No soy yo como esos articulistas que hablan de sus hijos, de sus cenas, de sus copas, de sus escapadas de fin de semana y de sus batallas personales. No suelo emplear la primera persona porque mi peripecia resulta intrascendente. Pertenezco a la zona gris de la sociedad, que es donde habitan los hombres cuya existencia es mucho menos interesante que la de Umbral y sus decenas de imitadores insoportables. A mí no me reconocen en los aviones ni me invitan a los clubes de puros. Yo plancho mis camisas, cocino mi cena, trato con mi círculo cercano en el día a día y asisto al desfile de los años con el incombustible optimismo de quien sospecha que tarde o temprano todo le decepcionará... o todo se le complicará.
Así que intento no fatigar al lector con el relato de mis visitas a Mercadona a las 9.15 de la noche, cuando ya han recogido la fruta. O con referencias a esos paseos de flâneur por Bravo Murillo o por el Parque del Oeste, que repito a diario con una exactitud tan aburrida que cualquier grupo terrorista tendría muy sencillo adivinar mi próximo movimiento para aniquilarme. Eso, si es que mi vida le importara a algún grupo terrorista.
Habrá quien piense que envidio la vida de los columnistas de contraportada que aparecen en las tertulias, son la atracción de los eventos y terminan varias noches al mes en el Toni2 con la nariz desconchada y unas ojeras enormes, como las de Luca Brasi o las de tantos animales nocturnos. Nada más lejos de la realidad. La atención me produce una profunda pereza. Lo digo desde la grisura. Desde una mediocridad buscada.
Lo más emocionante que me ha ocurrido últimamente es la publicación de una novela, que se llama Perro come perro y de la que casi nadie ha hablado. Difundimos algunos mensajes, enviamos varios ejemplares y dimos algunas entrevistas. Poco más. Quizás alguien reconozca la portada si la observa en una estantería, pero si eso sucede será más por cercanía al autor que porque alguien le haya recomendado el libro. Hace unas semanas, me llamó mi buen amigo Alberto Ortín para comentar que lo había terminado. “¿Y qué tal?”, le pregunté. Su respuesta fue reveladora: “Lo mejor que te puedo decir de ella es que me la he leído entera”. Le conozco desde hace un buen tiempo y, cuando algo le emociona, pronuncia generalmente la misma frase: "de puta madre". Como no dijo nada, preferí no preguntar más.
Escribir un libro compromete a tus amigos. Los escritores muy prolíficos no deben tener muchas amistades, dado que resulta insufrible la rutina de comprarlo, acudir a la presentación, leerlo e incluso enviar al autor algún comentario que acredite que, al menos, lo has abierto y echado un vistazo. Me imagino lo que le ocurrió a los compañeros de periódico de Juan Luis Cebrián cuando publicó ese bodrio freudiano que es La rusa. ¡Menuda incomodidad! ¿Qué le dirían? Cualquier desliz ante un tipo tan poderoso podría provocar consecuencias terribles. Por suerte, a mí nadie me teme. Si acaso, los comentarios sobre mi novela serán condescendientes. Brotarán del corazón; y no del área del cerebro donde se genera el miedo.
Mi editora, Eva Serrano, que es fantástica y que hizo un trabajo de edición espectacular (como con todas sus obras en Círculo de Tiza), me ha subrayado que la novela está bien, pero con el paso de los meses cada vez me he alejado más de esa idea. Tal es así que la he tumbado en mi estantería, donde hoy está situada por debajo de una agenda y de dos grandes libros. Una antología de Nietzsche que no he leído y un volumen gigantesco de Las uvas de la ira.
El otro día, Miguel Ángel Idígoras me comentó en un acto público que la había comprado. “Ah, ¿fuiste tú?”, le respondí. Me salió del alma. Quienes estaban presentes se echaron a reír. Idígoras añadió que le gustó la novela. Eso fue un lunes. El sábado anterior, había acudido a una sesión de firmas en la Feria del Libro de Madrid. Ahí quería llegar.
