Las elecciones europeas nunca han despertado gran interés. Ni siquiera cuando se visten de plebiscito, como pareciera. Es una de las secuelas de la teórica distancia que existe entre lo que elegimos y nuestros intereses más inmediatos -distancia que cada nueva elección a la Cámara de Estrasburgo tiene menos de teórica-. Pero la abstención que se prevé el domingo 9 de junio está igualmente conectada a la ascendente sensación de descreimiento hacia la política que arrastramos desde hace años en nuestro país. Sensación acentuada por el fracaso de las corrientes regeneradoras que irrumpieron en las elecciones de 2014 al Parlamento Europeo. Aquello que entonces bautizamos como nueva política y que hoy ha desaparecido o busca refugio en sus viejos panfletos.
En todo caso, las decepciones acumuladas en estos diez años, por dolorosas que hayan sido, no explican por sí solas el brutal deterioro de la política española, la creciente hostilidad entre adversarios, la peligrosísima apuesta por la polarización, la cancelación del consenso como fórmula de apaciguamiento y de progreso. Hay un factor, menos conocido por el gran público, sin el que no es fácil entender lo ocurrido en estos últimos años. En especial a partir de abril de 2019, fecha funesta en la que dos políticos codiciosos e imprudentes decidieron situar sus ambiciones personales muy por delante del interés del país.
A. Sanmartín: ‘Cuando en 1933 los alemanes votaron a Hitler, y él construyó una narrativa sobre la superioridad de la raza, yo ya sé que eso era mentira, pero no me importa si era mentira. Eso se lo dejo a la ética, a la religión’
En aquella ocasión, Pedro Sánchez y Albert Rivera despreciaron una cómoda mayoría absoluta compartida (180 diputados: 123+57), y la expectativa real de una legislatura estable en la que abordar reformas que aún siguen estando pendientes, para apostar por un irresponsable o todo o nada que, en el caso de Rivera, terminó en nada y derivó, en el de Sánchez, en una indecorosa retractación de promesas electorales y el sepelio de principios aparentemente inamovibles. La decisión de no hacer el menor esfuerzo para explorar un posible acuerdo fue tomada, claro está, por ambos dirigentes políticos. Pero lo políticamente relevante, y en buena parte inédito, fue que frente a posiciones más sensatas, más en clave de país, los que ganaron aquella apuesta fueron los llamados spin doctors, y la que perdió fue la política.
“La política es la configuración del nosotros frente al ellos”. Este es el aforismo estrella de la moderna consultoría política. Ya lo puso en práctica Iván Redondo, pero es el hoy principal asesor electoral de Pedro Sánchez, un cordobés de nombre Aleix Sanmartín, el que lo ha convertido en el cimiento sobre el que el presidente del Gobierno ha construido su estrategia de resistencia. Un rápido repaso a los fundamentos de esa estrategia, enumerados por el propio Sanmartín, nos revela el manual utilizado por lo que llamamos el sanchismo. Muy especialmente desde que el PSOE sufriera una estrepitosa derrota en las autonómicas y locales de 2023 y se pusiera en manos del consultor andaluz, arrebatándoselo al PP, y de su método, basado en la destrucción del adversario.
La teoría del discurso
Lo que viene a continuación, extraído de una intervención de Sanmartín en Jalisco (México), les va a resultar extraordinariamente familiar (lo apuntado entre corchetes es de mi cosecha).
1.- La teoría del discurso. “La sociedad se construye a través de discursos al margen de las realidades materiales. La teoría del discurso no valora si las cosas son verdad o mentira. Nosotros [como estrategas de campañas] no debemos valorar cuestiones morales, no podemos decir si algo es verdad o mentira. Eso vale como ciudadanos, pero no como analistas. Todo lo que sea percibido por los ciudadanos como real, y en sus consecuencias parezca real, es real”.
2.- El ejemplo de Hitler. “Cuando en 1933 los alemanes votaron a Hitler, y él construyó una narrativa sobre la superioridad de la raza, yo ya sé que eso era mentira, pero no me importa si era mentira. Eso se lo dejo a la ética, a la religión. En materia de ciencia política, la realidad fue que los alemanes lo siguieron. Por lo tanto, su narrativa era verdad”.
