El Roto en su viñeta del martes seis de octubre en El País dibujaba un spin doctor, vestido casual, que con teléfono móvil en su mano derecha aplicado al oído da a quien imaginamos a la escucha estás instrucciones terminantes: "Estamos cayendo en las encuestas, convoca un ruido de prensa". Ruido, sonido perturbador, ajeno a todo esclarecimiento, que conduce a la confusión y desplaza la posibilidad de reflexión a causa del aturdimiento. Del ruido seco, de las tracas, y del acompañado con destellos luminosos en estampida saben mucho los pirotécnicos que compiten en las fallas de Valencia y para la traducción de estos efectos al ámbito político nadie como los spin doctors que han desplazado a los consejeros áulicos de otros tiempos tan bien descritos por Maurice Joly en El arte de medrar, manual del trepador.
La música es armonía, el ruido es distorsión. Quienes convocan ruidos de prensa buscando detener la caída del voto favorable en las encuestas interrumpen el quehacer de nuestras circunvoluciones cerebrales. La Fundación Ramon Areces que dirige Raimundo Perez Hernández ha sabido captar el momento que vivimos al convocar al profesor Juan Garcia-Bellido del Instituto de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid para que diserte sobre 'Agujeros negros primordiales, materia oscura y ondas gravitacionales'. De su oportunidad puede dar idea que este martes se conociera la concesión del premio Nobel de Física a tres investigadores -Roger Penrose, Reinhard Genzel y Andrea Ghez- por sus investigaciones de los agujeros negros.
La conferencia será este jueves a las 19:00 horas, pero se considera muy improbable que los ministros de Pedro Sánchez o los consejeros de Isabel Díaz Ayuso acudan presencialmente o se conecten a distancia. Dejarán así de atender a realidades de máxima relevancia, habida cuenta de que el 85% de la materia del Universo es oscura y de ella solo percibimos su huella gravitacional, a partir de cuya detección se abre la puerta a explorar un nuevo componente oscuro del universo, los agujeros negros primordiales. ¿Tiene algún sentido, por ejemplo, que en el Congreso de los Diputados se acuerde constituir Comisiones de Investigación sobre materias tan oscuras como Villarejo sin atender a las ondas gravitacionales?
Pero si de la investigación básica pasáramos al I+D, los diputados podrían aplicar una admirable tecnología española desarrollada por el profesor Antonio Hernando, que ha conseguido, por ejemplo, tratando el casco de un barco con pinturas que integran micro fibras metálicas que devuelva desfasadas las ondas emitidas por el radar y pueda así maniobrar y aproximarse al objetivo sin ser detectado. El principio en que se basa es el de la absorción de las radiaciones electromagnéticas, el mismo del que se han valido Villarejo y su cuadrilla, así como el ministro Jorge Fernández Díaz y Marcelo, su ángel de la guarda, dulce compañía que no le desamparaba ni de noche ni de día, para hacerse invisibles y pasar inadvertidos.
En esta misma área acaba de ser premiada por la Real Sociedad Española de Física María José Martínez-Pérez, investigadora ARAID del Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragon (INMA) por sus importantes contribuciones en el campo del nanomagnetismo y en concreto por desarrollar una nueva generación de sensores magnéticos más sensibles y versátiles que le ha permitido abordar el estudio de nanomateriales de interés en el campo de la computación cuántica.
Sin un saber absoluto en ciencia política
Pero tengamos en cuenta, según escribe Pau Luque en Las cosas como son y otras fantasías, libro con el que acaba de ganar el premio Anagrama de ensayo, que mientras las ciencias naturales nos pueden dar una representación del mundo como es en sí mismo, sin que interfieran las afinidades, creencias u otros estados mentales de quienes hacen ciencia, no existe un saber absoluto en materia de ciencia política o de sociología política. Nuestro autor sostiene que mientras la existencia del objeto de estudio de las ciencias naturales no depende de las prácticas humanas; la del objeto de las ciencias sociales, si, y de hecho, y para ser más precisos, el objeto de estudio de las ciencias sociales son las prácticas mismas. Continuará.