La caseta de la librería que amablemente me había citado para la firma de libros programó a Andrés Trapiello, Sara Mesa y Elvira Sastre a la misma hora. Tres escritores con recorrido y prestigio junto a los que se situó el autor de Perro come perro. Rubén Arranz, Raúl Arranz, Rubén Herranz, Raúl Herranz... todo eso me llaman. Por primera vez en mi vida, me sentí como uno de esos tenderos de feria medieval ambulante que se pasan las horas muertas con cara de circunstancias porque los puestos de alrededor están abarrotados, pero el suyo, de sales del Himalaya o velas perfumadas, no los visitan ni para preguntar por la ubicación del parquímetro.
La palabra fracaso
Nunca he tenido un ego desmesurado ni un especial pánico al fracaso. Me gusta imaginar todo como en la escena inicial de la película Match point. Aparece una pista de tenis y una red en cuya cinta choca una bola. A partir de ahí, puede caer en un lado o en el otro. Puedes ganar o perder el punto, en función de dónde bote la pelota.
Las victorias nunca son absolutas. Después de cada una, suelen aguardar algunas tareas todavía más fatigosas, desde el reconocimiento hasta el aumento de las expectativas o la exigencia sobre ti. Las derrotas son en realidad un trámite. Los memos suelen asociarlas al orgullo herido o a las oportunidades perdidas. Siempre me ha dado pereza esa grandilocuencia, como la intensidad en general o los mensajes que apelan a la superación sin acción. Así que mi absoluta intrascendencia en la Feria del Libro fue significativa: no soy un buen reclamo comercial. No atraigo a los lectores de novelas. Sería más fácil que alguien me identificara con el librero que con un autor. De hecho, así ocurrió cuando un señor se acercó para preguntarme por Ética para Amador. “Lo tenemos en la tienda”, respondió la amable mujer que estaba junto a la caja registradora. Yo me refugié entonces en mi botella de agua. Le di un trago en un intento de salir al paso de la graciosa vergüenza. Le di 100 tragos a la botella en ese rato.
Me sorprendió la cantidad de personas que se acercaron a Elvira Sastre para charlar con ella y solicitar una dedicatoria. No conocía a esta autora. Al parecer, escribe poemas que tienen un enorme tirón entre las jóvenes. “Te admiro mucho, leo todo lo tuyo y es un placer tenerte en mis redes sociales”, le comentó una de las asistentes. La afluencia de seguidoras era tal que los organizadores habían dispuesto dos vallas a su lado para ayudar a conformar mejor la fila. A ella la reconocían desde lejos. Su aceptación era impresionante. A ella no le preguntaban por Ética para Amador. Sabían cómo era su cara y su obra.
Hubo un hombre que se acercó a Sara Mesa con una maleta y sacó toda su colección del interior. Era extremeño, simpático y con ese punto excéntrico que caracteriza a los lectores ensimismados, que se evidencia cuando salen al exterior y el sol ilumina su carácter asocial. Otra mujer agarró una de las novelas del expositor, miró la foto y espetó: “Eres más guapa en el libro que en persona”. Después, se echó a reír y se marchó en dirección a otras casetas o quizás a su casa, donde seguramente no haya espejos.
Un buen talante
Después de una hora y media, me levanté de la banqueta y me fui. Me dirigí a la dueña de la librería -simpática y mordaz- y le dije: “Con reclamos comerciales como yo, olvídate de cambiar de coche”. Ella me respondió: “Bueno, al menos has estado aquí, pasando el rato, con un buen talante”. La victoria de este galgo se pagaba 1.000 a 1 después de lo acontecido. Y sospecho que esa misma sensación de intrascendencia que sentí les asalta a algunas decenas de escritores cada año, que callarán por vergüenza, miedo o por lo que sea. A mí, me hizo gracia. Memento mori.
Me preguntaron qué tal había sido la experiencia -a sabiendas de que me daba pereza- y traté de contestar de forma honesta. “Me sentaron en una banqueta alta y no vino nadie. Fue como ser socorrista en una playa en enero. O la de ese tipo extraño que montó una tienda de reiki y técnicas de relajación oriental en mi calle, que siempre estaba vacía y que cerró un mes después de su inauguración”.
