Opinión

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas

Dice Feijóo que Sánchez tiene los días contados. Políticamente hablando, se entiende. Se basa en que lo de Puigdemont va a ser una constante sangría por parte del gobierno y le ha espetado al monclovita mandibularmente rígido que, citamos textualmente

  • Alfonso Rueda y Alberto Núñez Feijóo en la plaza de toros de Pontevedra

Dice Feijóo que Sánchez tiene los días contados. Políticamente hablando, se entiende. Se basa en que lo de Puigdemont va a ser una constante sangría por parte del gobierno y le ha espetado al monclovita mandibularmente rígido que, citamos textualmente, “Cuatro años así no hay quien los aguante, ni siquiera usted, experto en descomposición del Gobierno”. Sánchez, como es habitual, se ha ido por los cerros de Úbeda. Sin Falcon, lo que es muy de agradecer. Pero tiene razón el líder popular. Incluso para Sánchez, que tiene que elaborar unos presupuestos que contenten por igual a los comunistas de Sumar, a la alta burguesía del PNV y a la extrema derecha de Junts, le será dificilísimo estar cuatro años cabalgando contradicciones. También tendrán su peso las elecciones gallegas y europeas. Son dos pruebas de fuego – Sánchez dixit – para comprobar si la amnistía le pasa factura.

De todos modos, a Don Alberto se le escapa un método infalible y parece mentira que no haya caído. Uno recuerda cuando Don Manuel Fraga convocaba a la canallesca en algún restaurante y, tras el ágape, hacía una queimada portentosa, digna de Cunqueiro, a la que ni el mismo Cela hubiese podido ponerle un pero. Empezaba siempre con la clásica invocación ¡Mouchos, coruxas, sapos e bruxas, demos, trasgos e diaños, espritos das nevoadas veigas, corvos, pintigas e meigas! Un silencio sepulcral se producía cuando la enérgica voz de Fraga se imponía ante el bailar de las llamas y el olor de tan benemérito reconstituyente. Es evidente que Feijóo tiene que hacer un conxuro en la sede de Génova del que han de beber todos los dirigentes y verá que, como con la pócima de Astérix, salen todos con una energía brutal, con unos ánimos de brega tremendos y una invulnerabilidad fáustica a prueba de sanchistas.

Es evidente que Feijóo tiene que hacer un conxuro en la sede de Génova del que han de beber todos los dirigentes

Recordemos que en ese conxuro, que no es tan arcaico como se piensa, deja claro que Cando ese brebaxe baixe polas nostras gorxas quedaremos libres dos males da nosa alma e de todo embruxamento. Damos fe. Y todo sirve si es útil para que esta coalición de orates que rige los destinos de las instituciones en España quede arrinconada porque si los dejamos, al final ni quedará España ni quedarán instituciones.

Como entiendo que la Ley Electoral no dice nada del empleo de conxuros de meigas yo no tendría empacho alguno en emplear tales recursos que son de una eficacia comprobable. Porque al monclovita parece no afectarle indultar o amnistiar golpistas o compadrear con los herederos de ETA. Ni siquiera ser el único país de Europa, ¡el único!, que tiene a comunistas en el gobierno y se pone al lado de Hamas. No le atemorizan ni las advertencias de la Unión Europea en materia de los fondos que aquí envían y de los que no se da cuenta cabal o, directamente, se dejan perder por la inutilidad del ejecutivo. No le hace mella que le hayan puesto la lupa encima por su injerencia en el poder judicial. Le da lo mismo boicotear a medios de comunicación libres, mentir a diario, los escándalos de tipo sexual, la ley del violadores a la calle, nada le arredra ni amedrenta. 

Al monclovita parece no afectarle indultar o amnistiar golpistas o compadrear con los herederos de ETA

Ah, pero con lo que no cuenta Sánchez es con la sabiduría ancestral del pueblo gallego y con sus meigas, que no existen pero de haberlas, haylas. Hágame caso, Don Alberto. Llame usted a una de esas dignísimas mujeres maltratadas por la historia y que le haga un conxuro para que el PP revalide la mayoría en su Galicia natal. Porque puede que en el bando opuesto exista o haya existido alguna bruja que otra, pero ninguna con la calidad humana de esa meiga de pueblo a la que todos acudían tiempo ha para que sanase sus quebrantos de salud, que ellas fueron las primeras médicas de cabecera de la historia

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