Opinión

El BCE y la mala deflación europea

Las medidas de Draghi, ya exhaustas, expolian al ahorrista, fomentan las burbujas e incrementan la oferta agregada, por lo que empeoran la deflación futura

  • Mario Draghi.

La semana pasada el BCE sorprendió a los agentes económicos con el anunció de una extensión en el tiempo de su programa de expansión cuantitativa, sorpresa que vino más por la premura de la medida pues es una consecuencia lógica de que una economía que se enfría, o en pre-recesión, con una inflación entrono al 1%, y del pensamiento económico dominante que es socialdemócrata. Estamos pues ante un paso más de lo que hemos dicho siempre: nos harán un "japonés". Ese fracaso anunciado hay que enmarcarlo en la mala deflación europea, que es la que explica el mismo, tema del que nos ocuparemos hoy.

La mala deflación

El mayor temor ante la deflación viene de que, ante las expectativas de precios menores, los compradores retrasen las compras, algo que exacerba las condiciones de competencia que, junto con la sobre oferta y la productividad sistémica, lleva a reducciones de los beneficios, posibles quiebras, quebrantos bancarios, etc., produciéndose una mayor disponibilidad de recursos productivos a precios de saldo que a su vez estimulan una mayor oferta. Pero eso es solo válido para mercados que no alcanzan el equilibrio.

Hay otro argumento centrado en el aumento del peso de la deuda, algo que demostramos matemáticamente, y que ciertamente afecta a la demanda agregada si se hace común y no hay un desapalancamiento acelerado, que no es el caso de España. En esta situación junto con la anterior hay un caso extremo en el que se produce una espiral deflacionaria que llevaría a la quiebra del sistema bancario. Pero hay otra deflación mala de la que no se habla, la europea, y para ello repasaremos el caso español.

Deflación a la española

Lo primero que habría que decir es que en enero, con una inflación del 1,0% anual, parecería que no pasa nada. Si observan la siguiente tabla verán que, salvo dos rubros, los demás están en positivo.

1 - 2018 Deflación Española

Sin embargo, llama la atención un aspecto relevante: el cambio en la ponderación de 2017 respecto a 2o16 del peso (en porcentaje, primeras dos columnas) de cada rubro en la cesta de la compra, destacando el aumento de alimentación, vivienda y restauración, que indicarían empobrecimiento del español medio. Por supuesto que esto siempre puede ser discutible, pero eso no lo aclararemos nunca, ya que ninguno de los diputados de las listas de partido pedirá explicaciones, ni esto ni en muchas cosas. Ajo y agua.

Pero es que además, cuando tuvimos los datos de mayor deflación (siguiente tabla), a mediados de 2009, ya alzamos la voz sobre las medidas regresivas (más esfuerzo fiscal para los más pobres) del Gobierno (siguen igual; la última) que dañarían aún más la demanda agregada, agravando la sobre oferta y produciendo más deflación. Véase por ejemplo mis artículos "¿Deflación con inflación?" y también "La casta y su corcel negro", publicados en este medio.

2- Primera Deflación Española

Ante semejantes "IPCs" negativos el gobierno de la calamidad de ZP le dio por la inflación fiscal y otras movidas, siendo conocido que en tiempos de Roosevelt (otro caso de mala deflación) se intentó hacer trampas y pusieron las cosas peor. Posteriormente, el PP, aconsejado por la "escuela" alemana, le dio por la deflación interna (del sector privado, claro), esto es, por una deflación salarial inducida y por ello escribimos "Nazismo y devaluación interna", entre otros, en un intento de parar aquella locura. Pero, ¿hay alguien que entienda de este tema y/o lo esté haciendo bien?

La deflación ‘buena’

A los negacionistas les molestan las comparaciones y dicen que no se pueden hacer, que España no es Japón y etc. Siempre me recuerdan el caso del diagnóstico de hipotensión arterial: "no doctor, será hipertensión", que hasta corrigen al médico; "vete a otro, que seguro tiene los equipos mal". Por supuesto que se ha de tratar cada caso de forma personalizada, pero sea un decathlonista, una bailarina o un orondo hooligan futbolero, hay patrones comunes y negándolos igual solo se consigue aplicar el tratamiento al revés. Imagínenselo. Tal vez por ello, Keynes, que también vivió la deflación, harto de las "cabras", calificara de general su teoría resaltando es evidencia.

