Tuve que leer la noticia dos veces para creérmelo. Puede que algunos consideren que es porque soy un poco cortita pero eso va según se mire o según qué ideología se tenga, desgraciadamente. Leer para creer que la presidenta del Parlament pretenda reformar un artículo del reglamento de la Cámara para blindarse en el cargo ante una más que posible citación judicial para declarar ante la investigación que por supuesta corruptela mientras presidía el Institut de las Lletras Catalanas.
Léase que, presuntamente, favoreció a un amigo para que ganara unos euros de más. Sea como fuere, es un claro ejemplo de la vara de medir de cuantos no quieren para ellos lo que si reclaman para otros y evidencia una vez más que la clase independentista considera a las instituciones de todos como parte de su casa.
Francamente, da igual de qué partido se sea, qué ideología se tenga me da igual si se llama Laura Borràs, o Berta, en este asunto se ha quedado totalmente sola, hasta ERC le ha dado la espalda. No es para menos. O le han tendido una trampa a Laura Borràs para intentar minar su imagen y deslegitimarla o bien, si esa decisión de reformar el reglamento para seguir en la poltrona aun en el caso de ser procesada la ha tomado de forma unilateral dice mucho de la bajeza política de su partido, heredero de aquella CiU manchada por casos de corrupción. Cuando quieres dejar un pasado atrás debes dar un ejemplo total y absoluto.
Cuando se cumplen cuatro años de aquel fatídico día en que pretendieron romper Cataluña al proclamarse durante segundos la independencia, siguen observándose caminos erráticos
Todos se han lanzado a la yugular de Borràs pero me pregunto cuál hubiese sido el resultado si este partido, Junts per Catalunya tuviera mayoría absoluta en la Cámara catalana como durante décadas lo tuvo Jordi Pujol. Conviene tener reglamentos claros para vencer la corrupción institucional, ocupe el partido que ocupe la administración. La transparencia debe ser exigible y demostrable en todos los ámbitos, más aún cuando el dinero que se gestiona pertenece a la ciudadanía.
Cuando se cumplen cuatro años de aquel fatídico día en que pretendieron romper Cataluña al proclamarse durante segundos la independencia, siguen observándose caminos erráticos que contribuyen a una desafección empresarial notoria para instalarse en nuestra comunidad y una crispación social que no se vive en otras comunidades.
Aún no se explica porqué tras esta iniciativa de la Presidenta de la Cámara de blindarse ante los jueces incluso en caso de corrupción no ha provocado una oleada masiva de petición de renuncia. Contribuyen poco estas circunstancias a sentirse orgulloso de la clase política que nos lidera. Parece que no cuentan con que ahora no se puede hacer política como hace 20, 30 o 40 años, especialmente porque, por suerte, el acceso a la educación y a la cultura genera una sociedad crítica, cuando hay personas más y mejor formadas fuera de la política que dentro en muchos casos. Cuídense.