Se acabó el sueño. Hoy deja Pablo Iglesias la vicepresidencia. Es momento de hacer balance de la ilusión perdida. Cuando el amado líder llegó a la Moncloa parecía que España volvía a amanecer. Por fin el representante de la gente y de los vulnerables, de los que siempre sufren, entraba en el palacio del poder. Allí posó ese día, al final de la escalera, abriendo los brazos y sujetando un maletín negro. Una sonrisa proletaria surcaba su rostro. Los flashes no cesaban para inmortalizar aquel acontecimiento de proporciones leninistas. Sus andares hacia el interior del edificio marcaban el camino del progreso.
La prensa orgánica glosó el momento. Era el año I de un nuevo comienzo. El pablismo sería la columna vertebral, el espíritu que marcaría España como el peronismo con Argentina. Todos, en mayor o menor grado de conciencia, seríamos pablistas. Era el lábaro que iba a iluminar nuestras confusas y oscuras existencias. Una nueva y verdadera manera de ser hombres y mujeres, españoles en un Estado plurinacional, ciudadanos antiglobalistas de un mundo neoliberal. Una, grande y pablista.
Las cloacas se convirtieron en vergeles. Los Garzón pusieron en marcha la máquina de hacer dinero y se acabó el no llegar a fin de mes. La oferta de empleo desbordó al SEPE
Los niños pobres dejaron de tener hambre. Los desahuciados encontraron un hogar. Los bancos echaron el cierre. Las cloacas se convirtieron en vergeles. Los Garzón pusieron en marcha la máquina de hacer dinero y se acabó el no llegar a fin de mes. La oferta de empleo desbordó al SEPE y no hizo falta pagar el Ingreso Mínimo Vital. Los ricos fueron menos ricos, e Iglesias menos pobre.
También cambió la vida social. Ya no había ruido de coches en las calles. Solo se escuchaba al pianista James Rhodes, y coreografías de la canción El violador eres tú. Y si se prestaba atención, se oía a la gente silbar el himno partisano Bella Ciao. Se puso de moda el moño porque todos querían ser como el amado líder. Todos veíamos a Pablo Iglesias en la señora que limpia. Iglesias en el que canta en el metro. Iglesias en la cajera del supermercado. Iglesias en el cine y el teatro, en cada libro y musical, en el museo más pequeño, en la España vaciada y en la que está a tope. Iglesias en los telediarios, en First Date, Pasapalabra y, por supuesto, en Netflix. Iglesias everywhere.
Pablo, aguanta. No importan las imputaciones, ni los rumores sobre churris. Tampoco escuches a los que dicen que no has dado ni golpe, que perdías el tiempo malmetiendo en el Gobierno de Sánchez, urdiendo protagonismos, y viendo series. Fuiste un puente perfecto, una coartada dice la “ultra ultraderecha”, como decías, entre el sanchismo y los independentistas. No olvidaremos tus viajes a la prisión de Lledoners para negociar con un político preso, o cuando dijiste que Puigdemont era como el exilio republicano del 39, o que España no era una democracia plena. ¿Cómo va a ser plena si estabas tú en el Gobierno?
La dilatada trayectoria de Irene
Sí se puede, Iglesias. Se puede ascender criticando a la casta, al sistema y a los ricos, y hacerse uno de ellos. No pasa nada por aquello, porque los inscritos e inscritas, convenientemente pastoreados por el científico Echenique, votaron en plebiscito que podías vivir en una mansión. Tampoco des importancia a la hemeroteca. Tu denuncia a Ana Botella porque su “única fuerza” provenía “de ser esposa de su marido” no es comparable al merecidísimo ministerio de Irene Montero, logrado por su dilatada trayectoria y experiencia laboral.
Te criticó la cloaca, pero no hagas caso. Lo tuyo no era machismo, sino personalidad. No eras un totalitario, solo tenías una forma bolivariana de ser demócrata. No realizabas purgas, sino invitaciones a pasar a un plano distante y oscuro. Tus palabras no eran insultos, sino admoniciones a ese enemigo que había que extirpar de la vida pública: la derecha.
Escraches a Soraya y Cifuentes
Nos enseñaste que la Transición fue una gran farsa para que los franquistas siguieran gobernando, y que solo ETA y el mundo batasuno habían entendido esa traición al pueblo y a la democracia. Por eso todos nos emocionábamos, como tú, cuando pegaban a un policía, o cercaban el Congreso de mayoría del PP, o escracheaban a Cifuentes y Soraya, dos peligrosísimas ultraderechistas. Lo hemos entendido, Pablo: habrá una alerta antipablista non stop.
Los buenos nos hemos levantado hoy con la mala nueva. Esa noticia que ha puesto orinocos de lágrimas en nuestros ojos. Hoy se va el mesías, el Conducator, el caudillo del proletariado militante, el Perón de Vallecas. No cierres la puerta al salir, porque tenemos que ventilar.
D.K
https://imagenes.elpais.com/resizer/9EBQRG-aP5jVwTwI85XjfgMHlR0=/828x0/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisa/4LNRIQH43V2WLFQXVKAD5PSDL4.jpg ¿Es posible imaginar una imagen más denigrante para la mujer? El macho rodeado de sus vicepresidentas.
Gloria
El pajarraco frap comunista dejándonos su última vomitona delante de esos horribles cuadros que parecen dos pistolas, pero volveremos a verle en una campaña que él convertirá en sucia, melintencionada y venenosa ¿qué habremos hecho los españoles para merecernos a este elemento?, pues nosotros nada lo ha hecho el responsable final que es Sánchez, nunca te lo perdonaremos.
Yorick
Los orinococos esos que nombra el título del artículo deben de ser un nuevo género de bacilos esféricos, como los gonococos o los estafilococos, pero en baño de orines. Y es que hay cabezas que no sirven sino para albergar sucios patógenos.
Luc
Jajajaja, muy bueno el articulo. Lo suscribo todo. así es un retrato perfecto del perfecto cínico sin vergüenza.
Hispanicus
En otro artículo de VP se describe muy bien la Ayusofobia...pero en el otro extremo no conviene caer en la Moñofobia, por obvia. Ésta se da por supuesta a quien tenga un mínimo de decoro ético y estético.
Benito Camelos
En cada generación hay un selecto grupo de listillos "elegidos por el destino" que creen que el colectivismo fracasó porque no lo dirigieron ellos. En esta generación PI es el líder de ese grupúsculo. Naturalmente va a volver a fracasar en ese intento distópico pro-colectivista o comunista... y lo sabe, pero a él le da igual, pues ya tiene garantizada su jubilación. Y ya puede hacer lo que más le gusta, que es fomentar el odio hacia los que no piensan como él.
Munna_
La izquierda aristocrática, los hijos pijoprogres del alto funcionariado, no hay más. De todos modos no sé en qué están pensando estas cabezas de chorlito. Aspiran a gobernar Madrid y se hartan de insultar a los madrileños. Homófobos, fascistas, insolidarios, bomba vírica... Hay que tener cuajo para votarlos siendo madrileño.
sergioabelleira
Abandona Moncloa convertido en todo lo que decía odiar. Casoplón, pasta, salto a nueva mamandurria para no perder ingresos... Progre de libro. Veremos si recoge lo que sembró. Odio y envidia. Son muchos los que siguen como él hace unos pocos años y que no soportan que este pájaro haya logrado lo que ellos anhelan. El tweet de Espinar lo resume bien.