Supongo que aceptar el fracaso no es el ejercicio más habitual hoy en día, en el que las Meditaciones de Marco Aurelio están en cada hogar, pero no para instruirse en el estoicismo, sino para encontrar argumentos con los que camuflar la grisura, las derrotas o la evidencia lacerante de que, con los años, el fracaso y el desgaste son inevitables.
Así que he abierto el ejemplar que me regalaron hace unos años, nada más mudarme a esta casa, y en una página al azar he encontrado esta frase. “La razón cruzará todos los obstáculos, al igual que el fuego sube, la piedra baja, el cilindro se desliza por una pendiente, y ya nada más indagues”. La verdad es que Marco Aurelio fue un visionario. La lógica suele imponerse con el paso del tiempo. Y cuando tu libro no interesa a mucha gente, tú tampoco atraes a nadie por tu obra.
Urenga
Por si a alguien le sirve: D. Rubén firmará libros el próximo domingo de 12'30 a 14'00 en CANDAYA, CIRCULO DE TIZA Y ARMAENIA EDITORIAL. CASETA: 252 - BLOQUE: 31B
Urenga
Compruebo agradecido que los dos lapsus que citaba más abajo han sido corregidos. Eso me hace ver además que los innumerables comentarios por temas similares que por desgracia se me da pie a hacer en VP, o bien los articulistas no los leen, o bien deciden ignorarlos olímpicamente (algo que comprendo y para lo que están es su derecho, por supuesto), porque corregir se puede. Por ello es aún más de agradecer la receptividad de ahora a mi reconvención fraterna.
Kriver
He intentado publicar un comentario y no veo ni rastro, igual he utilizado alguna palabra malsonante, aunque no lo recuerdo. Voy a intentar hacerlo de nuevo vigilando un poco el léxico, espero. Para mí ha sido una faena dominguera enterarme de que el autor por el que acostumbro a frecuentar el digital, prácticamente el único que visito, ha escrito una novela. Ahora mi deplorable intuición me conduce inexorablemente a comprarla, incluso a leerla, a pesar de que ya me quité de la ficción, salvo casos extremos, hace muchos años. También de la edición en papel, aprovechando una mudanza, y con la ayuda de una organización solidaria y el contenedor azul de mi calle. Como el ejemplar de Meditaciones en papel, que salvé del reciclaje, lo dejé en el coche, estaba yo pensando en como luciría el lomo de Perro come perro al lado de la Odisea, que también salvé, la única ficción y toda, si lo es, cuando consulto y resulta que me sale el mismo título con Edward Bunker como autor, mal vamos. En fin, lo buscaré, en librerías primero, online si la tarea es ardua y no hay remedio. Estaré entretenido. Saludos.
UnMundoFeliz
Sr. Arranz, he de decirle que visito a diario VP y que sus artículos son de los pocos que leo inmediatamente tras ver que es usted el autor de los mismos. He de decirle también que unos días antes de la Feria del Libro estuve pensando en los autores que me gustaría visitar y saludar -sin saber siquiera si estarían participando en la feria o no-. Me acordé de usted y decidí buscar información. He de decir qué empleé 3-4 minutos de mi vida en la búsqueda. No es mucho, sobre todo teniendo en cuenta la estima que le tengo como articulista, pero tiene que entender que es mucho más de lo que la gran mayoría de las personas dedicaría. Lo que le quiero decir es que si yo -que me interesé expresamente por su libro y dediqué tiempo a hacer una búsqueda- no pude encontrar información, el fallo no tiene que estar necesariamente en el libro, pero es evidente que hay un fallo en la promoción. Lo que no se comunica no existe. Es una pena que algunos autores buenos descuiden aquello que los autores malos no. Tiene que entender que tiene también responsabilidad en hacerse leer. Yo nunca hubiera llegado a usted si no fuera porque escribe en VP. Para llegar a más lectores tendrá que trabajar más los canales de comunicación que sirven para llegar a ellos Le deseo un buen domingo y me despido hasta su próximo artículo.
