Opinión

¿Hay que temer al Euro digital?

El BCE pretende implantarlo este otoño entre dudas y suspicacias

  • Bye, bye, billetes -

Pocos dudan que las divisas digitales de bancos centrales (CBDC por sus siglas en inglés) son el futuro, entre otras cosas porque los bancos centrales no dejan de hablar de ello. Esta semana ha sido el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá quien ha asegurado que el euro digital está entrando en la tercera fase de implementacón, tras las dos primeras donde se asentaron los principios básicos. Se preparea al parecer su lanzamiento para octubre de este año, según confirmó hace unos días la propia presidenta del BCE, Christine Lagarde.

La apertura de monederos, los pagos y las consultas del euro digital serán "absolutamente" gratuitos para los ciudadanos y la liquidación será inmediata las 24 horas del día

Un euro digital podría ser una forma más eficiente de distribuir los pagos del Gobierno, como los enviados a los hogares durante la pandemia, y posiblemente los desembolsos más rutinarios, como los pagos del IMV o las pensiones. Además, el contexto de guerra comercial actual hace que sea importante evitar que el mercado europeo de pagos minoristas esté dominado "por un puñado de agentes no europeos" (palabras del actual gobernador del Banco de Italia, F. Panetta) que podrían ser relativamente inmunes al escrutinio y la supervisión de las autoridades de la UE.

El economista y exministro de finanzas griego Varoufakis, gran defensor de las CBDC, cree que "su arquitectura será inmune a intentos de intrusión informática o daños físicos. Y como la cantidad de dinero la fijará el banco central, no habrá necesidad de procesos de minería como los del bitcoin, que demandan un alto consumo de electricidad. Además, con esta modalidad todos sabrán cuánto dinero hay en el sistema (con lo que el banco central no podrá inflacionar la economía de forma encubierta) y se mantendrá el anonimato". Y añade: "Cuando uno paga una taza de café con la tarjeta de débito o transfiere dinero a otra cuenta, la transacción pasa por un sistema digital que es propiedad exclusiva de los bancos. Un cártel lucrativo ocupa el lugar de lo que debería ser un servicio público”.

Por último, un euro digital accesible a no residentes e interoperable con monedas digitales de otros bancos centrales podría facilitar los pagos transfronterizos, que actualmente tienen costes elevados, velocidad reducida y acceso limitado. Según un informe de Oliver Wyman y JPMorgan Chase: “una red a gran escala de monedas digitales de múltiples bancos centrales que facilite pagos transfronterizos en tiempo real las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y mecanismos pago contra pago de divisas, podría ahorrar a las empresas globales casi 100.000 millones de dólares al año”. Y, como recuerda Escrivá, la apertura de monederos, los pagos y las consultas del euro digital serán "absolutamente" gratuitos para los ciudadanos y la liquidación será inmediata las 24 horas del día.

Si es lo bastante atractivo para su uso generalizado como medio de pago, y además tiene éxito como depósito de valor, podrían aumentar las retiradas masivas de depósitos bancarios y desencadenarse una crisis financiera

Ya en 2021, en una declaración conjunta, los ministros de finanzas y los banqueros centrales del G7, formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, exigieron que las nuevas monedas digitales de los bancos centrales "no perjudiquen" la capacidad de éstos para mantener la estabilidad financiera. En el texto adjunto concretaron que las CBDC complementarían al dinero en efectivo y podrían actuar como activos de liquidación líquidos y seguros, además de anclar los sistemas de pago existentes. Panetta dijo entonces: "Al igual que el sello de correos perdió gran parte de su utilidad con la llegada de Internet y el correo electrónico, el efectivo podría perder relevancia en una economía cada vez más digital". Pero no es eso lo que más les preocupa, de hecho entonces confirmaron que comparten la responsabilidad de minimizar "los efectos perjudiciales para el sistema monetario y financiero internacional". ¿A qué es debido esto?

Para ellos el mayor miedo que existe ante la creación de divisas digitales de bancos centrales es que afecte de forma dramática a la banca. Los riesgos incluyen el flujo repentino de fondos hacia los CBDC y fuera de los depósitos bancarios. Una solución de ese tipo provocaría una disminución de servicios de bancos comerciales y otros proveedores de divisas. Si es lo bastante atractivo para su uso generalizado como medio de pago, y además tiene éxito como depósito de valor, podrían aumentar las retiradas masivas de depósitos bancarios y desencadenarse una crisis financiera.

El que los abonos sean automáticos también supondrá que lo sean los pagos a la Administración, y si hay reclamaciones o errores el dinero ya no lo tendremos nosotros

Caídas del sistema eléctrico, de la red, ciberataques… los activos digitales privados ya han dado muchos disgustos a los usuarios estos años como para fiarse. Aunque quizás lo que más preocupe a la ciudadanía no es la seguridad, es que el Euro digital suponga el fin del efectivo. Si éste desapareciera el anonimato desaparecería, el control intervencionista sobre nuestros ahorros sería total y daría un poder a las autoridades enorme. Y lo que puede parecer una ventaja (la no necesidad de tener cuenta en bancos comerciales), haría que el estado/banco central tuviera un monopolio absoluto, pudiendo por ejemplo bajar los tipos de interés a tipos muy negativos para que compremos su deuda a los tipos que ellos quieran o gastemos nuestros ahorros para así impulsar la economía. Y el que los abonos sean automáticos también supondrá que lo sean los pagos a la Administración, y si hay reclamaciones o errores el dinero ya no lo tendremos nosotros.

Es preocupante pero no soy tan pesimista como otros respecto al Euro digital porque creo será un sistema dual: no desaparecerá el efectivo. Y no porque no quieran desde arriba “cercarlo”, algo que ya está pasando, sino porque dañaría enormemente el negocio (que ya se por sí se verá muy afectado sólo con esa competencia) del sistema financiero tradicional, al que necesitan para que se responsabilice de los créditos. Pronto tendremos monedas digitales de bancos centrales en muchos países pero, al menos en Occidente (si desaparece el efectivo en algún país, apuesto porque una dictadura con un sistema financiero semiestatal como China será el primero), no significará -al menos en muchos años- ni el fin del dinero físico ni el de los bancos. Tiene sentido pensar que si cualquiera puede desde su móvil realizar todas las operaciones con sus ahorros directamente, la labor de intermediación de éstos, y la necesidad de la existencia de aquel, quede en entredicho.

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