"España, a la cola de Europa en dominio del inglés". Así titulaba hace unos días un popular diario. Se refería al ranking por competencias de 116 países realizado por EF (Education First), empresa privada de enseñanza que cuenta con más de 430 escuelas en 50 países. No falsea la realidad, pero esquiva las razones. Parece como si fuéramos los más torpes de Europa en aprendizaje de lenguas, y no es así.
Tengo ante mí el listado, Global Ranking of Countries 2024, ordenado y clasificado en tres grupos, el de países de muy alta o alta competencia anglófona (1 al 31), los de competencia moderada (32 al 61), y los de competencia baja o muy baja (62 al 116). España ocupa el puesto 36, nivel intermedio, y, en efecto, la mayoría de los países europeos están por delante, pero es altamente significativo que estén por detrás Rusia (44), Italia (46) y Francia (49). ¿Son más listos los centroeuropeos y los países nórdicos y más vagos o más torpes que nosotros los rusos, los italianos o los franceses? La respuesta es no. ¿Qué pasa entonces?
El inglés es una lengua añadida a la propia cuando la propia se muestra insuficiente para cubrir las necesidades de comunicación. La tabla clasificatoria lo muestra de manera inequívoca
La explicación la encontramos si nos olvidamos de los países y hablamos de lenguas. Ninguna nación europea, salvo el Reino Unido e Irlanda, tiene como lengua nativa al inglés, luego el resto son estudiantes que, o bien lo han aprendido en la experiencia cotidiana de su uso, o bien en el estudio académico. En cualquier caso, el inglés es una lengua añadida a la propia cuando la propia se muestra insuficiente para cubrir las necesidades de comunicación. La tabla clasificatoria lo muestra de manera inequívoca.
En los primeros puestos, Países Bajos, el primero, con una puntuación de 636 sobre 800, seguido de Noruega (2), Suecia (4), Dinamarca (7) y Finlandia (14), estados cuyas lenguas, holandés, noruego, sueco, danés y finés, han necesitado servirse ampliamente del inglés como lengua de apoyo a tan alto grado que estamos ante hablantes ambilingües, es decir, que utilizan ambas lenguas con parecida destreza en la cotidianeidad. Sorprende el tercer lugar del mundo para Singapur, ciudad estado donde conviven hablantes de chino, malayo y tamil, y han encontrado como mejor solución entenderse en ingles. Por eso las cuatro lenguas son oficiales, pero la más útil resulta ser la de origen no asiático, y nadie se molesta por ello. Allí encontramos hablantes ambilingües de ingles y alguna de las otras tres lenguas, pero no abundan los de chino y malayo, ni tamil y chino ni tampoco malayo y tamil.
Muy cerca de los primeros puestos aparecen lenguas germánicas como el alemán de Austria (9) y Alemania (10) que han hecho del inglés un importante complemento. Le siguen lenguas centroeuropeas cuyos hablantes no son realmente ambilingües sí bien cuentan con un fuerte apoyo anglófono, especialmente en el desarrollo cultural: Croacia (5), Rumanía (12), Bélgica (13, más por el flamenco que por el francés), Polonia (15), Hungría (17) Eslovaquia (18), Serbia (24), República Checa (25), a los que añadimos países cuyas lenguas se apoyaban en el ruso, pero dejaron de hacerlo en la desintegración de las Unión Soviética y hoy se sostienen en el inglés: Bulgaria (16), Estonia (20) y Lituania (23).
Competencia moderada
Y llegamos a nuestro grupo. Ahí están los hablantes de español, ruso y francés que son, de por sí, lenguas de apoyo, lenguas complemento de otras, lenguas que conviven hermanadas en ayuda de otras y no necesitadas por otras. El español para las lenguas precolombinas de Honduras, Uruguay, Costa Rica, Paraguay, Bolivia, Chile, Cuba, Perú, El Salvador, Venezuela, Nicaragua, Guatemala, Nicaragua y República Dominicana. De la misma manera el ruso es lengua de apoyo para Georgia, Bielorrusia, Armenia, Moldavia y Ucrania, también en este grupo de nivel intermedio. Y el francés en países de lenguas del grupo de nivel anglófono bajo o muy bajo, como Túnez, Líbano, Marruecos, Argelia, Madagascar, Haití, Senegal y Costa de Marfil.
El apoyo a esta teoría que defiende que se aprenden las lenguas que se necesitan lo encontramos en Italia (46) donde el italiano es igualmente una lengua de apoyo para el véneto, el siciliano, el calabrés... Y, además, sus hablantes se autosatisfacen con una de las lenguas de mayor nivel cultural del mundo gracias al Renacimiento. Por eso tienen un nivel de inglés más bajo, incluso, que el de España y son eminentemente monolingües.
Los resultados de Education First realizados con entrevistas a 2,2 millones de personas no nativas de inglés, son los correctos. Los españoles estamos en el lugar que nos corresponde
El caso de Portugal (6), que aparece en el grupo de nivel alto, es realmente excepcional. El portugués está hermanado al servicio de las lenguas de Brasil, Cabo Verde, Angola y Mozambique y, a pesar de todo, está en el nivel de muy alta competencia porque en el hemisferio norte solo cuenta con diez millones de hablantes, si bien es lengua con abundantes locutores en el sur.
La gente está equivocada. España no necesita progresar en inglés. Los resultados de Education First realizados con entrevistas a 2,2 millones de personas no nativas de inglés, son los correctos. Los españoles estamos en el lugar que nos corresponde. Por eso discrepo con el titular de otro periódico que rezaba así: "España sigue suspensa en dominio del inglés". No, claro que no, grave error. Nuestra lengua es tan importante, completa tanto nuestras necesidades de comunicación que no necesitamos otra. Yo lo cambiaría por: "España, que tiene una lengua que sirve de apoyo a otras muchas en el mundo, tiene un buen nivel de inglés". Le sugiero a la empresa Education First que lleve a cabo parecida encuesta con los niveles en español en los mismos 116 países, que no son nada despreciables, o de francés, o con el ruso, que son, junto con el inglés las cuatro grandes lenguas de hablantes monolingües junto al inglés, y tal vez el chino, pero lo de oriente es otra historia.
No es presentable lo que ha declarado el director general de Education First cuando afirma que "no puede ser que en España estemos ocupando la posición 26 de Europa en cuanto al nivel de inglés", salvo que lo diga para incrementar el número de estudiantes de su empresa y aumentar los beneficios.
Tenemos la obligación de entender la importancia histórica, cultural e internacional de nuestra lengua, y el servicio que presta los hablantes de otras lenguas de España, de América y del mundo.