En estos días de confinamiento y confusión, el deporte más practicado es la crítica. No es algo volitivo, es necesidad, como una especie de terapia a la que nos encomendamos para intentar buscar un culpable, un por qué y un hasta cuando, porque alguien nos tendrá que explicar, qué hemos hecho para merecer esto, aunque no tenga explicación o las que nos dan no nos valgan. Pero, en un ejercicio de “contracorrientismo” palabra que no existe pero que me sirve, me dispongo a analizar uno de los cambios en comunicación política más evidentes y al mismo tiempo desapercibidos entre el aluvión de información que recibimos todos los días: el cambio estratégico de Ciudadanos.
El liderazgo de Inés Arrimadas se consolidó en tiempos de coronavirus, fue elegida presidenta de su partido el 8 de marzo, día internacional de la mujer, y el congreso previsto para el fin de semana siguiente, 14 marzo, ya no se pudo celebrar por la activación del estado de alerta. Fue una victoria sin escenificación, ni encumbramiento del partido, pero sin duda, parece que la nueva dirección de ciudadanos está determinada a hacer un nuevo proyecto, lejos de aquel que se definía en contraposición a Pedro Sánchez, lejos de aquel “antisanchismo” por sistema.
Está en contacto permanente con el presidente del Gobierno, una posición diferente de la que mantienen otros partidos con mayor representación que se lamentan porque no les llaman
Inés Arrimadas, que está siguiendo un confinamiento estricto debido a su embarazo, no ha dejado de estar presente y de liderar una vía que se aleja de la confrontación y el regate corto. El 4 de abril, envió una carta a Pedro Sánchez en la que le invitaba a liderar los “Pactos de Reconstrucción Nacional” que quiso asemejar a los Pactos de la Moncloa del siglo XXI. Ese mismo día, Sánchez rememoraba por primera vez aquel acuerdo icónico de la Transición.
Arrimadas, lejos de desaparecer, está presente en la esfera pública mediante ruedas de prensa virtuales que ofrece de forma asidua, entrevistas y videos en redes sociales. Además, está en contacto permanente con el presidente del Gobierno, una posición diferente de la que mantienen otros partidos con mayor representación que se lamentan porque no les llaman. Arrimadas, en lugar de criticar para achicharrar al gobierno en tan tremendas circunstancias, está liderando la oposición constructiva para proponer medidas, como la tramitación de los reales decretos mediante proyectos de ley en trámite de urgencia, para que la oposición pueda enmendarlos.
Carta a Holanda
La acción de Ciudadanos no se circunscribe a nuestras fronteras; ya el 30 de marzo el eurodiputado Jordi Cañas envío una petición por carta al primer ministro holandés para exigirle, como miembro de ALDE, grupo al que ambos pertenecen, que se retractase de las palabras de su ministro de Finanzas y para pedirle ayuda en el plan de acción de la UE en las ayudas a España. Es decir, desde Cs se anticiparon a la petición que Sánchez realizó a todos los grupos políticos, en el pleno de la semana pasada, para que presionaran a sus respectivos grupos políticos en el parlamento europeo para poner en marcha las ayudas europeas para paliar la fuerte crisis económica que parece acechar el viejo continente.
Si haces una oposición furibunda, criticas hasta las medias acertadas y exageras tus argumentos para desgastar al gobierno, corres el peligro de dejar de ser percibido como un partido institucional
Dicen que gobernar es difícil, pero no se crean que hacer oposición lo es menos. Si te pones del lado del gobierno y remas en la misma dirección, las facciones más duras de tu partido te comen a críticas y los partidos con posiciones más extremas que tú capitalizan ese descontento. Si haces una oposición furibunda, criticas hasta las medias acertadas y exageras tus argumentos para desgastar al gobierno, corres el peligro de dejar de ser percibido como un partido institucional, leal y digno de tomar las riendas del gobierno, por no estar a la altura.
Como en la mayoría de los asuntos, en el medio está la virtud; un centro que es harto difícil de encontrar porque existe el riesgo de desdibujarte en la ambigüedad entre el cruce de guerrillas, al no marcar un espacio definido. Sin embargo, el nuevo Ciudadanos parece que ha encontrado su tono; el que le sitúa como un partido a la altura de las circunstancias, que trabaja para ayudar al gobierno a sacarnos de esa crisis, visibilizando sus propuestas y liderando la vía del encuentro y el consenso.
Inés Arrimadas y su nuevo equipo se estrenaron sin tiempo de entrenamiento para sus nuevos proyectos y equipos, les ha tocado salir a jugar el partido más difícil de nuestras vidas sin el rodaje suficiente para una nueva dirección. De momento, a tenor de cómo están utilizando sus recursos parece que estaban preparados para asumir el nuevo papel de Ciudadanos, un centro liberal con alto grado de responsabilidad institucional. Porque en tiempos de coronavirus no todo van a ser críticas.