3.- Héroes y villanos. “El mensaje político se construye a partir de narrativas que tienen presentación, nudo y desenlace, y en cualquier mensaje narrativo hay un héroe, el bueno de la película, el personaje en el que concentramos todos los atributos positivos. El héroe puede ser un candidato, una política pública. Y no hay narrativa si junto al héroe [Sánchez] no hay un villano [Feijóo]. El héroe no está solo; tiene un ayudante [Zapatero]. El villano también tiene un ayudante [Abascal]. Ya hay dos bandos: un ellos contra un nosotros”.
4.- La misión. “¿Por qué hay una batalla? Eso es lo que hay que explicar a la opinión pública, al tiempo que la invitamos a adherirse a nuestra narrativa” [En las elecciones de julio de 2023 la misión consistió en evitar el acceso al poder de la ultraderecha].
5.- La frontera. “Hay que construirla [Lo que significa modificar la frontera natural. Porque:]. Si todo el mundo votara a quien se supone que tiene que votar, no habría campañas electorales. No tendríamos clientes”.
El método Sanmartín ha destrozado el campo de juego, ha señalado con una esvástica las puertas de sus adversarios y consagrado el populismo y la polarización como ejes principales de la vida política nacional
¿En qué se diferencia la Narratología (así la llama) de Sanmartín de la de Steve Bannon? ¿En qué momento Sanmartín convenció a Sánchez de la necesidad de montar en Moncloa una fábrica de ficciones (¿bulos?) al modo y manera de los de Donald Trump?
La figura del consultor político no es nueva. En España los ha habido, y los hay, pésimos, mediocres y excelentes. A Sanmartín es difícil encasillarlo, pero, objetivamente, está más cerca de estos últimos. En su autobiografía se presenta como “el máximo especialista en ganar elecciones imposibles”. Presume, probablemente con razón, de haber diseñado la estrategia “con la que Juan Manuel Moreno alcanzó la presidencia de Andalucía”. Y como buen visionario que es, en su página web nos anticipa: “Su más reciente éxito en España es la campaña que ha hecho President de Catalunya a Salvador Illa (PSC)”. Sanmartín es el autor intelectual de las estrategias de activismo político más impúdicas de la democracia, cartas a la ciudadanía incluidas (ya ensayadas con algunos candidatos autonómicos del PP), pero no su administrador. Hace su trabajo, insidioso, destructivo, pero él es solo un instrumento.
Un instrumento muy caro que pagamos con nuestros impuestos (Por cierto, ¿por qué el PSOE no hace público el contrato que mantiene con su asesor?). ¿Lo vale? Sin duda. Su fórmula ha destrozado el campo de juego, ha señalado con una esvástica las puertas de sus adversarios y consagrado el populismo y la polarización como ejes principales de la vida política nacional. Pero el cliente quedó satisfecho. Perdió las elecciones y retuvo el poder. Triple salto mortal con tirabuzón. Otro imposible superado. A costa de la convivencia. A costa de la democracia. Y su suerte, la suerte de todos los sanmartines que en el mundo hay, es que en esta sociedad frenética y superficial siempre habrá un Sánchez del que echar mano; siempre habrá quien, en algún lugar, esté dispuesto a pagar un precio similar por alcanzar el poder.
Quizás ahora se entienda todo un poco mejor.
Hulshof
No se puede aplaudir a Sanmartin. Con Sánchez el PSOE está alcanzando de los resultados mas bajos de la historia, antes y con Sanmartín. Y actualmente sale a no perder por mucho o a empatar. El que siga en el poder es debido a la política de pactos que es algo anterior a Sanmartin, ese tanto hbría que apuntarselo a Ivan Redondo. A todo esto el sanchismo es un movimiento políico que ha okupado al PSOE.
Hulshof
Que la campaña del sanchismo esté encaminada a la destrucción del adversario ubicado cerca del muro estoy de acuerdo. Que eso haya sido siempre la estrategia política de Sanmartin, en eso no estoy nada de acuerdo. Para mi no lo fue en la campaña de JM Moreno Bonilla, PP Andalucía, campaña que fue excelente y devastadora en la que la propia izquierda y extrema izquierda tuvo mucho que ver en el resultado. Recuerdo que no quedaron muy contentos con SanMartin en como actuó con Casado, ese Sanmartin si que es mas reconocible con el personaje que describe el articulista.
