Opinión

La demolición de Milei acaba de empezar

"Milei no nos aguanta ni tres meses". "Se llenarán las calles de sangre, tendrá que irse en helicóptero (como De la Rúa)". "El pueblo no lo traga, No resistirá". "Milei, basura, sos la dictadura". Voceros peronistas ha

  • El ganador de las elecciones en Argentina, Javier Milei -

"Milei no nos aguanta ni tres meses". "Se llenarán las calles de sangre, tendrá que irse en helicóptero (como De la Rúa)". "El pueblo no lo traga, No resistirá". "Milei, basura, sos la dictadura". Voceros peronistas han venido salpicando de amenazas violentas, avisos tenebrosos, advertencias apocalípticas la posible victoria del candidato de La Libertad Avanza (LLA), un episodio que parecía impensable pero que, finalmente, se hizo realidad. Tan sólo un presidente no peronista, Mauricio Macri, logró completar su mandato en las ocho décadas desde el advenimiento de Perón. Uno tras otro iban cayendo sin culminar su cometido, sin poder coronar el deseo de las urnas.

El sindicalismo, esa mafia que controla los resortes de la nación, el brazo armado del justicialismo, el verdadero dueño de los centro de trabajo, de las calles, de los puntos vitales del país, va a ponerse en marcha desde hoy mismo para expulsar a Javier Milei de la Casa Rosada. Violentos, criminales, salvajes, los dirigentes gremialistas temen perder su rol privilegiado, sus enormes recursos, sus ingresos estrafalarios, sus negocios ilegales... todo lo dominan, todo pasa por ellos. Es una casta delincuente y hereditaria, los cargos pasan de padres a hijos como en una dinastía del saqueo y el horror.

Macri, referente del ala conservadora del tablero, veía clara una nueva victoria del kirchnerismo y, en consecuencia, se bajó de su ego y lanzó una propuesta de acuerdo con el candidato libertario".

El triunfo de Milei es el de la sensatez de la derecha. Tras recibir un revés inesperado en la primera vuelta, la oposición argentina modificó radicalmente su estrategia de cara a lo que allí denominan ballotage, así en francés, siempre tan europeos. Macri, referente del ala conservadora del tablero, veía clara una nueva victoria del kirchnerismo y, en consecuencia, se bajó de su ego y lanzó, junto a la tercera candidata en discordia, la muy moderada y combativa Patricia Bullrich, una propuesta de acuerdo con el candidato libertario, un personaje atípico, que se reclama liberal pero de quien se conocen algunos planteamientos políticos tan singulares como quizás impracticables. La dolarización de la economía es su apuesta más relevante, amen de cortarle las pezuñas al Estado con 'la motosierra fantástica' para rebanar el gasto público.

Realismo mágico en la Patagonia

"El pacto de Acasusso" ha sido la clave de estas elecciones, algo similar a que España se unieran PP y Vox en una segunda vuelta electoral. Once puntos de ventaja en un resultado histórico, casi increíble y hasta difícilmente asimilable, un toque de realismo mágico en la Patagonia. Un escenario casi inimaginable incluso por la propia gente de Milei, que en la recta final de la campaña se temían lo pero, dadas las trampas y artimañas con las que se manejan los kirchneristas en las urnas.

Ochenta años lleva el peronismo manejando los hilos de un país que fue potencia económica mundial y que ahora sobrevive entre la miseria y el analfabetismo, auténtica piltrafa económica y social".

Todo va a resultar muy complicado para el nuevo presidente, quien hace apenas cuatro años era un economista con cierta imagen popular como ruidoso tertuliano de televisión. Cuenta con un partido inexperto, sin apenas estructura federal, con tan sólo 39 diputados de los 257 que componen la Cámara Baja, sin rastro de pulso en los gobiernos provinciales, liderados por caciques poderosos y no siempre honrados, con relativa influencia en el mundo empresarial, con la enemiga de sus vecinos chavistas, Lula, Petro, Boric y demás banda de Puebla y asociados -entre ellos Sánchez-Zapatero más la ristra yolandista y podemita- y, por supuesto, con todo el andamiaje del sindicalismo golpista dispuesto a derribarlo.

Ochenta años lleva el peronismo manejando los hilos de un país que fue potencia económica mundial y que ahora sobrevive entre la miseria y el analfabetismo, auténtica piltrafa económica y social, con una inflación del 140 por ciento y más de la mitad de la nación malviviendo en el inframundo de la amargura y la desesperación. Los argentinos han dicho adiós a todo aquello, han apostado por un cambio drástico, un manotazo decidido para escapar del círculo infernal de populismo chavista y desalmado. Será difícil, pero, al cabo, ¡es la libertad, carajo!

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