En este país, las puertas giratorias necesitan de una turbina para moverse al ritmo que se requiere. El Grupo Mediapro anunció el pasado miércoles que Miguel Cardenal servirá a partir de ahora en sus filas. Sostuvo que el fichaje está motivado en su “experiencia” y “conocimiento”; lo que equivale a decir eso de "cariño, esto no es lo que parece". El exsecretario de Estado para el Deporte cumplirá el próximo noviembre el tiempo que la ley exige permanecer en el congelador a quienes han ostentado un alto cargo, que es de dos años. Entonces, comenzará a trabajar para esta empresa, sin que ningún molesto motivo ético se lo impida. Tampoco a su contratante. De tanto mentar a Madrid, parece que en algunos lugares de Barcelona se les han pegado los dejes del capitalismo castizo, fíjese usted.
A Cardenal se le recordará por el Real Decreto que modificó por completo el sistema de venta de los derechos audiovisuales de la Liga de Fútbol Profesional. Hasta 2015, era cada equipo el que pactaba con las empresas quién retransmitía sus partidos. A partir de entonces, los encuentros de las ligas de primera y segunda división, y de la Copa del Rey, se subastan en varios lotes que consigue el mejor postor. En la práctica, este sistema ha permitido a los clubes incrementar sus ingresos, subir sueldos y pagar una buena parte de sus deudas con el fisco. También ha encarecido el producto audiovisual. Las telecos desembolsan más por poder ofertar el fútbol y usted, consumidor, por verlo en su casa. Imagine que dentro de este sistema hubiera un intermediario que participara en la subasta para posteriormente revender los derechos a terceros. Para una de esas empresas trabajará a partir de ahora Cardenal.
El principal defensor de este sistema de venta de derechos audiovisuales es Javier Tebas, el presidente de LaLiga, la patronal del fútbol profesional. El pasado mayo, renovó el contrato -aquí no hay subasta, sino que se adjudica a dedo- que mantiene con Mediapro para explotar los derechos internacionales de los campeonatos ligueros hasta 2024. Resumiendo: el político que impulsó el Real Decreto sobre el fútbol televisado trabajará a partir de ahora en esta compañía. Legalmente, nada se lo impide. Moralmente, no tiene excesivos reparos. Y tampoco parece que le haya importado mucho la opinión del anterior Gobierno, muy crítico con Roures por la relación que se le atribuyó con los independentistas en el momento más caliente del proceso soberanista.
La sagacidad de Roures
Quienes ven a Jaume Roures como una encarnación demoníaca suelen minusvalorar sus cualidades como empresario. Pero el barcelonés ha sido capaz de levantar un enorme imperio audiovisual que está presente en los cinco continentes y que se encuentra entre los más potentes de Europa. Dicho esto, el magnate troskista tiene algunos puntos oscuros en su currículum que el fichaje de Cardenal no le ayudará a blanquear.
Contaba Vicente Ferrer Molina en el libro Buenas noches y saludos cordiales, dedicado a José María García, que, a principios de la década del 2000, en Telefónica se pagaron auténticas barbaridades por el fútbol. Cita el caso del Mundial de Corea y Japón de 2002, por el que Vía Digital abonó 27.000 millones de pesetas. El consejero delegado de Telefónica Sport era entonces Juan Ruiz de Gauna, quien un año después de que se completara esa operación fichó por Mediapro. Si quieren ustedes saber quién ejerció de Celestina en el concurso público que se convocó en 2016 para elegir al director general de Telemadrid, mejor no pregunten, yo no lo voy a decir. Ahora bien, basta echar un vistazo a su parrilla de programación para ver que los productos de la empresa de Roures no han sido precisamente maltratados.
Se indigna estos días Luis Rubiales -presidente de la Real Federación Española de Fútbol- por el fichaje de Miguel Cadenal y trata de dar a través de Twitter lecciones de ejemplaridad, cuando desde su entorno hay personas -entonces, con despacho muy cerca de Cristina Cifuentes- que tienen mucho que callar sobre el tema Telemadrid. Por cierto, que una de las vicepresidencias del organismo que encabeza Rubiales la ocupa Ana Muñoz, quien ejerciera de número 2 de Cardenal en la Secretaría de Estado de Deporte. En este caso, no existe puerta giratoria entre lo público y lo privado, pero conviene reseñarlo para caer en la cuenta de que el círculo, en el fondo, es preocupantemente pequeño.
El magnate troskista tiene algunos puntos oscuros en su currículum que el fichaje de Cardenal no le ayudará a blanquear.
Llama la atención que en el currículum de Cardenal que remitió Mediapro a los periodistas el pasado miércoles se cite, entre sus méritos, el haber ejercido como presidente del Consejo Rector de la Agencia Española Antidopaje. Lo hace en el país del obsceno salto cualitativo entre Seúl y Barcelona; de las pócimas milagrosas de los galenos más oscuros, de la Operación Puerto y la destrucción de las pruebas del delito; y de los atletas que vuelven a competir tras ser pillados in fraganti, ante el aplauso de la prensa palmera. Más que un mérito, el puesto parece todo un 'marrón'. También lo es el haber pertenecido al 'ilustre' Instituto de Derecho Público de la Universidad Rey Juan Carlos, hoy clausurado después de que trascendieran los escándalos que le afectaban. El centro académico ha retirado de su página los nombres de quienes colaboraban en el citado Instituto, pero en este enlace se puede observar que Miguel Cardenal formaba parte de su Consejo Académico Asesor.
A partir de ahora, el expolítico pasará a engrosar la lista de políticos que, tras haber cobrado sus 76.500 euros anuales durante dos ejercicios, da el salto a la empresa privada. En este caso, pese a ser catedrático. Pasará a formar parte de una gran compañía cuyo dueño, Roures, tiene un concepto de la estética un tanto particular que le ha generado unos cuantos enemigos en política y en los medios de comunicación. Entre otros, con periodistas tan influyentes como Antonio García Ferreras, como es sabido.
El fútbol le ha hecho ganar muchos millones de euros, así como el músculo necesario para expandir su productora, algo que ha hecho muy bien. Ahora bien, también le ha obligado a librar cuentas batallas con tipos como Juan Luis Cebrián, Sandro Rosell o el propio Javier Tebas, con quien llegó a litigar. Quien les ha visto y quién les ve. Desde luego, no hay duda de que este deporte levanta pasiones.