Azahar
Don Agustín, que este "activista" llamado Aleix Sanmartin, haga ganar elecciones imposibles, no me cabe la menor duda, visto lo que hace Sanchez, ¿pero que aporta a la sociedad?, que la mentira se pueda pasar por verdad, si la gente asi lo percibe. Presentar a los politicos como heroes o villanos.¿Y eso mejorara la vida de los ciudadanos, o es solo para mantener la mamandurria de los que estan en el poder, lo mismo que ocurre hoy en día?. Estos tipos son unos mercenarios (vividores de lo publico), convencer al rebaño para que sigan poniendo la papeleta en las urnas, que sigan las consignas de sus jefes y que vayan al miting aplaudir a una corrupta, esposa del mayor corruptor de la politica de España que esta sentado en la Moncloa después de haber comprado 7 votos. ¡¡¡A estos tipos no los quiero ver ni en pintura!!!
k. k.
Mercenarios del periodismo
vallecas
¡¡Pero como se va a entender todo mejor si lo que hace. D. Agustín, es enfangarlo todo ¡¡ Fango es culpar a Rivera, a Redondo a SanMartin,. Metamos mas "fango" a la columna y pongamos en "negrita" a Zapatero, Abascal, Feijóo, Steve Banon, Trump. Moreno Bonilla, y para rematar, y que no falte "de ná", Adolfo Hitler. (tachán). El único culpable es Pedro Sánchez, un acreditado embustero, trilero y criminal, que el mismo día de la investidura habló de construir MUROS , de dividir a la sociedad. Sánchez es un enemigo de España al que usted describe como ".....una indecorosa retractación de promesas electorales........" " Manda H..." En realidad Sánchez no es el culpable. Los culpables son ustedes, seguidores fanatizados.
JuanVicenteVallsCalatayud
[En las elecciones de julio de 2023 la misión consistió en evitar el acceso al poder de la ultraderecha]. No me extraña que los perdedores del PPVOX pongáis en juego la convivencia y la democracia. Este 9J vais a perder de nuevo y es porque se os ve demasiado el plumero facha.Dos no se pelean si uno no quiere pero sois mucho de tocar las pelotas como hacen las moscas cojoneras. Al final es inevitable y hay que usar la paleta matamoscas o directamente nos coméis.
Rekaldeberri
Un artículo muy interesante y esclarecedor. Sin embargo, discrepo cuando afirma que la estrategia de este tipo de consultores consigue resultados “a costa de la democracia”. Llevamos más años de “democracia” que de franquismo. Es hora de hacer balance y constatar que los partidos políticos lo han colonizado todo y que en muchos aspectos somos menos libres que bajo la dictadura. Ejemplo: Yo crecí en un barrio obrero de Bilbao durante el tardofranquismo. La sociedad civil estaba organizada y en permanente estado de reivindicación. Las movilizaciones eran constantes. Las asociaciones de vecinos, por ejemplo, tenían gran influencia y estaban formadas por gente de procedencia e ideología diversas. Al llegar la “democracia”, todas esas asociaciones populares fueron colonizadas e instrumentalizadas por la llamada izquierda abertzale. Desde hace poco vivo en un pueblo de La Mancha donde el PSOE es “el partido” por antonomasia. Me llama la atención el grado de abandono del barrio que habito. Ante mi extrañeza por la falta de acciones y reivindicaciones al respecto, busco información sobre la asociación de vecinos. Descubro que el ayuntamiento del PSOE reparte al año miles de euros entre las asociaciones de vecinos del pueblo. Dinero público, claro, ese que no es de nadie. Resultado: sumisión.
Pablito 1
También comparto la llamada “teoría del discurso” que Ud. alude, pero, en el caso de pedro Sánchez, ¿Usted ve discurso o solo lo que yo veo?, una serie de incoherencias hechas de prisa y a kilómetros de la democracia y del sentido común. Hablamos del sanchismio, sin darnos cuenta que es un espejismo absurdo donde unos tunantes, con más jeta que principios se pasean por los pasillos demócratas creados por políticos fingiendo que ellos los son también y mejoraran lo hecho. Y lo mejoran, claro que a su manera lo están mejorando; buscan balcanizar España, han dado carta blanca a la delincuencia para que siga delinquiendo, ocupar una propiedad privada es progresismo y hablar mal de los jueces es ir contra el fascismo y podíamos seguir enumerado más el caos, ya que en ellos caótico todo es. Hablamos de peleles que parecen hombres y solo son sanguijuelas que nos están chupando la sangre. Gracias por su razonamiento me gusta.