Opinión

Sobre la nocturnidad de la CNMV para salvar a Sánchez y al presidente de Prisa

La tropa de aduladores mediáticos del PSOE seguramente no tenga tanto interés en este gravísimo episodio como en la renovación del Tribunal Constitucional. Aquí la política cohabita con otros intereses, que a estos líderes de opinión les vienen grandes

  • El presidente de PRISA, Joseph Oughourlian. -

Esperó la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a la víspera de Nochebuena para airear su decisión sobre el asalto al Consejo de Administración de Indra. El dictamen viene a decir que el método por el que Moncloa tomó el control del órgano de gobierno esta sociedad cotizada fue lamentable, pero que, pese a todo, lo mejor es hacer la vista gorda. ¿Para qué sancionar a los autores?

Los hechos tuvieron lugar el pasado verano tras el acuerdo que alcanzaron antes de la Junta Ordinaria tres de sus accionistas: la Sociedad de Participaciones Industriales (el Gobierno), la empresa vasca SAPA Placencia y Amber Capital. Entre los tres maniobraron para expulsar del Consejo de Administración de Indra a cuatro vocales que habían expresado sus dudas sobre el rumbo de la compañía y sobre los planes de Moncloa para conceder poder ejecutivo a Marc Murtra, el hombre de la órbita del PSC al que eligió Moncloa para sustituir a Fernando Abril-Martorell como presidente del grupo en mayo de 2021.

El triunvirato de socios cesó a los consejeros con el sigilo con el que se consuman las mejores conspiraciones y con el que se asestan las más certeras puñaladas por la espalda.

La tropa de aduladores mediáticos del PSOE seguramente no tenga tanto interés en este gravísimo episodio -el de la CNMV del viernes- como en la renovación del Tribunal Constitucional. Aquí la política cohabita con otros intereses, que a estos líderes de opinión les vienen grandes, no les interesan o no les dan audiencia o publicidad. Vaya usted a saber.

Pero resulta significativa la agostidad con la que ha actuado en este caso el supervisor de los mercados, la cual retrata a su presidente y le aleja de la ideal independencia que debería demostrar en el cargo. Desde luego, no ayuda, en este sentido, que el Consejo de Ministros nombrara hace unos meses como consejero de la CNMV a Mariano Bacigalupo, quien ejerció en la CNMC (con competencias sobre la factura de la luz) mientras su mujer, Teresa Ribera, era ministra de Transición Ecológica; y quien ahora supervisa algunas de las empresas cotizadas sobre las que su pareja toma decisiones.

A la vista de estos hechos, solo queda confiar en que entre los dos lados del dormitorio haya un abismo insalvable que impida hablar sobre cuestiones laborales. De lo contrario, podría pensarse que esta situación es inquietante. ¿Y acaso no lo es?

El golpe a Indra

El propio Buenaventura es consciente de que, cualquiera que ate cabos, extraerá una conclusión que causa sonrojo. Quizás por eso ha comunicado este miércoles a Celso Delgado, el presidente de la Comisión de Economía del Congreso, su intención de comparecer en esta institución cuando sea menester para explicar la decisión que su organismo ha tomado por unanimidad.

Pese a esta maniobra, la resolución de la CNMV -por su forma y por el momento en el que se ha emitido- le delata. Cabría preguntarse si aquel anuncio veraniego, hecho por él mismo, en el que avanzaba su intención de investigar el asalto al Consejo de Indra, no era una forma de calmar las aguas, que en aquel momento se habían revuelto. ¿A quién benefició aquello? Pues eso.

Lo más llamativo es que el organismo reconoce que los tres accionistas de Indra en cuestión se coordinaron para expulsar a los consejeros Alberto Terol, Enrique de Leyva, Carmen Aquerreta y Ana de Pro. También sospecha que el presidente de Indra, Marc Murtra, es una especie de representante del Gobierno en la compañía. Lo cual es cierto, dado que le nombró la muy politizada SEPI. Aun así, causa cierto rubor el que el supervisor del mercado se refiera a él de este modo.

Pese a que la destitución de los vocales se realizó con cierta nocturnidad, que reconoce el organismo (“se hizo de una forma totalmente alejada de los estándares que se esperan de una sociedad cotizada”), la CNMV ha evitado sancionar a los socios de Indra y obligarlos a lanzar una OPA, que sería lo suyo si se hubiera demostrado que su acción para tomar el control del Consejo fue concertada. Faltan evidencias, explica el regulador. Parece ser que existe una diferencia fundamental entre 'coordinarse' y 'concertar'.

El estado de las cosas

Las campanas de las parroquias repican con fuerza en esta Nochebuena y parecen anunciar, además del Nacimiento, una nueva tropelía institucional. O la enésima merma del Estado de derecho. Desde los campanarios siempre se han anunciado incendios y desgracias; y ahora que los habitantes del pueblo saben que algunos ataques a los inversores quedan impunes, seguramente habrá quien haya deducido que el de Indra podría estar sucedido por algunos otros. ¿Por qué no?

La SEPI funciona así y cualquiera que se cruce en su camino podría terminar de la misma forma que los consejeros críticos de Indra. Su cúpula está totalmente controlada por el Ejecutivo y no parece que allí existan dudas frecuentes acerca de la conveniencia de cumplir determinadas órdenes. Hace un par de meses, la Sociedad convocó una reunión del Consejo por la vía rápida por la cual solicitó una modificación de los estatutos sociales de RTVE para poder encumbrar a Elena Sánchez como presidenta ejecutiva. El Consejo de Ministros hizo su parte y cambió el texto de la noche a la mañana. Como siempre, la decisión se anunció a través de El País. Suavizada, claro.

Micrófonos como el de Àngels Barceló no fueron testigos de críticas ni lamentos al respecto porque la decisión estaba promovida por el Gobierno. Tampoco hay quejas ahora con el escándalo de Indra. Al revés, los titulares indican que pese al malestar que aquello generó (los propios consejeros cesados anunciaron medidas legales), la CNMV no ve ninguna irregularidad. Habrá quien piense, incluso, que fue una campaña mediática orquestada simplemente para fastidiar a Pedro Sánchez.

Pieza a pieza, se desmorona el Estado de derecho y las principales bocinas del país solo suenan cuando un obstáculo impide al Ejecutivo arrancar el adoquín que se le antoja en un momento determinado. Los hechos indican que la aparición repentina de Joseph Oughourlian en Indra (tras haber sufrido la multimillonaria devaluación de su participación en Prisa) y su pronunciamiento en la Junta de Accionistas en la que se cesó a los Consejeros (mediante un punto al margen del orden del día) huelen muy mal, pero se ve que el aroma del asado, el besugo y el resto de las viandas de Nochebuena han impedido que la peste llegue a quienes a principios de la semana clamaban por el asunto del Tribunal Constitucional.

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