Anda el mundo hipotecario revuelto entre tanto revolcón judicial a la banca. Los afectados por las cláusulas suelo echan cuentas ante las devoluciones futuras. Un maná que llegará de forma desigual en tiempo y forma. Porque los bancos están dispuestos a judicializar muchos reclamaciones ante determinados interrogantes que no despeja la letra pequeña del nuevo decreto. Vacíos legales que retrasarán, cuanto menos, la devolución de cantidades de aquellos casos que acaben en los juzgados. Dos ejemplos. El Gobierno deja sin resolver qué ocurrirá con aquellos clientes que ya han recuperado su dinero, pero solo hasta mayo de 2013, y con quienes han pactado con su banco la conversión de su hipoteca con cláusula suelo en otra a tipo fijo. Cautela a quiénes estén en esta situación. Es mejor no vender la piel del oso. Al oso todavía hay que cazarlo. Y los bancos, motu proprio, no van a soltar al oso tan fácilmente.
El roto por los suelos hipotecarios asciende a cotas millonarias para la banca. Alrededor de 4.000 millones. Apenas una cuarta parte del otro palo que acecha. La devolución de determinados gastos en la formalización de los contratos hipotecarios. Una factura de 18.000 millones que, indefectiblemente, acabará repartiéndose a golpe de sentencia. A este otro oso también hay que cazarlo aún.
Es mejor no vender la piel del oso. Al oso todavía hay que cazarlo. Y los bancos, motu proprio, no van a soltar al oso tan fácilmente.
El mercado hipotecario tendrá nuevas reglas del juego en el corto plazo. Se generalizará el triple más: más comisiones, más vinculación y más exigencias para optar a una hipoteca. Especialmente, en el contexto actual, con el euríbor en tasas negativas. Hoy en día, conceder una hipoteca es un negocio ruinoso para el banco. Sobre la base del saldo vivo total de los créditos hipotecarios en España y el precio del Euribor a 12 meses en diciembre, una décima negativa representa un coste anual superior a 600 millones de euros para los bancos. En el lado contrario, es un ahorro similar para millones de hogares. Otro golpe más para los tristes márgenes que presentarán en los próximos días las entidades en su ronda de resultados anuales.
Con los tipos de interés en negativo, y un horizonte inmovilista por parte del Banco Central Europeo, ahora algo menor, es cierto, ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y la escalada del precio del dinero que iniciará la FED, los grandes bancos españoles, desde su patronal, la Asociación Española de Banca (AEB), comenzaron a debatir una tormenta de ideas para devolver la rentabilidad al mercado hipotecario. En definitiva, volver a ganar dinero con las hipotecas. La reflexión se inició hace meses. Antes del pasado verano, cuando se abrió tímidamente la posibilidad de que las entidades tuvieran que devolver dinero de la cuota mensual por estar en negativo el precio del dinero. La banca comenzó a protegerse de ese debate con la introducción de cláusulas cero, en los nuevos contratos hipotecarios, ante el hundimiento del euríbor.
En aquellos meses, los bancos comenzaron también a recibir el retorno de los nuevos experimentos puestos en el mercado. Así, en las hipotecas a tipo variable, las entidades habían empezado a elevar el plazo y en algunos casos el coste del tipo fijo inicial para protegerse del escenario de tipos cero. Santander lideró el cambio con una hipoteca que establecía un plazo inicial de dos años con un tipo del 1,75%. También hubo movimiento en los tipos que se aplican al plazo fijo inicial. Deutsche Bank e Ibercaja lo situaron en el 2%. En el sector se llegó a hablar de unos porcentajes mínimos del 3% durante los dos o tres primeros años de vida de las hipotecas.
De aquellas reuniones salió una petición: la supresión del euríbor, el índice variable de referencia del mercado hipotecario español, por un tipo de interés fijo
Las nuevas ofertas comerciales seguían sin cubrir el coste del capital. En roman paladino, las hipotecas seguían siendo una ruina para el sector. Fue entonces cuando los bancos, desde la AEB, comenzaron a consensuar una propuesta para blindarse ante escenarios presentes y futuros de tipos de interés en estado de coma. De aquellas reuniones salió una petición: la supresión del euríbor, el índice variable de referencia del mercado hipotecario español, por un tipo de interés fijo, sin las oscilaciones del mercado, al que sumar el diferencial que aplica cada entidad en función del perfil/vinculación/riesgo del cliente. Medida que se aplicaría, obviamente, en la firma de nuevos contratos hipotecarios.
El proyecto supone una vuelta al pasado. Anecdóticamente, otra repulsa más de la banca a Rodrigo Rato, en tiempos no muy lejanos, uno de los suyos. En su primer mandato como vicepresidente económico del Gobierno de José María Aznar, el Banco de España, mediante la circular 7/1999, de 29 de junio, estableció el Euribor a 1 año como nuevo tipo de referencia oficial en el mercado hipotecario en sustitución del MIBOR, con el que coexistió durante la segunda mitad de 1999. Antes del nacimiento del Euribor, al contratarse hipotecas a plazos más breves (10-12 años), el mercado hipotecario español estaba repleto de contratos a tipo de interés fijo. Para aquellos contratados a tipo variable, existían dos índices en España: el MIBOR (Madrid Interbank Offered Rate), que aún se sigue aplicando y se calcula con el tipo de interés interbancario que se aplica en el mercado de capitales de Madrid; y el índice CECA, el específico de la Confederación Española de Cajas de Ahorros. La revisión solía ser normalmente de seis o 12 meses. El más utilizado, con diferencia, era el MIBOR.
Aunque hoy en día legalmente se puede elegir entre varios indicadores hipotecarios, el Euribor es el mayoritario. De hecho, cerca del 90% de las hipotecas lleva su sello. Su evolución en enero confirma los buenos derroteros para los hipotecados (malos para la banca). Su media en este inicio de año es del -0,091%. En este contexto, es evidente que el Euribor se ha convertido en todo menos un aliado para las entidades financieras. De ahí, que promuevan su cambio.
El proyecto fue trasladado hace varios meses al ministro de Economía Luis de Guindos, según confirman varias fuentes del sector, con la intención de que pueda introducirse en la nueva Ley Hipotecaria que tendrá que aprobar el gobierno antes del próximo marzo. Los promotores argumentan el cambio en la nueva tendencia del mercado (más del 30% de las hipotecas se contratan ya a tipo fijo) y en el aumento de la seguridad financiera del hipotecado al no sufrir las variaciones del mercado a las que se expone actualmente el euríbor. Sin ir más lejos, en julio de 2008, el índice dobló las cuotas hipotecarias en apenas un año al escalar hasta el 5,393%, su máximo histórico. Habrá que ver si el ministro Guindos les compra el argumentario.