“Tontear con la legitimidad del acoso en la calle a los políticos que dicen cosas que no nos gustan reabre las puertas a las maneras despóticas e incontroladas del Far West”, escribía la semana pasada un columnista de El País. “No son los algoritmos ni Twitter ni las redes sociales quienes siembran la tentación de la violencia, sino los irresponsables altos cargos públicos dispuestos a jalear la violencia o la intimidación en la calle”, añadía al final de su columna, justo antes de mencionar a Santiago Abascal como uno de esos irresponsables.
El caso es que no le hacía falta a este columnista evocar el Lejano Oeste para hablar de la violencia orquestada por dirigentes políticos en España. Entre otras cosas porque el Lejano Oeste nos queda, efectivamente, lejos, mientras que la izquierda siempre la hemos tenido cerca. La izquierda no ha tonteado con la legitimidad del acoso a políticos que dicen cosas que no les gustan; la izquierda española incorporó el acoso con naturalidad a su actividad política hace ya bastantes años.
Ángela Rodríguez 'Pam' sigue siendo secretaria de Estado de Igualdad en el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez. Hace unos meses publicó en su cuenta de Instagram un vídeo en el que sonreía mientras unas jóvenes feministas -demasiado jóvenes y demasiado feministas- cantaban lo siguiente: “Qué pena me da que la madre de Abascal no pudiera abortar”. Ángela Rodríguez es uno de esos altos cargos públicos que mencionaba el columnista de El País, pero sus actuaciones no reabrieron las puertas a las maneras despóticas e incontroladas del Far West, y tampoco se puede considerar que sembraran la violencia.
Abascal vio de joven cómo les quemaban la tienda familiar, cómo pintaban amenazas en los caballos de su padre y cómo su padre siguió participando en política a pesar de todos esos ataques reales
Unos años antes, otras feministas -no tan jóvenes, y por tanto más conscientemente feministas- habían coreado una celebrada consigna durante la celebración del 8M: “Madrid será la tumba de Abascal”. La derecha es para el columnista de El País el factor decisivo en esta aparente vuelta a un Lejano Oeste en el que cualquier pistolero podrá acabar con tu vida de un disparo en la calle. Pero resulta que, de nuevo, era la izquierda la que hasta hace poco soltaba a pistoleros para que asesinaran a gente como Santiago Abascal, y es la izquierda la que hoy sigue bromeando con ello. La familia del líder de Vox sufrió durante años los ataques de la izquierda abertzale. Ataques reales y ataques organizados, no preguntas en el tren de un desquiciado. Abascal vio de joven cómo les quemaban la tienda familiar, cómo pintaban amenazas en los caballos de su padre y cómo su padre siguió participando en política a pesar de todos esos ataques reales.
Lo que ve hoy es distinto, y en cierto sentido es lo mismo. Su partido ha celebrado mítines en Bilbao, Baracaldo, San Sebastián, Sestao, Santurce, Vitoria, Marinaleda, Vallecas, Manresa o Barcelona. En todos esos lugares la izquierda ha salido a la calle para acosar e intimidar a los asistentes. Unas veces con gritos, otras con piedras, otras con fuego; muchas veces con el pack completo. Pero tampoco entonces estábamos a punto de volver al Lejano Oeste, porque los organizadores eran antifascistas.
En 2012 se convocó una manifestación con el apoyo de Podemos y las izquierdas abertzales estatales. El lema de la convocatoria dejaba pocas dudas en cuanto a los medios y los fines de los organizadores: ‘Rodea el Congreso’. En el manifiesto afirmaban que la de Mariano Rajoy era una investidura ilegítima y que daría paso a un Gobierno ilegítimo. Efectivamente, rodearon el Congreso e intentaron por la fuerza invalidar el resultado de unas elecciones. En 2016 volvieron a intentarlo, y en esa ocasión lanzaron mecheros y botellas también a diputados de Ciudadanos. El mismo partido vio cómo la izquierda abertzale los recibía con excrementos, piedras, botellazos, insultos y pasillos de odio en Rentería, Alsasua o Miravalles. El colofón lo puso EH Bildu en 2019, cuando promovió una iniciativa en el Parlamento Vasco para que Vox, Ciudadanos y Partido Popular se abstuvieran de “tensionar la convivencia” durante la campaña electoral de noviembre de 2019. Es decir, para que Vox, Ciudadanos y Partido Popular se abstuvieran de hacer política en el País Vasco. Entonces no se hablaba de una vuelta a la violencia callejera, tal vez porque esa violencia siempre había estado ahí y se le había acabado cogiendo cariño.
Comenzaron asesinando a concejales, empresarios, militares, periodistas, jueces o policías y hoy pueden decir orgullosos que aplauden a los asesinos, los llevan en las listas electorales, profanan las tumbas de los asesinados
El universo moral de Podemos quedó perfectamente delineado hace 13 años. Lo que ocurrió en octubre de 2010 en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense fue un avance de lo que Ángela Rodríguez, Irene Montero, Pablo Iglesias, íñigo Errejón o Yolanda Díaz construirían después en la sociedad española. Rosa Díez no pudo dar una conferencia en la universidad porque varios estudiantes y profesores lo impidieron. No por la fuerza, sino con la autorización de la propia universidad. En Cataluña la violencia antifascista y nacionalista normalizada forma parte del curriculum básico de los estudios universitarios. Por otra parte, hay que reconocer que el camino ético que ha recorrido la izquierda abertzale ha sido sin duda espectacular. Comenzaron asesinando a concejales, empresarios, militares, periodistas, jueces o policías y hoy pueden decir orgullosos que aplauden a los asesinos, los llevan en las listas electorales, profanan las tumbas de los asesinados y siguen amenazando a quienes han sobrevivido. Sólo teniendo en cuenta la gran distancia ética recorrida se entiende que el PSOE haya votado para entregar la presidencia de los municipios navarros a EH Bildu.
Mientras escribo estas líneas veo pasar imágenes que hielan la sangre. El grupo terrorista palestino Hamas ha lanzado una operación contra Israel. Vídeos de civiles secuestrados, soldados asesinados exhibidos en la calle, palestinos lanzando escupitajos y patadas a los cadáveres. Y veo el mensaje de una diputada de Sumar en el Congreso. “Con los pueblos y su derecho a la libre determinación. Hoy y siempre con palestina. Habrá mucha manipulación mediática, tweets de 24h, pero muchas sabemos que las y los palestinos son asesinados día y noche y NADIE condena eso”.
Todo esto está en el Congreso de los Diputados. Y todo esto formará de nuevo parte del Gobierno de progreso que nos traerá el PSOE.
Variopinto
Lo país y el elefante que no quieren ver. Por eso hacen falta más artículos como este, para que lo vayan entendiendo quienes presuman de suscriptores. La doble moral lo impregna todo y está presente en todos los artículos de ese medio, desde los dizque periodisticos hasta las columnas de opinión. Eso tan poco profesional de que "según de quien sea, asi serán sus adjetivos" es tan desinformar como contar una media verdad. Pero el algodón no engaña. Ese medio no pasa ni la prueba del espejo, ni lo que hay ewcrito en su propia hemeroteca.
Susanam
La violencia no es patrimonio de nadie
RafaR
Pues está claro que contra esta horda izquierdista no caben paños calientes. O nos defendemos o acaban con nosotros. No se puede actuar de forma pusilánime. No podemos aceptar mansamente sus imposiciones. Nos están buscando, y nos van a encontrar.