Opinión

Pedro el carca

Resulta que 'el gobierno del progreso' era esto. Un lunático tribal dirigiendo desde Waterloo a un arribista sin escrúpulos. Un forajido etnocéntrico dictando leyes al triministro reptante en la inauguración de la legislatura de la cuarta economía euro

  • Pedro Sánchez en la inauguración de la Convención Política de los socialistas gallegos -

Resulta que 'el gobierno del progreso' era esto. Un lunático tribal dirigiendo desde Waterloo a un arribista sin escrúpulos. Un forajido etnocéntrico dictando leyes al triministro reptante en la inauguración de la legislatura de la cuarta economía europea. Tanto empeño, Sánchez, en erigirse en el muro de contención de la ultraderecha global y ha terminado entregando el bastón de bando a una colla de supremacistas, ebrios de rencor y henchidos de butifarra.

En una sesión parlamentaria enloquecida, Bolaños y Cerdán, los correveidiles del narciso supremo, iban entregando a la musa de la caverna, Miriam Nogueras, la diputada revelación de la causa del virolai y la estrellada, todo cuanto reclamaba el prófugo entre risotadas. Castigo a las empresas que se fueron, fin de las provincias y vuelta a las veguerías, blindaje a la amnistía. Y así sucesivamente. De haber seguido pidiendo, le habrían entregado el Palacio Real envuelto de celofán y con el emérito dentro. Iban cediendo, iban cediendo...

El club de la izquierda chachi

Una sesión de humilladero, una apoteosis genuflexa que se coronó con la gran guinda del infecto pastelón, el regalo de las competencias en materia de inmigración, que es el juguete que ansiaban los niños junteros, que finalmente se han quitado la máscara y han repescado sin rubor el monstruito xenófobo que llevan dentro.

Promover a un movimiento nacionalista como miembro del club de la izquierda chachi es como alinear a Emejota Montero en galería de las oradoras supremas. Un contradiós. El soberanismo catalán nunca ha disimulado su ánimo excluyente y su ramalazo racista. Aquel disparatado Bartolomé Robert, médico y alcalde de Barcelona, que defendía el hecho diferencial del cráneo de los catalanes. Notables dirigentes de ERC, como Barrera o Carod Rovira, no evitaron referencias despectivas hacia la inferioridad de los ciudadanos del 'país vecino', al igual que un Torra, efímero president, que no logró disimular su errático desvarío contra todo lo mesetario y alrededores.

Ese rechazo cerval hacia lo externo se centra ahora en los llamados 'migrantes', es decir, la gente de fuera que se ha instalado cómodamente en las regiones catalanas, atraída por una demanda de mano de obra, sumado a ese buenismo progre e hipocritón que llevó a Ada Colau a permitir que la arteria más internacional de su ciudad, derivara en una cochiquera inhóspita y navajera.

"A lo mejor dentro de diez años las iglesias ni servirán y sólo habrá mezquitas". Una muestra avanzada de Trump y de Houellebecq. Una visionaria sin complejos

Junts ha desempolvado su pálpito existencial hacia el soberanismo excluyente y agita las señales de alarma ante la llegada incesante de foráneos que ni saben catalán y ni siquiera conocen por dónde cae Montserrat. Advertía de este riesgo, hace un cuarto de siglo, Marta Ferrusola, la gran dona del impulsor del petit país, cuando sentenciaba que "esta gente ni sabe decir buenos días ni buenas tardes en catalán, solo dicen dame de comer medio en su lengua y medio en castellano. Si se quieren quedar aquí, que hablen en catalán". Y añadía: "A lo mejor dentro de diez años las iglesias ni servirán y sólo habrá mezquitas". Una muestra avanzada de Trump y de Houellebecq. Una visionaria sin complejos.

Temen los niños junteros, herederos de Pujol y de los saqueadores del tres per cent (en la malversación aún siguen), que el voto de la inmigración pase de su casilla y aterrice en otras fuerzas más beligerantes, como la de la separatista reaccionaria (valga la redundancia) Silvia Orriols, alcaldesa de Ripoll, que se lleva de calle a los que comulgan con la bandera del charneguismo. De ahí su empeño en arrancarle a Sánchez el control del aparato migratorio. Podrán así decidir quién entra y quién no, quién se queda y quién se va, en qué lengua han de hablar, qué tele han de ver y a quién han de votar. Con ser del Barça ya no basta.

Esta es la troupe que avaló la investidura de Sánchez, que le ha facilitado sacar adelante los dos macrodecretos de la arrancada de su nuevo mandato y que va a condicionar buena parte de su rumbo. A los junteros se les sumarán -ya lo están haciendo- otros gorilones identitarios, como los sacristanes peneuvistas de la chapela, los que llevan asesinos convictos en sus listass y la pandi de Rufián que, aunque gobierna en Cataluña, tiene tanto futuro como Xavi en la Champions.

Les decían progresistas y son carcas redomados. Como aquello de Borges: "Parecía una catedral y es una perra". Perro Sanxe. Pedro carca.

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