“¿Tú crees que esto es un fallo inocente? ¿Qué nadie en la Comunidad, a la hora de buscarle un puesto a Toni (Cantó), anticipó la que se iba a liar dándole un momio de este porte? Esto no es más que la venganza de Sol contra Génova por el empeño, las prisas y las presiones por colocar al actor en el equipo de Isabel”.
Una fuente cercana al Ejecutivo madrileño explica así uno de los escándalos de la semana: la colocación al frente de la nueva Oficina del Español de Toni Cantó, con 75.000 euros al año, y para –en firme competencia con Varsovia o Atenas, debe ser- convertir Madrid en la “capital europea del español”.
El actor, flagelo de chiringuitos y colocados durante años, perseguidor de enchufes y despilfarros, se convertía de golpe en carne de memes y ejemplo de colocado. “El chiringuito soy yo”, intentó justificar horas después de que un político ‘de tacto y fino’ como el socialista Óscar Puente, alcalde de Valladolid y luminaria que se va a jugar al golf con su chófer en horas de trabajo o comparte imágenes de su coche con políticos de otras regiones sin mascarilla, le llamara “mierda” varias veces y le acusara de cobrar “75.000 euros por tocarse los huevos a dos manos…”.
Insisto, un tipo fino el tal Puente, que respiraba por la herida: Cantó había acusado a su hermana de acceder al Ministerio de Justicia por un “ser vos quien sois” obviando, el político-actor (en el fondo, todos lo son con mejor o peor suerte), que la hermana de Puente había logrado el número dos en las oposiciones…
Cantó y la lista del 4-M
Cuentan, los que no se creen que el chiringuito de Cantó haya sido un error de cálculo, que en Sol, y más concretamente en la jefatura del Gabinete de Isabel Díaz Ayuso, hay una larga lista de agravios por las “injerencias” de Génova que llegan incluso a la noche del 4-M. La decisión de colocar a Cantó en la candidatura de Ayuso para las elecciones provocó una nada disimulada lucha: Ayuso se negó a colocarlo de número dos ni de número tres y lo relegó al 5.
Además, previamente se había filtrado la visita de Cantó a Sol para negociar su incursión en las listas. Las prisas de Génova por oficializar el fichaje del actor –como un golpe de efecto en el plan de Pablo Casado y Teo García Egea de “refundar el centro derecha con la absorción de Ciudadanos” y de sus principales figuras- chocaban con los tiempos de Sol y la imagen de independencia de la lideresa madrileña.
Y, por si fuera poco, la justicia electoral tumbaba la inclusión de Cantó: se había empadronado fuera de plazo y no era legal su candidatura. “MAR montó en cólera y se cargó de (más) razones en su enfrentamiento con Génova”, insisten estas fuentes. Y quien conoce a MAR, sabe que no olvida (y, si no, que se lo pregunten al director general de Telemadrid, el siguiente objetivo en la lista negra del todopoderoso spin doctor de Ayuso).
A Cantó, fuera de las listas y sin el sueldo de la Asamblea, había que buscarle un hueco en el Gobierno. La orden de Génova era clara: por lo menos, hasta que se acerquen nuevas elecciones y se vea si se le coloca como cabeza de cartel en Valencia. Y la pugna continuó: Ayuso, en cuanto pudo, dejó claro que no sería consejero, que su elegida –desde antes del 4-M- era la también ‘naranja’ Marta Rivera de la Cruz.
Sol habría tenido fácil ‘contentar’ a Génova con una dirección general en cualquier departamento de la Consejería de Cultura relacionado con el Teatro. El nombramiento –como el de Coral Bistuer al frente de Deportes- habría pasado sin ruido. Pero pasar desapercibido no es el estilo de Sol.
Y lanzaron la bomba: Oficina del Español creada ‘ad hoc’ para colocar a Toni Cantó. Un auténtico chiringuito, a 75.000 euros, para el azote de los enchufados. Un chiringuito que debe promocionar Madrid como polo de atracción basado en el español… sin más infraestructura supuestamente que el rostro –nunca mejor dicho- de Toni Cantó.
Ayuso justificó su nombramiento en que era una idea que ya venía anunciando desde 2019; que habían recortado más de dos millones en gastos de estructura en el nuevo Gobierno -desaparecía la Oficina de Bienestar Animal, como exigía Vox; incluso, utilizó el “y tú más” con el dispendio de los 23 ministerios del Gobierno de Sánchez…
“No hay defensa posible para este nombramiento” –insiste un político popular madrileño- “pero me niego a creer que no supieran la que se iba a liar y cómo Cantó iba a quedar retratado. Es un chiringuito envenenado”. El chiringuito de Cantó. Los caminos de Ayuso y MAR son inescrutables...