"Carlos Torres es un auténtico kamikaze". Así definía ayer un asesor de banqueros al protagonista de la OPA hostil de BBVA sobre Sabadell. Nadie en el sector financiero esperaba ahora una nueva intentona de compra y menos por la vía hostil. La operación ha descolocado a analistas y competidores, que apostaban claramente por otra fusión, con mucho encaje estratégico y mimbres suficientes para materializarse este mismo año: la unión del Sabadell con Unicaja. La entrada en liza de BBVA, justo en este momento, esconde varios errores de cálculo, que podrían resumirse en tres.
Error de contenido
El primer resbalón de Torres es la valoración del Sabadell y el 'método' de pago elegido. BBVA ofrece un título propio por cada 4,83 del Sabadell. La prima que entrañaba el canje ascendía al 30%, tomando como referencia el día anterior a la comunicación inicial de la oferta (29 de abril). Esa prima ha ido estrechándose a medida que subían las acciones del Sabadell y caían las de BBVA.
Si el mercado no ha reaccionado con júbilo se debe, según los analistas, a la valoración realizada y, sobre todo, a la decisión de Torres de pagar la compra con acciones, no en 'cash'. La fortaleza de los últimos resultados del Sabadell, la superación de sus baches en Reino Unido y -sobre todo- la ausencia de efectivo, reducen considerablemente el atractivo para los accionistas de la entidad catalana.
La única baza inmediata que tiene hoy Torres es el 'marketing': convencer a los accionistas de Sabadell, a los pocos grandes y los muchos pequeños, de que su banco es demasiado pequeño. Y de que la acción tiene mucho más recorrido si la entidad se integra en un grupo de gran envergadura, para competir en un negocio global.
Error de forma
Ninguna OPA hostil ha llegado a buen puerto en el sector bancario español. Ese precedente debería haber disuadido a Torres de lanzarse a las bravas a la caza del Sabadell. El presidente del BBVA cometió un primer error al confiar en que Oliu aceptaría una segunda oferta similar a la primera, a la baja y en acciones; y que la ausencia de un núcleo duro en Sabadell jugaría a su favor, al dificultar la formación de un bloque defensivo de accionistas en torno a Oliu.
El segundo error de forma es más grave. En lugar de dar otra oportunidad a la negociación, ayudándose de una mejora de la oferta económica, Torres decidió este jueves seguir adelante con todo el arsenal. No habían pasado ni tres días de la respuesta negativa del Sabadell cuando BBVA comunicó a la CNMV su OPA hostil.
En el sector financiero, el paso se interpreta como "una huida hacia delante" de Torres. Ese movimiento trasluce, por un lado, la enorme presión a la que está sometido el banquero por sus accionistas, una vez que ha decidido lanar el órdago. Por otro, la precipitación de la OPA hostil refleja que BBVA puede necesitar al Sabadell más que el Sabadell al BBVA. El banco con sede social en Bilbao necesita diversificar riesgos, a consecuencia de las decisiones estratégicas adoptadas en los últimos años. Como la venta del negocio más 'estable' en Estados Unidos y la apuesta por mercados más complejos, como el turco o el mexicano.
Error de tiempo
Dentro de BBVA se atribuye a Sabadell la filtración de sus deseos de fusión. Precisamente, para reventar la operación. Fue una información publicada en la cadena británica Ski, el 30 de abril, la que obligó al banco a admitir que estaba trabajando en una nueva oferta por su rival. La filtración es un error garrafal en sí mismo, pero también lo es el cálculo temporal efectuado por los estrategas de BBVA. No valoraron suficientemente el riesgo que suponía acometer el 'asalto' en la antesala de las elecciones catalanas.
La noticia inicial generó gran malestar en La Moncloa, cuyos 'fontaneros' temían que Salvador Illa se desinflara en la recta final de la campaña. El Gobierno, sin embargo, decidió no agitar el asunto, a la espera de que Torres y Oliu se entendieran, o de que BBVA diera marcha atrás si no había acuerdo amistoso. Eso explica la moderación con la que se pronunció en un primer momento el ministro de Economía, Carlos Cuerpo; y el entusiasmo no disimulado del ministro de Presidencia y Justica, Felíx Bolaños, que llegó a calificar el movimiento de "buena noticia".
La decisión de Torres de presentar este jueves la OPA hostil obligó a Moncloa a abrir la caja de Pandora. El Ministerio de Economía sacó un duro comunicado una hora después de saltar la noticia en la CNMV. Y los ministros salieron en tromba con un mensaje bien coordinado: el plan de BBVA daña la competencia en España y perjudica a los usuarios de banca.
Al Gobierno no le quedaba otra: necesitaba anticiparse a lo que ocurrió en las horas siguientes. Los líderes independentistas -de Carles Puigdemont al 'president' Pere Aragonès- se revolvieron contra la operación, oliendo claramente la sangre. El 'asalto' al Sabadell podía dar votos en el tramo final de la campaña, con una consigna evidente: 'España también nos roba el Sabadell'.
Torres, sin embargo, aún tiene tiempo de enmendar los errores. El suflé irá bajando y el proceso de OPA será largo (más de seis meses). El futuro de la oferta dependerá de la capacidad de BBVA para introducir mejoras, que podrían tentar a los accionistas del Sabadell. Y también del resultado que salga de las urnas el próximo domingo en Cataluña, que podrían alejar al banco del foco político.
Lluisaltisent
No se puede hacer peor. Qué falta de profesionalidad, prudencia, discreción, táctica, preparación, programación; y que sobrado va Torres de prepotencia. No tiene la talla para la silla que ocupa.
Finsals
Jaja, Phil. La respuesta estándar del progre. Encontrar alguien a quien dar la culpa, en vez de asumir las propias responsabilidades. El alza de precios no se debe a los gasolineros, sino al conflicto de Ucrania. El gobierno tiene el poder y la responsabilidad de tomar medidas, como hace Hungría. Si el gobierno fuera de derechas, te desgañitarías pidiendo dimisiones. Como es de izquierdas, toda la culpa la tienen los otros.
ma
Torres tiene manías de grandeza. Es la explicación más plausible, viendo cómo se está desarrollando la operación y los beneficios derivados de la fusión. Otros dirían que es un pirado.