Opinión

Margarita, ausente de Rammstein

Esa misma pretensión, la de no significarse, es la que parece haber llevado al Gobierno de Pedro Sánchez a indicar a la ministra que pusiera tierra por medio

  • La ministra de Defensa, Margarita Robles -

La reunión de la semana pasada en la base germano-americana de Rammstein con asistencia de los países miembros del Grupo de Contacto, que incluye a los 30 miembros de la OTAN más otros 20, se mostró incapaz de doblegar la negativa de Berlín a autorizar la entrega de los carros de combate Leopard que reclama el gobierno ucraniano del presidente Volodímir Zelenski. Aclaremos que la negativa excluye tanto la entrega de los carros del arsenal alemán como los que forman parte de la dotación de otros ejércitos. Las presiones sobre el gobierno del canciller socialdemócrata Olaf Scholz son de tal intensidad que han causado la dimisión de la ministra de Defensa, Christine Lambrecht, que se ha querido enmascarar como si hubiera sido el resultado de su desparpajo en las redes sociales. Un grupo de nueve países miembros de la OTAN, encabezados por el Reino Unido, se ha comprometido a enviar otros carros en número simbólico además de artillería pesada, defensa aérea, munición y vehículos de infantería. Pero sigue sin formarse una coalición para enviar tanques de manera conjunta, como ha subrayado el ministro de Defensa polaco, Mariusz Blaszczak.

Pretende rebajar la importancia de la reunión, cuando es notorio que ha participado una pléyade de ministros de Defensa, así como el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin

En algunos círculos militares y diplomáticos ha llamado la atención que la ministra española de Defensa, Margarita Robles, se haya abstenido de acudir a la reunión de sus homólogos de casi 50 países celebrada en Rammstein y más aun que alegara la excusa inverosímil de que se trataba de un encuentro “técnico”. Juzguen ustedes sobre la consistencia de semejante argumento, que pretende rebajar la importancia de la reunión de la base de Rammstein, cuando es notorio que ha participado una pléyade de ministros de Defensa, así como el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin. Decían las madres a sus retoños cuando, llamados a filas, iban a incorporarse al servicio militar aquello de “hijo mío, no te signifiques”. Esa misma pretensión, la de no significarse, es la que parece haber llevado al Gobierno de Pedro Sánchez a indicar a la ministra que pusiera tierra por medio y rebajara el nivel -y no sabemos si también el orgullo- de la representación española.

Desde el pacifismo al belicismo

Interesa observar las críticas abiertas a la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, por la estrategia belicista del gobierno de Berlín en relación con la guerra en Ucrania. Nuestro colega Joaquín Rábago, utilizando la ventaja de su dominio de la lengua alemana, aduce las declaraciones del general retirado Erich Vad, máximo asesor militar de la cristianodemócrata Ángela canciller Merkel, que señala cómo “sin un concepto estratégico claro, el envío de armas a Ucrania es militarismo puro” y advierte -en coincidencia con el jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, Mark Milley- que “tenemos una situación de empate en el terreno militar que es imposible resolver”. De donde, la única salida es el inicio de negociaciones entre Washington y Moscú, porque lo demás son “pérdidas de vidas humanas. Para Vad, la de Ucrania es “una guerra de desgaste” que se ha cobrado cerca de 200.000 muertos y heridos por ambos bandos, a los que hay que sumar otros 50.000 fallecidos entre la población civil. El general Vad dice no entender la transformación del partido de los Verdes, al que pertenece la ministra de Exteriores, desde el pacifismo al belicismo.

Además, lamenta que, siendo la mayoría de los alemanes contraria al continuo envío de armas a Ucrania, apenas se informe y considera preocupante que no haya un debate abierto. En su opinión, la guerra se ha etiquetado como guerra “por la libertad y la integridad territorial”, pero al mismo tiempo es una guerra por procuración entre EE.UU. y Rusia con los intereses geopolíticos en la región del mar Negro en juego. Atentos.       

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