Incluso en un año tan duro como el actual siempre hay alguien que tiene victorias profesionales, éxitos que probablemente sin pandemia y recesión no hubieran tenido. Se me ocurre por ejemplo el caso de José Ignacio Goirigolzarri, economista que empezó su carrera en la banca en 1977 en el Banco de Bilbao y que presidirá la entidad resultante de la fusión Bankia/Caixabank. Su carrera es larga y repleta de fusiones: ya en 1988 vivió la unión de su banco con el de Vizcaya creando el Banco Bilbao Vizcaya o BBV. Es en esta nueva entidad en la que consigue puestos cada vez más importantes llegando en 1992 a ser el director general y en 1994 a miembro del Comité de Dirección de la entidad, con responsabilidades en Banca Comercial en España y en las operaciones en América Latina. Cuando en 1999 BBV adquiere Argentaria (el holding creado en 1991 con la suma de los bancos públicos españoles –los más mayores se acordarán del Banco Exterior de España y la Caja Postal que eran los más grandes- a excepción del ICO) su estrella no decae y en 2001 es nombrado director general de BBVA responsable de Banca Minorista. Ese diciembre es designado consejero delegado del banco.
Sin embargo en 2009, con tan sólo 55 años, se acoge a una jubilación anticipada con una pensión anual de 3 millones de euros. Al decidir irse voluntariamente, renunció a los casi 70 millones de euros de indemnización –establecidos en el informe de Gobierno Corporativo del banco aprobado el año anterior- que hubiera conseguido caso de ser cesado. Mucho se ha especulado sobre por qué un directivo bancario con tanto prestigio decidió retirarse tan 'joven' renunciando además a una gran cantidad de dinero. El motivo, según la prensa de la época, fue que el entonces presidente de BBVA, Francisco González, anunció que iba a continuar tres años más en el cargo (de hecho estuvo bastantes más), frustrando con ello el supuesto deseo de Goirigolzarri de presidir el banco.
Ocho años de trabajo
Francisco González, al contrario que Goirogolzarri, no tenía experiencia bancaria real antes de presidir un banco. Su carrera profesional –que empezó como programador informático- se desarrolló mayormente en la bolsa, fundando en 1987 la sociedad de valores FG Inversiones Bursátiles que después fue adquirida por el banco de inversión norteamericano Merrill Lynch. En 1996 asume el cargo de presidente de Argentaria colocado allí por su relación con el entonces presidente Aznar (aunque hay quien dice que fue el entonces ministro Rodrigo Rato el que le recomendó. Hasta ese momento nunca había trabajado en un banco comercial. Y cuando Emilio Ybarra (que ya venía de presidir el BBV), deja la presidencia de BBVA (acosado por unas acusaciones de fraude fiscal) a finales de 2001, González le sustituye. Es él quien nombra a Goirogolzarri como consejero delegado y trabajan juntos durante ocho años en los que viven la expansión del banco pero también los problemas provocados por la crisis de 2008.
Una anécdota curiosa que se conoció durante el juicio sobre la salida a bolsa de Bankia, es que el propio Rato le había ofrecido a Gorigolzarri el puesto de consejero delegado, algo que el banquero vasco rechazó
Con su prestigio incólume pero retirado desde hacía unos años, Goirigolzarri es el elegido –el 9 de mayo de 2012- por el gobierno de Rajoy (parece ser fue una decisión del entonces ministro de Economía y hoy vicepresidente de BCE, Luís De Guindos) para sustituir a Rodrigo Rato como presidente de Bankia (por cierto, otro que llegó a presidente de un banco sin haber trabajado nunca en uno gracias a una arbitrariedad política) ante la necesidad de una gran inyección de capital por parte del Estado. Una anécdota curiosa que se conoció durante el juicio sobre la fusión y salida a bolsa de Bankia en 2013, es que el propio Rato, unos días antes, le había ofrecido el puesto de consejero delegado, algo que el banquero vasco rechazó. Otra anécdota anterior, que quizás confirma aquello de que el mundo es un pañuelo, es que Rato como presidente de Bankia, cuya matriz BFA poseía en aquel momento el 38% del Banco de Valencia, decidió a finales de 2011 no inyectar más liquidez en Banco de Valencia lo que obligó a una rápida intervención directa del Banco de España para evitar su quiebra. El Estado español acabó gastándose unos 5 mil millones en total en sanear esta entidad antes de vendérsela un año después por 1 euro… a Caixabank.
¿Y qué fue de F.G.?
La gestión de Goirigolzarri al frente de Bankia durante todos estos años ha sido aplaudida por la mayoría pese a todas las dificultades que ha tenido que afrontar. De hecho, a pesar de que en la fusión Caixabank/Bankia, ésta última es la entidad más pequeña, el presidente va a ser él: presidente del mayor banco español si tenemos en cuenta sus activos en España. El viejo sueño cumplido ¿Y qué fue de Francisco González, presunto responsable de la jubilación anticipada del vasco en 2009? Pues hasta finales de 2018 siguió siendo presidente de BBVA (y responsable entre otras cosas de la muy discutible entrada en el mercado bancario turco que tantos quebraderos de cabeza está provocando a esta entidad) pero fue obligado a dimitir por, supuestamente, haber encargado al polémico ex comisario Villarejo (difícil no encontrarse a este personaje últimamente en cualquier tema polémico que implique poder) espiar a la empresa Sacyr entre finales de 2004 y principios de 2005. Está imputado desde julio de 2019 y pendiente de juicio. Su prestigio, al contrario del de Gorigolzarri, parece estar dañado irremediablemente.
Resumiendo: Rato avala a González como presidente de Argentaria, éste frena el sueño profesional de Gorigolzarri en el BBVA y años después, Gorigolzarri sustituye a Rato y con el tiempo acaba presidiendo el banco número uno en activos nacionales mientras Rato acaba de salir de prisión y González intenta evitarla.
Es más que probable que “nuestras” pérdidas –por desgracia inevitables- sean menores siendo el Estado accionista del nuevo banco
Más allá de todas estas carambolas, lo cierto es que es pronto para valorar la fusión Bankia/Caixabank pero de momento la operación tiene lógica financiera (y así lo han comprendido los demás del sector que se están moviendo en la misma dirección) y es más que probable que “nuestras” pérdidas –por desgracia inevitables- sean menores siendo el Estado accionista del nuevo banco que siéndolo sólo de Bankia. Y desde luego es preferible ver a los mandos a un banquero con décadas de experiencia que ya ha demostrado saber gestionar una entidad muy dañada en años muy duros para España como era Bankia en 2012 y siguientes.
En el fondo, la situación tiene cierto paralelismo porque la UE y el BCE se han conjurado para que 2020 no se parezca a 2012 y no haya crisis de deuda soberana pero 2021 sí debería parecerse a 2013: el año del pico en la tasa de paro e inicio de la recuperación económica. Con millones de parados y miles de empresas quebradas, y una vez terminadas las prórrogas y refinanciaciones, la morosidad bancaria en el anterior ciclo alcanzó máximos en 2014 por lo que podemos suponer que esta vez podría ocurrir en 2022: esto implica que a un banco con un negocio exclusivamente nacional y unos márgenes tan estrechos como los que padece el sector, aún le quedarían un par de años –mínimo- muy duros. Goirigolzarri no creo que pueda hacer milagros pero es difícil pensar en alguien mejor que él para un reto así.