El documento más importante de la semana es un vídeo que se publicó hace meses. Hemos visto una artimaña del Congreso para sacar a Txapote a la calle, fabricada entre el PSOE y Sumar, que ha contado con la estúpida -e irrelevante- colaboración de Vox y PP. Hemos tenido un superjueves de la corrupción con informaciones que salpicaban al Gobierno una tras otra, una tras otra, una tras otra. Y hemos visto a los miembros más importantes del PSOE destruidos por las mentiras, desencajados confundidos llorosos, arrastrándose por los pasillos de los medios al atardecer en busca de una tranquilizadora pregunta. Pero las preguntas eran otras; no todo es RTVE.
Aun así, el documento más importante de la semana no es ninguno de ésos. Es un vídeo publicado en febrero de 2024 por la oficina en España del Parlamento Europeo. “Los jóvenes y las elecciones europeas, intervención de Pablo Simón en el bootcamp de voluntarios”. La intervención tenía como objetivo fomentar la participación del voto joven en las elecciones europeas, pero podría haberse producido en cualquier contexto similar. Unas jornadas en defensa de la democracia, un seminario sobre las amenazas al progreso, la precampaña de las próximas generales. La clave de la intervención habría sido la misma. Y la clave no es lo que defiende, sino lo que reconoce. Debemos detenernos en dos momentos del vídeo.
Hay que jugar sucio
Pablo Simón, minuto 25: “Nuestra democracia europea está dispuesta a tolerar en su seno incluso a aquellos que quieren cuestionar sus valores”.
Pablo Simón, minuto 35: “Yo soy enormemente partidario de mentir. MEEENTID. Mentid, decid que la Unión Europea les puede dar más becas, aunque no tenga competencias sobre esto más allá de los fondos Next Generation o de los Erasmus. ¡Da lo mismo, da lo mismo! Incluso jugad con la polarización (...) Hay que jugar sucio. Y lo digo así de claro, hay que jugar sucio, porque los malos juegan sucio”.
No es el fascismo, pero tenemos que jugar sucio porque la democracia está en peligro. Bueno, en realidad no está en peligro, pero tenemos que mentir porque quieren acabar con el progreso. En fin, ok, no lo dicen claramente, pero joder, que son fascistas
Para poder justificar esta descarnada mentira instrumental hace falta partir de una primera mentira: son los otros los que mienten. Mentid, porque los demás mienten. Mentid porque los otros son malos. Las dos premisas en el fondo del mensaje de Simón han de ser precisamente lo primero sobre lo que hay que mentir. Los otros mienten y quieren el mal, está en su naturaleza, siempre ha sido así y siempre será así. Sobre esta primera mentira se funda este Gobierno. Para preservar esta mentira se conceden portavocías internas y externas.
Volvamos al minuto 25: “incluso a aquellos que quieren cuestionar sus valores”. La intervención de Pablo Simón es promovida por el Parlamento Europeo. Simón está ahí para difundir la idea y los valores de Europa. La luz, llega a decir en el vídeo. Poco después defiende apasionadamente el uso de la mentira como herramienta de movilización política. La mentira es uno de esos valores. Eso es lo que les está transmitiendo a los jóvenes que han asistido al evento. Pero debemos ser agradecidos: la democracia europea es tan ejemplar que está dispuesta a tolerar -de momento- incluso a aquellos que quieren cuestionarlos.
Después de esto vienen Sánchez, el PSOE, el Gobierno. Y después de Sánchez, el PSOE y el Gobierno viene esto. Son fenómenos entrelazados. La política de la mentira crea agentes de la mentira. Y los agentes de la mentira fortalecen la política de la mentira. Es el documento más importante de la semana porque desmitifica la política institucional y sus medios neutrales. Muestra lo que hay. Y proporciona un marco para entenderlo todo un poco mejor. Si hay que mentir por Europa, ¿cómo no estará permitido mentir por la democracia, por el progreso, por este Gobierno que se erige en muro de contención frente al fascismo? Vale, no es el fascismo, pero tenemos que jugar sucio porque la democracia está en peligro. Bueno, en realidad no está en peligro, pero tenemos que mentir porque quieren acabar con el progreso. En fin, ok, no lo dicen claramente, pero joder, que son fascistas. Ésta es la narrativa circular del Gobierno y sus defensores. No son fascistas, pero tenemos que mentir porque los fascistas siempre mienten.
Los jóvenes presentes escuchan y aprenden. Han comenzado a aceptar la mentira. La suya y la de los suyos. Serán activistas, políticos y periodistas útiles e implicados
Dentro de poco los mismos agentes que promueven el uso de la mentira política se llevarán de nuevo las manos a la cabeza por los datos sobre desafección, por la creciente desconfianza en las instituciones, en la neutralidad de los expertos y en la autoridad de las ciencias sociales. Como siempre se dirá que es una mala noticia. Como siempre se dirá que es por culpa de la ultraderecha, de las redes sociales, de los bots, de la propaganda rusa. De los enemigos del sistema, la democracia y la verdad. Pero no. Es por vosotros. Es por culpa de sus fans. Es por culpa de los frikis de Europa (minuto 1:26), los frikis del progreso, los frikis de las instituciones, de los papers y de las agendas públicas. De los que dicen defender la verdad, la virtud, la ley y la democracia mientras las van desmantelando en defensa de sus fetiches políticos particulares.
“Mentid”, pedía el profesor, tertuliano y experto europeísta. Los jóvenes presentes escuchan y aprenden. Han comenzado a aceptar la mentira. La suya y la de los suyos. Serán activistas, políticos y periodistas útiles e implicados. Otros jóvenes, desde la distancia, escucharán las mismas palabras y torcerán el gesto. Confiarán cada vez menos en los nuevos sofistas y en sus causas. Conocerán sus artes, sabrán detectarlas cuando les pasen papers, títulos y gráficas por la cara. Y será, sin duda, una buena noticia.