Pepelo
Yo lo que me pregunto es dado el estado en que esta nuestro para mi querido pais, he estado en muchos y no he visto nada igual ni por asomo, si no tendremos demasiada farandula y poca ciencia y poca industria.Levantas una piedra y sale un politico o dos, un cantante, medio escritor, y ningun industrial. Estiendo que hay gente apegada a las letras casi que le va la vida en ello.Se abren tertulias a fulanos que escribieron un libro.Dicen lo que quieren y se va. En el año 74 del siglo pasado el nivel industrial de España era del 30%.Hoy en dia estamos en el 11%.Y eso si que da bien estar, confianza, y buenvivir.Echar mano entonces de alguna lectura o de alguien que te cuente una buena historia es la guinda de la tarta.Pero si atropellos sin atasco de farandula.Empecemos a reclamar un pais industrializado otra vez.Y que cada uno elija despues su farandula.
Kj26
He estado todo el día pensando en el artículo. Me gustaría decir algo, pero no sé muy bien qué. No quisiera caer en dar 'animo barato'. Luego he leído comentarios de otros foreros y me ha dado un poco de vergüenza decir algo que estropee el 'karma'. Soy viejo, he vivido mucho, más rodado que un canto de rio. Y mi vida se resume en una serie de muchos fracasos entre los que de cuando en cuando, sin saber muy bien porqué, apareció algún éxito, aunque pocos. Me ayudaba a soportar los fracasos la ilusión de que algún día llegaría un éxito. Esto me ha llevado al recuerdo de la magnífica película de Tim Burton 'Ed Wood'. Ed Wood tiene una ilusión desbordante en hacer cine, pero es muy malo y va de fracaso en fracaso. No sé cómo vas de ilusión por escribir libros, pero escribiendo eres muy bueno. Si la mochila de la ilusión la llevas llena, teniendo muy buena técnica, no tardará en llegar el éxito. No dejes que nadie te pinche esa mochila. Y además qué es el éxito?
Jesroman
No pasa nada, no te pongas así. Yo no te he leído nada más que aquí, de vez en cuando. A Sara Mesa tampoco la conozco, y a la otra señora tampoco. Y soy lector de bastantes libros al año, cierto que más de autores como esos que utilizas de pisapapeles. A Andrés Teapiello sí, desde el Buque fantasma, pero el ws un clásico. Los otros desaparecerán, como todos, y no habremos dejado huella, solo la de carbono. Adiós.
Urenga
Me gustan sus artículos de opinión, me gusta en general como escribe, y me ha gustado este artículo en concreto. Es más, me ha entrado la curiosidad y he pensado en tal vez hacerme con la novela. Sin embargo, he de reconocer que la frase "A ella LE reconocían desde lejos" me ha resultado un tanto desasosegante. Me gustaría pensar que ha sido simplemente un lapsus y no una claudicación ante lo que yo llamo Libro de Estilo de VP, que parece obligar a hacer de este tipo de leísmos la norma en la publicación. Luego ya encontré la frase "le asalta a algunas decenas de escritores", pero imagino que el error de concordancia se deberá a la escritura apresurada. ¿Se puede tener la esperanza de que Eva Serrano, en ese trabajo de edición espectacular que cita, haya corregido este tipo de lapsus? Si es así, compraré la novela, palabra, y estoy convencido de que me gustará.
José
Hombre, a estas alturas seguir temiendo a VOX con lo que estamos viendo es un poco ridículo. VOX es un gatito inocente comparado con el PSOE actual
tonivicenteg@gmail.com
Estimado Sr. Arranz, le sigo, le leo siempre y hubiera ido a verle y saludarle a la caseta si viviera en Madrid. Un saludo
Alexander
A toda la corrupción que Ud. denuncia hay que añadir la estafa que sufrieron decenas de miles de pequeños ahorradores que depositaron sus ahorros confiando en la solvencia de la Caja de Ahorros de Madrid que pasó a llamarse Bankia y que se convirtió en un chiringuito en manos de políticos que se dedicaron a conceder créditos millonarios a sus amiguetes, promotores de urbanizaciones en la costa mediterránea, que no pudieron devolverlos cuando estalló la burbuja inmobiliaria (que fue promovida por los Gobiernos de Aznar) con el resultado de que el estado tuvo que rescatar a Bankia y miles de pequeños ahorradores, muchos de ellos jubilados, perdieron los ahorros de toda su vida.
