Arranca el curso político, el escolar, y como siempre, nos marcamos en setiembre nuevos retos personales, proyectos a cumplir y, este año, dando por superada una pandemia, por fin sin mascarillas en las aulas, tenemos que hacer frente al panorama más incierto de nuestra democracia. Volver a la rutina no resulta fácil –muchos no se han podido ni ir de vacaciones- ante un panorama económico desolador en el que vemos que cualquier compra se ha encarecido en forma espectacular, que vamos controlando al decilitro el agua que consumimos , la luz que utilizamos, el combustible del coche o qué comemos.
Si sumamos a que podemos tener una revisión de hipoteca que se puede encarecer en más de cien euros al mes, vemos que la vida cotidiana que nos espera para este curso no se plantea fácil. Que estamos para pocas contemplaciones con la clase política, para cero discursos, eslóganes, o para que desentierren temas que dividen y que nada aportan, que en ocasiones, sin quererlo, van a remolque del populismo de Vox. Estamos en la España del pluriempleo, con más de medio millón de personas que necesitan más de un trabajo para vivir, la segunda cifra más elevada del siglo. La primera ocurrió cuando la no acabada crisis de la burbuja inmobiliaria de 2008. Llegados a este punto, a un otoño que nos dicen que va a ser duro, la conclusión es que por muchas elecciones que tengamos a la vista, cabe tener meridianamente claro que la ideología no da de comer.
La rebaja del IVA de la luz o del recio de los trenes es tan temporal que parece que de poco van a servir estas medidas
Da de comer que el presidente anuncie que baja el IVA del gas del 21% al 5% aunque solo sea por tres meses, o que salga gratis el tren a los usuarios habituales pero es todo tan temporal que la sensación es que de poco o nada están sirviendo las medidas. Que cuando se trata de lo básico, del comer, la tendencia electoral se encamina hacia la vía conservadora y a pensar que la derecha es mucho más fiable en cuanto a la gestión económica, y así lo señalan las encuestas que postulan al actual PP de Feijóo casi con mayoría absoluta. La carrera aún es larga, no hay que fiar nada los sondeos y, aunque la situación económica valide a los populares, cabe tener presente que en comunicación política todo puede cambiar con un sólo error.
Sánchez nos dice, en su entrevista a la Ser, que no podemos pecar de “catastrofistas” pero cuando el bolsillo está vacío no queda otra. Por ello, sin caer en el alarmismo o el drama y cuando los vientos van a favor, no se puede caer en el error de una mala comunicación o relación político-periodística errática. Definimos la comunicación de Rajoy como la política del plasma, por sus comparecencias a través de la pantalla sin opción a preguntas. Ahora Feijóo `pone límites al número de preguntas que se le pueden hacer en un acto: Error. Es mejor que quede en evidencia quién pregunta que no quién responde.
La Constitución recoge el derecho que tienen los ciudadanos a la información y esto depende no sólo del buen hacer y la profesionalidad periodística como de tener presente no es aconsejable coartar el trabajo del periodista. Mejor que ese informador que lanza preguntas repetitivas o inútiles resulte cansino a ojos del ciudadano a que el político le señale el tema o ámbito de las cuestiones. Es obvio que quien decide lo que se pregunta ha de ser en cualquier caso el periodista, no el político. Vetar como punto de partida, preguntas o periodistas de medios que no son simpáticos a la causa es una práctica que Vox puso encima de la mesa y que se debería erradicar.
Sentar una buena base de comunicación con los periodistas que le siguen y atender a los medios, los afines y los que no, debería ser su máxima si pretende gobernar el país
Feijóo no tiene la oportunidad de debatir en el Congreso con Sánchez, por lo que no puede desaprovechar oportunidad alguna de comunicar. Puede vender buena gestión por sus mayorías absolutas en Galicia, pero España no es Galicia, tener como plataforma sólo el Senado no es suficiente. Sentar una buena base de comunicación con los periodistas que le siguen y atender a los medios, los afines y los que no, debería ser su máxima si pretende gobernar el país. Tiene ganados a los periodistas gallegos por su buen hacer, pero Madrid es otro cantar. También el periodismo partidista, sea del color que sea, se lo debería hacer mirar: No estamos para enjabonar o abrir en canal al político de turno, el periodista está para servir al ciudadano la mejor información posible, porque es quien tiene acceso a la fuente, y ésta también pasa por hacer las preguntas oportunas por incómodas que sean.
vallecas
Dª Inma, menciona 2 veces a Vox que "no pinta" nada y son defensores de la Constitución a la que alude. La ideología claro que da de comer, especialmente a los que manejan el dinero público. No se muy bien lo que es la derecha pero si lo que es la Izquierda y de esto no hay en España. El Populismo la ha destruido. Periodismo Partidista ¿existe otro? El diario más potente de España esta al servicio de PS.
NormaDin
La pandilla totalitaria que apoyó en reiteradas elecciones el golpe censurón de Sanchinflas, con sus aliados neocomunistas, payeses, sabinomarranas y etasunos, SÍ se puede permitir dinamitar la socioeconomía y el futuro. Ellos son pura ideología. Se alimentan de sus caldeadas miasmas mentales.
mroda
Tiene razon la autora. SI Feijoo se comporta asi, tiene perdidas las elecciones. ¿Por que? Porque asi se comporta el Sr. Sanchez, para el que todo esta cocinado de antemano. Y respecto a las bajadas de IVA, billetes de tren gratis y demas limosnas, se ve claramente que los politicos que las imponen nunca han tenido que coger un tren para ir a trabajar, o que la electricidad de sus casas, y la comida que comen, se las pagamos el resto de los ciudadanos via impuestos. Seria maravilloso que desaparecieran los coches oficiales y que los politicos fueran al trabajo desde sus casas privadas en transporte publico. Pero eso, ni en Cuba.
Derry
Es un cruce de hiena con zorro hembra.