Opinión

La joya de la Corona

El debate ha de ser de calado. Debemos preguntarnos si los políticos están preparados para abrir el melón de la reforma constitucional

  • El rey Juan Carlos se vio con Corinna tras enviarle esta una carta a Felipe VI hablándole de las cuentas en Suiza

Corinna es en estos momentos la joya envenenada de la Corona, de la Casa Real, de Felipe VI y de la reina Letizia. Una mina para los periodistas, un tormento para la familia real. No se habla de Sofía, nada, silencio absoluto. La reina está desaparecida viendo cómo lo que todos los españoles sabían que eran los líos de faldas de su marido se han convertido en un escándalo de actuaciones presuntamente delictivas del rey Juan Carlos I.

Al parecer era un secreto a voces, un rey que campaba a sus anchas sin que nada ni nadie le parara con cantidades ingentes de dinero. Con maletines que llegaban impunemente a Torrejón de Ardoz, sin control. Todo, evidentemente, todo se va a tener que probar delante de los tribunales que están investigando estas actuaciones pero decepciona saber que ha sido la prensa internacional la que se ha puesto en pie de guerra contra Juan Carlos I. En España, los periodistas hemos ido detrás.

Hoy sabemos, gracias también a Corinna, que en la Zarzuela el rey emérito supuestamente tenía una máquina para contar dinero. Me pregunto si la vería su hijo, su mujer, el servicio de la Casa. Y me pregunto cuántos, por miedo o porque hacen lo mismo, callan en este país. Desde periodistas a políticos, a empresarios, a cualquiera que haya visto movimientos irregulares del rey. Está claro que no hay peor censura que la que uno se impone por miedo, siempre por miedo a ser señalado, a ser relegado, a perder el trabajo, a ser arrojado del sistema. Falta valentía, de la de verdad, de la del periodismo vigilante, la del periodismo crítico, la del periodismo libre y de servicio al ciudadano. Todos debemos exigir aunque sea solo una cosa a cualquier institución del Estado: Transparencia.

El debate debe ser de calado, debemos plantearnos si los políticos actuales están preparados para abrir el melón de la reforma constitucional y hacer un cambio en el tema de la inviolabilidad del rey

Para Unidas Podemos, para ERC o los independentistas en general, el debate es si monarquía o república, planteando un debate interesado de si la monarquía es útil o inútil. Pero el debate no es si la monarquía es útil o inútil, que también. El debate en estos momentos debería ser si la monarquía es transparente o no lo es, o qué va a hacer la clase política y la Zarzuela para enmendar los errores y ser una institución transparente. El debate debe ser de calado, debemos plantearnos si los políticos actuales están preparados para abrir el melón de la reforma constitucional y hacer un cambio en el tema de la inviolabilidad del rey. No puede existir ni inviolabilidad ni impunidad. Pero no es un debate menor, modificar la Carta Magna por la que nos regulamos desde hace 40 años requiere de una altura de miras y de una unidad entre PP y PSOE que resulta inexistente.  

Un gesto casi inútil

Felipe VI no tiene un legado familiar fácil de gestionar. El 15 de marzo, coincidiendo con el estado de alarma por el coronavirus, llevó a cabo un gesto intentado dar ejemplo, intentando distanciarse de su padre. Sólo es un gesto de cara a la galería que no tiene nada que ver con la realidad como es renunciar a la herencia de su padre. Pero algo es algo. Tal y como están las cosas, hace falta más. El monarca tiene a su lado a una experta en comunicación que le va a hacer mucha falta para intentar salvar todos los obstáculos que desde que se coronó está teniendo. Comunicar bien es una de las claves de cualquier éxito y ese terreno lo domina la reina Letizia. Ahora, Felipe VI no sólo debe representar a la Corona, debe salvarla.

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