Opinión

Presupuesto cero, también en Defensa

Todo indica que las vagas referencias del presidente del Gobierno al aumento del gasto en Defensa será poco más que un lema para salir del paso

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a Margarita Robles

Un lector progresista de mi anterior columna sobre el Libro Blanco de la Reforma Fiscal, en la que urgía la necesidad de un presupuesto base cero,  preguntaba al autor qué países la habían practicado, como si las cosas buenas e incuestionables per se necesitaran antecedentes antes de ser cultivadas. La respuesta, en todo caso, es muy simple: recientemente en Europa hemos tenido tres claros ejemplos al respecto, eso sí, a la fuerza y con pocas sutilezas.

El primero, Suecia, que arruinada su economía hacia mediados los años noventa del pasado siglo por los gobernantes socialdemócratas, los gobiernos posteriores más liberales tuvieron que reinventar por completo.  Sus cuentas públicas fueron restructuradas practicando recortes y reformas del gasto público por doquier. Por cierto, los resultados -como es natural- han sido excelentes, aunque insuficientes para recuperar su cuarta posición en renta per cápita del mundo de antes del socialismo. Habiendo caído a la décimo cuarta, ahora están en la undécima.

El segundo ejemplo fue Grecia a principios de la segunda década de este siglo,  que careciendo de moneda propia como los suecos, tuvieron que someterse a la humillación de los “hombres de negro” del euro, que pusieron patas arriba sus cuentas publicas y practicaron un presupuesto base cero con anulaciones y rebajas indiscriminadas del gasto de una radicalidad brutal. Desde entonces, dentro de lo que cabe, la economía griega ha mejorado.

El tercer caso fue el de la España de Zapatero, que aún sin la presencia directa de los “hombres de negro”, pero por imposición exterior, tuvo que practicar recortes humillantes y tajantes del gasto público en contra de las políticas socialistas al uso, e incluso modificar la Constitución –un hecho insólito sin precedentes- para evitar despilfarros futuros. En Portugal e Italia, sucedieron cosas parecidas.

Nuestro irresponsable gobierno social-comunista ha llevado el gasto y el déficit público a niveles de imposible financiación a medio y largo plazo, mientras que el crecimiento económico que podría posibilitar su sostenimiento es el mas bajo y está cada vez mas alejado del mundo civilizado.

La muy perentoria necesidad de un presupuesto base cero, antes de que nos venga impuesto desde fuera, se ve acrecentada ahora por las negativas consecuencias, ya muy visibles, de la invasión de Ucrania sobre nuestra economía y condiciones de vida, que no sólo obligan a un “borrón y cuenta nueva” de nuestras cuentas públicas, sino también a replantearnos prioridades estratégicas como la energía y la defensa.

En presencia de un faraónico presupuesto de gasto en igualdad, el Gobierno, agobiado por la realidad exterior, parece que podría estar pensando en aumentar el de Defensa

Lamentablemente, el actual gobierno está en “otras guerras” puramente ideológicas e internas,  ajenas por completo a los verdaderos intereses de la patria. En presencia de un faraónico presupuesto de gasto en igualdad, el gobierno agobiado por la realidad exterior, parece que podría estar pensando en aumentar el de Defensa; eso sí, no se sabe cuánto, ni cómo, ni para qué.

Vemos pues, que una decente lógica presupuestaria base cero debería conllevar a la supresión inmediata del despilfarrador Ministerio comunista de la Igualdad, y sin embargo abaratar los costes de la energía y acrecentar seriamente el presupuesto de Defensa, aunque solo fuera para dejar de hacer el ridículo internacional.

Pero más allá de que una decisión presupuestaria de este tipo vaya a llevarse adelante, por mero mimetismo internacional, deben plantearse dos cuestiones previas, propias de una nación adulta y por tanto responsable de su seguridad y defensa: un plan estratégico de objetivos y prioridades y un presupuesto –también base cero- incrementado acorde con las necesidades operativas derivadas de aquél.

¿Alguien cree que este Gobierno está realmente preocupado por estas cosas, más allá de intentar quedar superficialmente  bien con nuestros socios de la OTAN cuando nos visiten este verano?

Que España aumente su presupuesto de Defensa es obligado, dada su ínfima dotación actual:

  • Para poder responder a las singulares y muy evidentes amenazas exteriores

que nos distinguen de otros países europeos.

  • Para recuperar nuestra –perdida– fiabilidad internacional y alinearnos francamente  con los demás países de la OTAN, en vez de jugar un papel periférico y dudosamente alineado con Occidente.
  • Para que las economías externas de las inversiones en Defensa, cada vez con mayor contenido tecnológico, en el ámbito innovador e  industrial, impulsen nuestro crecimiento económico.

En España tenemos ejemplos de colaboración tecnológica entre las empresas privadas y y la seguridad y defensa del Estado, que además de ofrecer soluciones avanzadas a nuestras propias demandas y necesidades, han permitido consolidar posiciones de liderazgo tecnológico internacional.

La defensa  y la seguridad de las naciones de  nuestro tiempo, además de seguir siendo  tareas esenciales del Estado, cada vez generan mayores economías externas que benefician el progreso económico y social. Si en el pasado muchas de las tecnologías de uso civil que tanto han beneficiado a la sociedad tuvieron un origen militar, hoy sucede también lo contrario; ya que muchas tecnologías de origen civil terminan adoptándose para la seguridad y la defensa. Esta convergencia de origen tecnológico y basada fundamentalmente en el software, ha convertido en obvia la pretérita –y hoy arcaica- concepción de las “tecnologías duales” y puesto en crisis la separación  de especialidades: civil y militar.

Los desarrollos software que hicieron posible la realidad virtual utilizada en la película La guerra de las galaxias posibilitaron avances extraordinarios en programas militares espaciales

Un par de ejemplos pueden ilustrar lo dicho. Si las  tecnologías radioeléctricas que se desarrollaron para las comunicaciones  militares con motivo de la Segunda Guerra Mundial terminaron engendrando la telefonía móvil, los desarrollos software que hicieron posible la realidad virtual utilizada en la película La guerra de las galaxias posibilitaron avances extraordinarios en programas militares espaciales.

La economía española, cuya productividad siendo baja está –además- cuesta abajo, necesita revitalizarse a través de la innovación tecnológica y las inversiones contemporáneas en defensa son justamente intensivas en este factor de competitividad.

Llegados a este punto, y aunque obviamente las femi-comunistas del gobierno ni sepan ni quieran saber nada acerca de nuestra –muy abandonada- Defensa, es altamente probable que una gran mayoría de españoles puedan estar a favor de un presupuesto base cero –en este caso aumentando, en vez de eliminando el gasto público- que ponga las cosas en su sitio.

Todo indica, si embargo, que las vagas referencias del presidente del Gobierno al aumento del gasto en Defensa será poco más que un lema para salir del paso en un ambiente social de preocupación bélica, pues su gobierno social-comunista se encuentra ideológicamente en las antípodas de lo que realmente necesita España; de lo que en unas próximas elecciones tengan que rendir cuentas.

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