potencia de fuego de Ayuso es una “plataforma transversal de Yolanda Díaz”. “Ayuso empataría con Yolanda Díaz como la líder más valorada con una nota del 4’7”, aseguraba Redondo, e insistía: “Junto a la vicepresidenta Díaz es además la líder (mírenlo si quieren así) menos vetada. Es una primera señal de expectativa...”
Hoy Ayuso como candidata obtendría conjuntamente con Santiago Abascal los mismos escaños que Felipe González en 1982: 202 diputados”. Decía Iván Redondo este lunes, para añadir: solo la "plataforma transversal" de Díaz puede frenarla
Lo que Redondo dice el lunes, el tertuliano Iglesias lo apuntala. Así hizo con la necesidad de adelantar las elecciones: “¿qué tiene que ganar Pedro Sánchez presentándose a unas elecciones después de pasar una serie de procesos electorales y autonómicos que no pintan bien para la izquierda?” y con un aviso a navegantes: “¿Qué tiene que ganar si se consolida a su izquierda una opción política que penetre en su terreno electoral, que es lo que significa Yolanda Díaz?". Desde el 31 de marzo, lleva repitiendo que "yo creo que Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta de este país”.
Y Yolanda Díaz, la tercera pata de este triángulo junto con el estratega (Redondo) y el tertuliano (Iglesias), ya no disimula: parece encantada con el papel de la “única que puede frenar a Ayuso” que le han otorgado. Y en una entrevista calificada de “temeraria” por algunas fuentes del propio Unidas Podemos, se descolgó con un ataque en toda regla a la gestión de la pandemia de Pedro Sánchez y sus ministros.
Díaz, que también clavó una daga a Íñigo Errejón calificando su proyecto de “pequeña esquinita” a la izquierda del PSOE, confirmó en su propia voz lo que en su día ya se contó: que ella, su Ministerio, fue la única que, antes del 8-M, elaboró dentro del Gobierno una guía para actuar frente a la pandemia, y que Sánchez y sus colegas del PSOE en el Consejo la silenciaron y la tildaron de alarmista para no estropear la manifestación del 8-M.
Cierto es que fue de las pocas en el Gobierno que no se puso ese día tras una pancarta, pero cierto es también que a Sánchez y al resto del Gobierno socialista le ha parecido que Díaz –que ahora posa en las portadas femeninas como una nueva heroína de Marvel- “ha cruzado la línea”. Ha roto el pacto de no atacarse entre los socios por la gestión de la pandemia y, esta vez, no lo duden, tendrá consecuencias.
De momento, a Díaz le recuerdan desde Moncloa otro vídeo del mismo 4-M en el que minusvaloraba las consecuencias de la pandemia. ¿Si hizo el manual porque sabía lo que se avecinaba, por qué mentía a la opinión pública días después? La ministra está en la diana de Moncloa y Sánchez ha dado orden de ir a por ella. Que se promocione con la falsa ‘tanqueta’ de Cádiz contra Marlaska es tolerable; que lo haga a costa de acusar a Sánchez de silenciar la pandemia colma el vaso de la paciencia del presidente.
Yolanda Díaz ha corrido demasiado. La carrera para ser la primera mujer que llegue a La Moncloa, por mucho que te jaleen cada lunes, es muy larga y tiene muchos obstáculos y zancadillas –que se lo digan a Cristina Cifuentes o Soraya Sáenz de Santamaría-. Díaz ha dado un paso en falso que le puede costar caro. Por mucho que la obliguen a desdecirse tras el Consejo de Ministros. Ahora empezará el fuego a discreción desde sus supuestos aliados. En eso Ayuso, por lo menos, ya tiene callo.