La deflación es común en la UE y, con más o menos trampas, han conseguido que al final el año cierre en "positivo", como ha sido el caso español reciente. Pero en otros países europeos no hacen esas trampas y hemos seleccionado tres casos de deflación en principio buena, en economías con pleno empleo, que ponemos junto con dos malos, el japonés y el español - siguiente gráfica - y que además permiten calibrar el efecto inmigratorio, pues ciertos políticos grillados dicen que el desorden inmigratorio europeo ayuda a combatir la deflación; en realidad lo que buscan es robarnos la poca soberanía que tenemos por cualquier medio.

3 - Europe and Good Deflations

De nuevo, se ve la intermitencia del fenómeno. Israel está en guerra y, lógicamente es la más volátil, Suiza hace una inmigración (aumento de oferta laboral) muy controlada y reducida, mientras que Suecia experimenta a lo loco con ella e Israel hace la mejor inmigración controlada y masiva reciente, la que se integra al 100%, la ideal y solo posible allí, o no, porque hay españoles por todo el mundo, pero molestan al experimento del Establishment hispanófobo.

Hay que pensar que la mala inmigración, como promover okupas, feminazis, el secesionismo y un largo etcétera, tiene costes fiscales que compiten con rebajas de impuestos que estimulen la demanda o la natalidad autóctona (en Rusia van bien, por ejemplo), que destruye barrios ("no go zones") y produce inmigraciones forzosas que requieren ahorros importantes e inesperados (menos demanda), o que, por ejemplo, en Alemania, mientras en 2008 hubo unos 400 crímenes por acuchillamiento en 2019 igual terminan sobre los 6.000. ¿A cuánto PIB equivale cada acuchillamiento, y los muertos del efecto llamada de Sánchez? ¿Se puede hacer peor? Sí.

La ‘mala’ deflación europea

Son casos conocidos y los tienen en la siguiente gráfica. En ellos surge la duda de si el ajuste necesario tras haberse pegado una macro juerga crediticia y fiscal, ha producido una deflación que es buena, mala o de las peores al padecer más mala gestión socialdemócrata; luego está el caso italiano, cuya partitocracia, aumentada por el bocazas de Salvini, habría que echarle de comer aparte.

No contentos con décadas de despropósitos, tanto en la expansión como en el ajuste correspondiente, Sánchez y sus equivalentes europeos han venido con el "diesel hate" (odio al diésel) una de las causas del adelanto del enfriamiento o pre-recesión que vivimos, invento con el que han dañado la producción y empobrecido a los más pobres, que encima subsidian a los que tienen más recursos en sus compras de coches eléctricos.

4 - Europe and Bad Deflations

Dicho despropósito regulatorio lo explica de forma excelente Deutsche Welle, medio globalista, en un documental donde además se ve la verdadera cara a la Señora Merkel. Ha sido otro caso del síndrome de falso Prometeo, que tanto hemos criticado aquí, cuando vinieron con unos parámetros de la OMS, una de las colinas del Olimpo globalista, como si los científicos alemanes (o los españoles) no tuvieran criterio suficiente a quienes se les consultó y criticaron la burrada. ¿Alguna corrección? No, porque en una partitocracia estatalista no se atiende a los intereses de los ciudadanos.

El caballo de Keynes y los burros del BCE

Así que, con estos sociópatas, las medidas de Draghi, ya exhaustas, que expolian al ahorrista y que fomentan las burbujas, la ya mala fijación de tipos e incrementan la oferta agregada, solo empeoran la deflación futura y, ante eso, no hay nada que hacer, como comprobarán en las próximas elecciones.

Obviamente, no analizaremos ahora el legado de Draghi, pero su último anuncio solo tiene una virtud, que es que garantiza una cierta continuidad en el futuro, sobre todo si pensamos que puede que, como con el error estadounidense, igual nos cuelen un sucesor que ni siquiera es economista y que lo pondrá peor. Lo dicho, nos harán un "japonés", que el Establishment europeo no pierde una oportunidad para poner otro clavo al ataúd de las naciones de Europa.

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