Opinión

Estrategia Joker

El 10 N nos ha dejado varias lecciones, la cuestión ahora consiste en saber si las hemos aprendido o nos apuntamos todos a la estrategia Joker

  • El diputado electo el prisión preventiva de ERC, Oriol Junqueras, junto al que será portavoz del grupo parlamentario de ERC, Gabriel Rufián

Tras las negociaciones exprés, España se halla en punto muerto, tan solo dos días después de las elecciones, Sánchez e Iglesias rubricaban un pacto que se resistía desde el 2015 y que ponía rumbo al primer gobierno de coalición en España. Pero la realidad electoral no ha permitido que este acuerdo salga sin máculas ni dificultades. La mayoría de los 155 diputados necesita 20 más en la primera ronda o más síes que noes en la segunda y eso solo es posible si algún partido de derechas se abstiene o si lo hace algún partido independentista, véase ERC.

Descartada, en un primer momento, la abstención de la derecha, la única opción viable de desbloqueo pasa por ERC que se enfrenta a una decisión estratégica: o permite un gobierno de Sánchez e Iglesias o vota con la bancada de la derecha: la liberal, la de toda la vida y la ultra. Los republicanos son conscientes de que los 150 mil votos perdidos en la repetición electoral son a costa de la política de “abstención” sin contrapartidas a Sánchez que mantuvieron desde abril hasta septiembre. El viraje discursivo de Rufián le ha valido el sobrenombre de butifler entre los radicales independentistas y con las elecciones catalanas a punto de convocarse, temen volver a la segunda fuerza independentista, tras JxC.

El PSOE podría presentar el acuerdo con Unidas Podemos como un fracaso sin salidas y reorientarse abiertamente hacia la derecha para evitar las terceras elecciones

El pasado viernes, Rufián convocaba el espíritu de la unidad independentista, llamando a negociar una posición común a JxC y la CUP. Este movimiento desvela la indefinición de un partido que pretende continuar fingiendo una unidad que no existe, para intentar que el independentismo pacte una posición común frente al pacto del PSOE y UP. El coste de la abstención repartido alícuotamente entre ERC y JxC, una vez se descuelguen los de la CUP que vienen a Madrid a provocar cuanto más caos mejor, en lo que podríamos llamar la estrategia Joker.

Si finalmente JxC decide sumarse a la estrategia de la CUP, ERC volverá a enfrentarse a la disyuntiva que ya tuvo cuando presentó la primera enmienda a los presupuestos de Sánchez, cuando votó en contra de Miquel Iceta como senador, o la que dinamitó que Puigdemont convocara elecciones. En todos estos casos eligió la estrategia Joker, veremos ahora.

Si finalmente, la abstención del independentismo no se fragua, no sería descartable la opción “derechas”. El PSOE podría presentar el acuerdo con Unidas Podemos como un fracaso sin salidas y reconducir el relato para evitar las terceras elecciones. No deja de ser curioso que Pablo Casado no haya realizado grandes declaraciones contra el pacto de las izquierdas. Su silencio guarda un as en la manga para evitar a toda costa las terceras elecciones. Con un Vox en tercera posición, los populares no pueden arriesgar a ser sorpassados por los de Abascal, porque una cosa es pactar con ellos y otra muy distinta es dejarles ser la alternativa de derechas en España.

¿Abascal vicepresidente?

Por lo tanto, los escenarios están muy abiertos y todos pasan por un gobierno socialista. La dinámica política ha negado a la derecha cualquier posibilidad de pacto y suma para asumir la sesión de investidura. Es este un hecho que evita la disyuntiva de Casado de hacer un gobierno con la extrema derecha o desdeñarlo, un escenario que de haberse producido hubiera tenido un debate interno no menor. Una cosa es dejarse apoyar y otra muy distinta hacer de Abascal el vicepresidente del Gobierno.

Este es el riesgo que los populares no pueden asumir, así que si después de todo, los independentistas deciden dinamitar las opciones de Sánchez con Iglesias, los populares deberán someterse a una dura decisión: permitir que gobierne el PSOE o arriesgarse a abrir las urnas de nuevo. El 10 N nos ha dejado varias lecciones, la cuestión es si las hemos aprendido o nos apuntamos todos a la estrategia Joker.

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