Política, empresa y ambición personal. El triunvirato se concentra alrededor de Abertis. El acelerante de un circuito de piezas de dominó empresarial que desemboca en la expansión de Gas Natural. Y, desde ahí, a un nuevo equilibrio de poderes en el mundo energético español. Sorprendentemente, Abertis puede convertirse en la mecha de ese cambio del mix energético que pretende el ministro de Energía, Álvaro Nadal. Una firma de autopistas y satélites, sin parques eólicos o centrales nucleares entre sus activos. Una firma convertida en estratégica por el Gobierno ante la amenaza italiana de repetir un nuevo episodio como el de Endesa. La sede en España, pura fachada ante la pérdida del alma. El centro de mandos quedaría instalado en Italia. Demasiada afrenta para que aquellos que criticaron al Gobierno de Zapatero la venta de la eléctrica a Enel calquen ahora modelo con Atlantia.
Los planes A, B y no descartemos incluso un C o D, con la vuelta al baile de Aena a la contraopa por Abertis, ya se han puesto en marcha. Y todo el que parece dispuesto a devolverle un favor al Gobierno –véase Florentino Pérez por el Castor- o su versión contraria, que el Gobierno se lo deba a futuro –véase Florentino Pérez con el nuevo plan de infraestructuras anunciado recientemente-, ha contestado con un “contad conmigo” a la llamada de Moncloa. Antes de llegar a esa Ítaca que es Gas Natural, como desenlace del caso Abertis, la contraopa puede incluso provocar movimientos internos en Aena. El Gobierno, como sucede con Hispasat, considera estratégico el control del actual modelo aeroportuario español. De ahí, que su consejo haya desestimado soportar en solitario la compra de Abertis, movimiento que le obligaría a una ampliación de capital y, por tanto, la dilución de la mayoría por parte del Estado. El Gobierno sí estaría dispuesto a ceder parte del control a un accionista de referencia español, un compañero de viaje de larga estancia y que mantenga el ADN patrio ante un posible ataque de un extranjero. Recuperar a los March o Rafael del Pino, a través de Ferrovial, vuelve a ser la aspiración. Una entrada incluso a costa de la salida del ‘hedge fund’ británico TCI.
En este entramado de decisiones e intrigas en los despachos se debate quién se quedará con Abertis. Unos movimientos que, según diversos analistas, elevarán el precio de la oferta inicial de Atlantia. Esos 16,5 euros por acción. Una valoración que siempre pareció baja a La Caixa. El precio trasladado por el Fundación Bancaria presidido por Isidro Fainé, primer accionista de Abertis con un 22,73%, se eleva hasta los 17,5 euros por título. Con la oferta inicial italiana, Criteria, el hólding empresarial de la Caixa, obtendría algo más de 3.800 millones por Abertis. Poco parné para la estrategia que tiene Fainé en mente. Su ambición al frente de Gas Natural. La Caixa no buscó la OPA con Atlantia, ni tampoco se la esperaba. Su respuesta siempre ha sido fría ante el intercambio de acciones (16% de la entidad fusionada) y los tres sillones del consejo propuestos desde Italia. Los planes de Fainé hacia Abertis caminan por otros derroteros. La idea es hacer caja, vender la participación de la concesionaria ante los mensajes tanto de Fomento como de la Generalitat de no prolongar las concesiones de las autopistas de Abertis.
"Abertis tiene actualmente cuatro de las cinco vías cuyo plazo de concesión vence en los próximos años"
Abertis tiene actualmente cuatro de las cinco vías cuyo plazo de concesión vence en los próximos años. Se trata del tramo de la AP-7 Tarragona-Alicante, que vence en 2019, y el que enlaza Barcelona con La Jonquera y Tarragona, que culmina en 2021. Asimismo, el plazo de concesión de la AP-4 Sevilla-Cádiz también termina en 2019 y el de la AP-2 Zaragoza-Mediterráneo, en 2021. La AP-7, AP-4 y AP-2 son fundamentales en la valoración de Abertis. El ebitda de Acesa (479 kilómetros de la AP-7 en Cataluña y distintos tramos de la AP-2) al cierre de 2016 fue de 411 millones y el de Aumar (tramo valenciano de la AP-7 y la AP-4 entre Cádiz y Sevilla) alcanzó 243 millones, de un ebitda total de 1.079 millones obtenido por Abertis en el mercado local. La pérdida de estas concesiones reducirá sensiblemente los dividendos (en el entorno de los 80-90 millones de euros) que percibe La Caixa anualmente por su participación en Abertis. Una inversión suficientemente rentabilizada durante estas últimas décadas. “La valoración de la participación de Abertis provocará unas importantes plusvalías al hólding de La Caixa cuando decida su venta”, explican fuentes financieras. Fainé pretende destinar todo estas plusvalías en el crecimiento de Gas Natural.
Desde su llegada a la energética, el factótum catalán ambiciona que Gas Natural tenga mayor peso. La salida de Abertis le proporciona ese recámara financiera para poner en marcha sus planes de crecimiento. Todas las vías están abiertas. Fainé no ha cerrado, ni mucho menos, su anhelo de una fusión con Endesa. Los italianos de Enel, dueños de Endesa, no descartan estudiar ofertas si el precio es satisfactorio. Otro ingrediente. Isidro Fainé ganaría peso en el sector, sin duda Gas Natural se convertiría en el campeón nacional de la energía en toda regla, y, de paso, se limarían las asperezas por la falta de apoyo de Nadal, todo lo contrario que el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, en la crisis colombiana de Electricaribe. El movimiento, además de la complicación de la financiación, contaría además con la dificultad de aprobar el examen no sólo ante la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC), sino también ante la Comisaría de Competencia en Bruselas.
La operación cuadra con la estrategia del fondo GIP, nuevo accionista de Gas Natural, un socio con vocación de permanencia. Incluso, es de su agrado. Como también cuadran el resto de planteamientos que se están negociando y estudiando. No sólo la posible fusión con los portugueses de EDP, el movimiento más complementario en respuesta a la pretensión de la mayor expansión internacional de Gas Natural. Fainé no se cierra a la vuelta al acuerdo con el grupo francés Suez, ahora renombrado como Engie. Desde la pasada legislatura, el grupo francés viene reiterando su interés por volver a invertir en España los negocios de renovables y servicios energéticos. Así se lo llegó a transmitir su presidente Gérard Mestrallet al entonces, ministro de Industria, José Manuel Soria. “Desde GDF Suez se sigue percibiendo a Gas Natural como amiga”, aseguran desde Francia, donde confirman algún contacto con Fainé. Mientras tanto, Repsol, el tercer socio en Gas Natural, se mantiene la expectativa. La estrategia de Brufau e Imaz es clara: mantendrán su participación mientras sigan generando valor y no aparezca una oportunidad de negocio, otro Talisman II, para la que necesiten liquidez, obligándoles a desprenderse de todo o parte de su cartera en Gas Natural.
En el contexto de estos movimientos se producirá la salida de Rafael Villaseca como consejero delegado de Gas Natural. “Entre finales de este año y primer trimestre de 2018”, aseguran un par de fuentes. Antes quedará resuelto el enigma de Abertis. La primera ficha de un dominó político y empresarial, monitorizado por Fainé.