Es difícil poner fecha de inicio a esta situación porque el pacto político que antecedió a la elección del Consejo de Administración de Radiotelevisión Española provocó una evidencia: que los intereses de los partidos condicionarían el rumbo de la presidencia de José Manuel Pérez Tornero.
Los hechos acontecidos en este tiempo dejan clara la existencia de esta tendencia. Unas semanas después de que el catedrático de Comunicación Audiovisual accediera a su cargo, se cayeron las candidaturas de Mamen del Cerro, Miguel Ángel Sacaluga y Miguel Ángel Idígoras para formar parte del alto mando de Torrespaña. Sucedió así porque hubo quien vio que su presencia podía resultar incómoda para algunos grupos parlamentarios que firmaron el acuerdo que posibilitó la nueva RTVE.
Un año después de que esto sucediera, el presidente llamó a su despacho a la periodista Anna Bosch y le puso encima de la mesa un tuit que escribió en las redes sociales relacionado con un tema del presupuesto de la televisión. La afectada relató al Consejo de Informativos que Pérez Tornero le habló de la existencia de un dossier sobre su persona y otro sobre Xabier Fortes (hizo el gesto con la mano indicando que tenía muchas páginas). Después -según la versión de ella- le aseguró que no hacía caso a esos documentos, pero que le parecía una mala práctica el hecho de hacerse eco de los bulos periodísticos en sus redes sociales sin contrastarlos.
Pérez Tornero negó tajantemente que le hablara de los citados dossieres y que convocara a la periodista para censurarla. En otras palabras: acusó indirectamente a Anna Bosch de mentir. Eso sí, el Consejo de Informativos de TVE -todo un poder fáctico en Torrespaña- ha comprado la versión de la afectada y le ha concedido su amparo. De paso, ha abroncado al presidente, al que ha acusado de extralimitarse en sus funciones para coaccionar la libertad de expresión de una trabajadora.
¿Qué hacía el líder de una empresa que gestiona 1.000 millones de euros anuales preocupándose por un tuit?
¿Acoso en RTVE?
Pérez Tornero compareció el martes en el Parlamento y por primera vez desde que asumió el cargo elevó el tono para denunciar el “acoso” que ha sufrido su equipo durante los últimos meses. Fuentes oficiales de RTVE han declinado abundar en este punto.
Sin embargo, otras fuentes cercanas al presidente sospechan de la “mano negra” del sector de Torrespaña más cercano a Fran Llorente, al que acusan de instigar esta campaña, que se inició por un presunto desvío del presupuesto del servicio RTVE Play -desarrollado en su día por Llorente- para otros fines. Algo que en la cúpula de la corporación consideran como un bulo malintencionado.
Este periódico ha hablado con algunas de las personas del alto mando de RTVE y en todos los casos les llama la atención que desde la llegada de Llorente a Prisa, la línea editorial de El País contra Pérez Tornero se haya recrudecido. Tal es así que el diario concedió un muy generoso espacio hace unos meses al escándalo de las contrataciones de directivos 'afines' al presidente para RTVE. El cual, por cierto, fue enterrado por los grupos parlamentarios, que se negaron a hacer sangre.
Estos informantes no hacen referencia al contexto en el que Llorente abandonó RTVE. Porque se fue tras ser relegado de una parte de sus funciones y después de que el PP pidiera que fuera apartado de los puestos de mando.
Un Consejo politizado
Dentro del Consejo de Administración de la radio-televisión pública, no ocultan que la politización de este órgano -y de otras estructuras- hipoteca el día a día de la corporación, dado que, en realidad, todos desconfían en mayor o menor medida de los vocales que han sido elegidos por otro partido.
¿Hasta qué punto influyen las formaciones políticas en los altos despachos de Prado del Rey y Torrespaña? Fuentes cercanas a los tres consejeros del Partido Popular ponen como ejemplo, en este sentido, lo que sucedió con José Pablo López, el nuevo director de contenidos de RTVE.
