Opinión

¿Quién puede entrevistar a Pedro Sánchez?

No espera uno que haya un plante general de los medios que tienen acceso al presidente hasta que este no se deje entrevistar por los más incómodos y críticos

  • Captura de la entrevista a Pedro Sánchez en La Sexta

Antes del titular que acaba de leer había puesto este otro: "¿Qué hay que hacer para entrevistar al presidente?" Se parecen, pero no es lo mismo. Digamos que este último me plantea algún problema añadido con algún querido compañero, y miren, Sánchez puede estrechar las cuadernas de España y vender a trozos su soberanía y la defensa de sus intereses, pero, aunque se me acuse de hacer bueno eso de que perro no come carne de perro, prefiero el primer titular. Los últimos días han sido apretados y fructíferos para el hisopo y el incensario de los medios llamados a tener el monopolio de entrevista a Sánchez. Se dejó entrevistar en La Sexta donde mintió descaradamente una vez más. Lo entrevistaron el domingo en La Vanguardia, donde repitió las mismas trolas y embustes. Qué más da: después de la sedición, la malversación y ¡Visca Catalunya!

Es raro que ese método que algunos compañeros utilizan con otros dirigentes, el de acompañarse de una tablet en la que se ve y escucha al entrevistado decir cosas distintas a las que está manteniendo en la entrevista, no se utilice con Sánchez. Es evidente que si así fuera no habría entrevista. Primero porque por ahí no pasa el interfecto. Y segundo porque ni el propio Sánchez, un mentiroso patológico de libro, puede soportar sus mentiras expuestas en público una tras otra. O sí, ¿quién sabe lo que este hombre es capaz de hacer?

Los de La Vanguardia podrían haberle puesto el momento, varios por cierto, en que los que niega que fuera a tocar el delito de sedición; el momento en que hizo lo propio la ministra de Justicia, el guasap de Bolaños a González Pons: "No hay nada de la sedición", o al inefable Patxi López la semana pasada. Hoy, martes, ya sabemos que después de la sedición, la malversación y otra vez ¡Visca Catalunya! Ya ven lo poco que importa la dirección del partido. La militancia casi nada. La votancia, menos que nada. El Código Penal al servicio de que Sánchez aguante un año más en la Moncloa. Ni más ni menos.

Que esos lectores y oyentes presumiblemente no vayan a votarlo no quita para que no intente explicarles y desentrañar sus mentiras

El presidente ha sido entrevistado en la última semana por una televisión y un periódico. Entrevistas aseadas, pastueñas. Se siente cómodo con algunos compañeros. Recela de otros muchos que desean entrevistarlo sin ningún éxito. Es la idea que tiene de democracia. La Ser, alguna radio catalana, La Vanguardia, El País y La Sexta, y de vez en cuando Tele 5 y TVE, está última con los aromas a incienso que ya conocemos para finalizar la charla.  

Los lectores de ABC, los de este digital y otros; los telespectadores de Antena 3, los oyentes de la Cope o de Onda Cero, y no sólo, tienen el mismo presidente, Pedro Sánchez, pero él los trata como si no existieran. Que esos lectores y oyentes presumiblemente no vayan a votarlo no quita para que no intente explicarles y desentrañar sus mentiras. ¿Tiene miedo? Es posible que tema enfrentarse a una entrevista en condiciones, con tablet o sin ella. Bastaría con que el entrevistador tenga memoria.

Hubo un tiempo en el que el presidente del Gobierno aceptaba ser entrevistado en la televisión por varios periodistas, uno cercano, otro distante y el tercero mediopensionista. Ese era el juego. Aquello acabó con Zapatero. Luego vino el plasma de Mariano Rajoy. Y ahora la entrevista a la medida del gran fabulador.

Había quien creía que en Gabilondo había más periodismo que en Luis del Olmo, pero esos mismo pensaban que el periodista berciano tenía más radio que el vasco

Antes, cómo olvidarlo, José María Aznar cumplió ocho años como presidente sin dejarse entrevistar por Iñaki Gabilondo, en aquel tiempo el periodista con más oyentes en la radio. Había quien creía que en Gabilondo había más periodismo que en Luis del Olmo, pero esos mismo pensaban que el periodista berciano tenía más radio que el vasco. En cualquier caso, son hasta hoy los más grandes que ha dado la radio en los últimos años. Los dos colocaron el medio en un lugar en el que ya no cabía más excelencia. Los dos compitieron como caballeros.

Luis del Olmo fue durante muchos años el primero en el EGM, y Gabilondo siempre a su rueda, hasta que los datos se dieron la vuelta y el primero pasó a ser segundo. Elegidos para la comunicación, sentido del ritmo, olfato, voz, dicción y capacidad para reaccionar a cualquier noticia. Y respeto por los oyentes, que ahora llaman en algunos lugares escuchantes. Bueno, será eso. Lo cierto es que hubo un tiempo en que no había entrevista de Luis del Olmo con Aznar que no terminara con una petición expresa de que se dejara entrevistar por Gabilondo. Del Olmo insistía, y como respuesta sólo recibía el silencio, más largo e intenso en la radio, que retrataba al presidente, y evidenciaba lo que Aznar entendía por democracia y pluralidad informativa. Y así, incansable Luis del Olmo, una y otra vez. Sucedía que los oyentes de la SER, como ahora los de Cope y Onda Cero, debían tener de presidente a otro. Así fue con Aznar; así es ahora con Sánchez.

Otra vez la palabreja; otra vez el conflicto, trampa semántica donde las haya que ignora que para que lo haya hacen falta dos posturas contrapuestas o en lucha

No espera uno que haya un plante general de los medios que tienen acceso al presidente hasta que este no se deje entrevistar por los más incómodos y críticos, tan sólo que hagan como Luis del Olmo, que recuerden a sus oyentes y lectores esta anomalía democrática que consiste en ignorar a aquellos periodistas que tiene otra forma de preguntar, otra manera de interpretar, otro modo de enfrentarse a la impostura y la mentira.      

No hay que estar muy informado para entender que, delante de determinados entrevistadores, Sánchez no podría sostener lo que La Vanguardia concluía en página editorial el pasado domingo “Sánchez insiste en la vía del diálogo para desinflamar (sic) el conflicto en Cataluña”. Otra vez la palabreja; otra vez el conflicto, trampa semántica donde las haya que ignora que para que lo haya hacen falta dos posturas contrapuestas o en lucha. Pero ahora, las familias catalanas se han vuelto a hablar en las sobremesas del domingo, sostiene la ministra manchega del Gobierno. Que uno de los grandes titulares de la entrevista fuera que “existe una amenaza real de un cambio de gobierno a posiciones reaccionarias” sin que el entrevistador le recuerde la verdadera naturaleza de sus socios de  ERC, Bildu, Podemos o la CUP, da idea de hasta dónde hemos llegado. Sí, vale, de acuerdo: una entrevista. Y dos huevos duros, uno de ellos de oca, por favor.

No se pide mucho, la verdad. No espera uno escuchar o leer una entrevista de Sánchez en los medios que no controla con profesionales independientes que saben hacer su trabajo. Me conformo con que recuerden que esos medios están esperando una entrevista - ¿hace uno, dos, tres…cuatro años?- pero, eso sí, sin la necesidad de que el entrevistador la termine diciéndole a Sánchez eso que escuchamos al finalizar en la última que dio a TVE, “Bueno, muy bien, ¿no?”.  

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