Opinión

Presenciar la simulación

Debemos comportarnos como buenos ciudadanos. Es decir, contemplar lo que se nos viene encima sin perder la sonrisa complacient

  • Gente votando

Debemos comportarnos como buenos ciudadanos. Es decir, contemplar lo que se nos viene encima sin perder la sonrisa complaciente y con una actitud benévola hacia esos esforzados líderes que se están dejando el sudor del verano tratando de conseguir que el país tenga la mejor gobernación. La que subsane ese miedo atávico que se depositó en las urnas y que ha dejado a todos con el agridulce sabor de una victoria a los puntos o una derrota inasumible; va en los gustos del espectador.

Quien se conforme con eso accederá al territorio de la bondad sin límites y asistirá al espectáculo de magia con la fascinación de la inocencia por más que todo sea mentira barnizada de análisis fraudulentos. Los enterados escriben sobre “las matemáticas políticas de alto voltaje”, lo que otorga una pizca de grandeza científica a lo que antiguamente se denominaba la simple “prueba del 9”. El pescado está ya expuesto en la rula y los compradores miran el precio para lograr una rebaja si se lo llevan todo o si hay que ponerlo en lotes que hagan menos costosa la mercadería. Unos deben venderlo todo porque la pesca tiene fecha de caducidad y luego huele, otros necesitan cámara frigorífica para conservar e ir dosificando la salida de tanta morralla.

Así se construyen los bulos institucionales; sólo necesitan una mano negra enguantada de blanco para que pase a ser del dominio público convertida en evidencia

Sin metáforas, el día 17 de este tórrido agosto todo el pescado se habrá vendido. Lo demás es encajar el puzle. El 17 sabremos quién sale presidente del parlamento y si los socios independentistas de Cataluña formarán dos grupos propios en la Cámara, cosa a la que no tienen derecho porque no les dan los números. Lo deciden quienes corten el bacalao. Los zapadores de la opinión ya han diseñado una pista. La socialista Marixel Batet está bien vista por “algunos dirigentes del PP”. Como ese tipo de comentarios tiene impunidad total, nadie se atreve a pedir más concreción sobre los secretos de las fuentes. Ahí queda. Si a algunos del PP no les parece mal, cosa que dudo, ya podemos dar por buena la falacia. Así se construyen los bulos institucionales; sólo necesitan una mano negra enguantada de blanco para que pase a ser del dominio público convertida en evidencia. 

Mientras la gente crea en esa figura periodística retórica que corresponde a “fuentes cercanas”, siempre nos quedaremos ansiosos e indignados por el descaro. ¿Quién mide las distancias de las fuentes? Incluso las fuentes mismas, que se avalan a sí mismas como si existieran. En realidad lo común es que los sicarios del caso cometan un doble crimen: ocultar el delito y escamotear al delincuente. Siempre que lean “fuentes cercanas”, tengan por seguro que le están tendiendo una trampa con pretensiones de noticia.

Lo que convirtió en único a Maquiavelo no fue desvelar la naturaleza del poder sino escribirlo desde dentro. Por eso se indignaron los albaceas de los poderosos. Los secretos no se editan, las trampas no se explican, los modos no se exhiben. Los jesuitas de su tiempo, que eran una compañía (militar) y no una orden (monástica), fueron los primeros que reaccionaron con virulencia ante la “inmoralidad” del gran develador que describía lo que estaba reservado a ellos. Actualicémonos, a Roberto Saviano le acaban de retirar de su programa en la RAI; traspasó la línea roja y cayó sobre él el peso del poder…y del silencio. 

Los sicarios del linchamiento son anónimos, salvo para quien les paga, imagino 

Quienes dictan la verdad son implacables con los disidentes. Que Vox cancele una escena de besos entre mujeres es una aberración reaccionaria que debe ser denunciada sin equívocos, pero que Najat El Hachmi sea vetada como oradora en la Merced de Barcelona por el Observatorio contra la Homofobia, la Unidad contra el Fascismo y el Racismo y la Plataforma Trans Estatal, nos hace preguntarnos en primer lugar quién observa la homofobia, con quien están unidos contra el Fascismo y el Racismo esa secta inquisitorial y quién cubre los gastos de la Plataforma Trans Estatal. ¿Cuántos viven de eso? El estado del bienestar ayuda a los desfavorecidos pero no cabe subvencionar a los listos asociados ¿Tienen cara y ojos estos avispados carteristas institucionales dedicados a intimidar a la ciudadanía? Sé quién es y qué escribe Najat El Hachmi, pero los sicarios del linchamiento son anónimos, salvo para quien les paga, imagino. 

Los medios de comunicación han ido dejando de ser un instrumento de debate para convertirse en espejos cóncavos de la extorsión institucional. Para los viejos del lugar es una experiencia ya vivida. Cuando leíamos antaño a los piratas del eximio gremio sabíamos que donde firmaba fulanito iba implícito el mensaje del ministro menganito. En eso no hemos cambiado mucho. Basta decir que hoy como ayer yo no podría poner los nombres reales de tanto pirata y de los poderes que representaban, porque muchos están vivos, y ellos o sus herederos ocupan los huecos de sus antecesores. Intentarlo se consideraría una ruptura indiscriminada de los consensos de la transición y se achacaría a venganza o resentimiento. Además, esos modos no los contempla la ley de Memoria Histórica. Una cosa son los muertos resecos de las cunetas y otra los vivos del usufructo.

Lo más curioso es que hemos aceptado que la ética sólo es aplicable para las líneas rojas de la derecha y que la izquierda institucional tiene la impunidad

Cuando usted lea una ocurrencia novedosa lo primero que debe preguntarse es cómo ha llegado hasta ahí. Descarte la improvisación, porque hay tanta gente dedicada al asunto que es absolutamente improbable la posibilidad de una idea no instrumental. Si encuentran la referencia a una “fuente cercana” no busque la localización, sólo preocúpese del agua que mana de ella. Desde el resultado definitivo de las elecciones ha empezado a aparecer el mantra de “un proyecto político territorial”. Nadie de momento precisa nada más y lo de “territorial” se diluye en el nirvana de lo incomprensible. Confieso que semánticamente aplicado a la política no sé muy bien qué quiere decir, pero si a eso añado que su aparición coincide con la sinuosa negociación con Junts para la Presidencia del Gobierno, atisbo unas brumas que me anuncian algo. Quizá me preparan para una alternativa que posiblemente ni los propios creadores del señuelo tienen clara todavía.

Hasta el día 17 de agosto, jueves, no sabremos la magnitud del engaño que nos están preparando. Feijóo no puede ir más allá y Sánchez siempre está en disposición de hacer lo que necesite. Nos queda mirar, ver y esperar. Lo más curioso es que hemos aceptado que la ética sólo es aplicable para las líneas rojas de la derecha y que la izquierda institucional tiene la impunidad que concede el derecho a imponer su discurso.

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