Pérez Tornero había manifestado al Consejo que el nombre López -exdirector general de Telemadrid- no estaba entre los candidatos a ocupar ese puesto, que había quedado vacante tras el cese de Amalia Martínez de Velasco. Sin embargo, en el PSOE presionaron para que aterrizara en la corporación y el presidente aceptó. Entre otras cosas, porque la salud de RTVE depende actualmente de los Presupuestos Generales del Estado -que proyecta el Gobierno- y no conviene tener a Moncloa a la gresca.
Pérez Tornero tampoco puso pegas a que Josep Vilar sustituyera a Esteve Crespo al frente de los servicios informativos. El programa de Javier Ruiz -que ha hundido la audiencia del prime time de los viernes- ha sido incluso defendido en público. Hay quien apunta a que los partidos, en 2021, no sólo pactaron a los vocales del Consejo de Administración, sino que también se repartieron las diferentes áreas de RTVE, lo que explicaría la actitud del presidente con respecto a López, Ruiz o Josep Vilar.
O con respecto a consejeros a los que ha premiado con programas y con cargos de representación, como el del Observatorio de Igualdad.
Pérez Tornero fue elegido presidente tras un ignominioso pacto rubricado por Félix Bolaños y Teodoro García Egea
Conviene poner algunos nombres encima de la mesa para clarificar lo que ocurre en RTVE. Pérez Tornero fue elegido presidente tras un ignominioso pacto rubricado por Félix Bolaños y Teodoro García Egea que fue apoyado por Podemos y por el PNV. Eso provocó que los partidos no eligieran a los consejeros que mejor puntuación habían obtenido en el concurso público celebrado para 'despolitizar' el órgano de Gobierno de la corporación. Seleccionaron a quienes les vino en gana. Entre ellos, algunos conocidísimos comisarios políticos.
Dentro del Consejo hay nombres como el de Elena Sánchez, la secretaria general de RTVE bajo la desastrosa etapa de Rosa María Mateo. Ella y su marido -Pablo Mansilla- son amigos personales de José Luis Rodríguez Zapatero.
Bajo la presidencia de este último sucedió un fenómeno singular en Torrespaña: salieron varios cientos de personas de su estructura y eso provocó cambios profundos en este centro de trabajo, en el que ascendieron en influencia periodistas como Fran Llorente, el jefe de los telediarios.
Ese grupo de trabajadores ha llevado la manija del Consejo de Informativos durante una buena parte de su historia y se ha defendido con fiereza -utilizando este órgano- cada vez que se ha atentado contra sus intereses. De hecho, sus portavoces llegaron a acudir a los platós de las televisiones competidoras para denunciar la censura en RTVE con el Partido Popular en el Gobierno y el ínclito José Antonio Sánchez en Prado del Rey. Con Rosa María Mateo, callaron.
Y a este cóctel cabe añadir a los sindicatos mayoritarios, que forman alianzas para apoyar o atacar al alto mando de RTVE en función de la dirección en la que sople el viento y de los beneficios que obtengan. Habría que incidir en que la labor de estos grupos debería ser la defensa de los derechos laborales de los trabajadores. Hace unos días, varios de ellos presentaban su borrador sobre la normativa que fija los objetivos de servicio público que debe cumplir la corporación. Y han llegado a elaborar incluso planes de producción.
La Audiencia Nacional la emprendió contra la irresponsabilidad de alguno de ellos hace unas semanas. Pero da igual. Nada cambiará. La prudencia no se encuentra entre las virtudes de los sindicatos mayoritarios de la corporación.
Entre tanto, hay cuatro de los diez consejeros de RTVE que no confían en la capacidad de Pérez Tornero para mantenerse al frente. Le acusan de ceder ante las presiones, de haber hecho contrataciones cuestionables de directivos y de haber incrementado hasta extremos absurdos la burocracia interna. La pregunta es: con estos ingredientes y con tantos y tantos culpables, ¿habría alguien con la capacidad para enderezar este barco?
KVLT
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