PasabaPorAqui
Prueba
eddo
Saluda de mi parte a Miguel Ángel Revilla, y pídele una entrevista te invitará a cenar en un restaurante
-Munna
Ni la grandeza ni la honradez se ven siempre compensadas por el éxito y menos en estos tiempos en que triunfan la banalidad y lo efímero. No se arredre, Don Rubén; para mí sus artículos y los de pocos más, son las únicas razones que me motivan para seguir leyendo este digital.
marcos197@hotmail.com
¿Entonces usted no es Edward Bunker? Menuda decepción. JA JA JA JA
Talleyrand
Al éxito y al fracaso, esos dos impostores, trátalos siempre con la misma indiferencia. (Rudyard Kipling) Te unes al club mas exquisito de escritores de entrada poco comerciales junto a J. LeCarre, Joyce, Asimov... la lista es interminable. hasta V. van Gogh solo vendio un cuadro y justo antes de morir. Asociar el exito comercial a calidad es siempre un error. Personalmente Ruben pienso que eres de lo mas exquisito que se publica en la prensa digital y un placer leerte.
Reliable1
Pues yo que vivo a tiro de piedra del Paseo de Coches de El Buen Retiro el único libro que me compré por 14€ es el de la anónima autora María Jesús Cañada Gómez, "Hombres con sombreros negros". Es una de las autoras que se da a conocer sólo durante una hora para principiantes. Ella se gana la vida como enfermera en Valencia. Deben pasar por esa mesita (hay dos ), en la caseta cuadrada fuera de las casetas flanqueantes, centenares de futuros autores. No lo había visto antes. El libro es diferente al de Rubén pero ha merecido la pena leerlo. La autora me pidió que cuando me firmaba la dedicatoria nos hiciéramos una foto. No vi más personas comprarle otro ejemplar.
Tertux
Eso mientras permitía cuentas de dictadores, genocidas y mensajes de odio ... de cuentas de izquierda... Por cierto, en cuanto surgió el rumor, el rumor, de que se iba a crear una aplicación de "derechas" google y Amazon le cerraron los servidores y llevaron a la empresa a la quiebra hasta que el CEO tuvo que dimitir... ¿¿abuso de poder o libertad de empresa??
agranadostemes@gmail.com
Estimado ESCRITOR, he leído tu artículo con más interés del habitual (me gusta tu escritura, me divierte y me entretiene. Mucho), para saber por anticipado cuál va a ser mi estado de ánimo el próximo viernes, en la caseta 13. Me ha quedado clarísimo. Gracias. (Hay veces que preferiría ser el autor de la autobiografía de Belén Esteban).
Norne Gaest
1. Le (te) comprendo. Yo he pasado experiencias aún peores: la de que no me publiquen. Hoy si lo hacen, pero tengo ensayos de mucho esfuerzo guardados en cajones y he tenido que reducir mucho sobre lo que escribo, siempre no ficción. 2. Si esto te ha pasado a ti con tu novela, reconoce que hay una inflación novelera. Hay editoriales que descartan novedades literarias, salvo que seas ya previamente famoso. El ensayo está mucho peor (creo), cada vez más arrinconado, y hoy el numero uno en ventas es el escrito de Ana Obregón sobre su experiencia, quizás a la espera de que escriba el suyo Belén Esteban. 3. Tus columnas me parecen excelentes, con un humor notable, y valoro mucho que descendieses a estos comentarios cuando un comentarista comentó su dura experiencia personal, lo que dice bastante de tu talante personal. 4. Que tenga más suerte en el próximo libro, don Rubén.