Opinión

Remigración, ni reparto ni integración

El bipartidismo está en una discusión superficial sobre este reparto. Ruptura de la igualdad, la solidaridad… dicen los socioliberales del PP

  • Díaz Ayuso en Londres -

La cesión de la política de inmigración y fronteras a Catalunyistán supone la ruptura física de España -la que negaba con mofa Zapatero- pues la división de una frontera no es otra cosa que oficializar la secesión, aunque se continúe manteniendo su deuda. Pero la situación de los españoles es tan desesperada y la del régimen tan deplorable que esto tan traumático no es ya lo verdaderamente grave. Tampoco lo es que Junts y el PSOE acuerden que de los 4.000 inmigrantes ilegales auto declarados menores de edad en Canarias, 20 vayan a Cataluña y 700 a Madrid. Lo verdaderamente grave es el hecho del reparto en sí de medio Magreb y del África yihadista por toda España, haber condenado a Canarias sin intención alguna de detener esta invasión por el bipartidismo cómplice del PP y el PSOE, que rinden obediencia a intereses que andan por Bruselas. 

El acuerdo PSOE - Junts ha permitido que se cuelen algunas verdades alrededor de la inmigración, conocidas en la calle y proscritas en los medios de comunicación, como que nadie quiere un centro de “menas” en muchos kilómetros a la redonda. A diferencia de las centrales nucleares, estos centros no aportan energía barata y limpia, son focos de inseguridad que destruyen la vida de los vecinos. De repente esos “seres de luz que vienen a brillar a nuestra sociedad”, -Inchaurrondo dixit- no son bienvenidos por los catalanes secesionistas, el otro faro moral del estercolero mediático español. 

El bipartidismo está en una discusión superficial sobre este reparto. Ruptura de la igualdad, la solidaridad… dicen los socioliberales del PP para crear una ficción en el españolito de disputa alrededor de la inmigración que es falsa. Esa cortina que no deja ver el verdadero problema e impide su solución perpetuando el hundimiento de España es el Partido Popular, especialmente de Ayuso por el abismo entre su discurso y sus acciones. Su papel es transmutarse dialécticamente en VOX para absorber voto, luego ya puede hacer lo que quiera. El PSOE y el resto de anti-España sabemos qué son. El PP de Feijoo, Juanma Moreno y Sémper son esa cosa provinciana que daría lástima en otras circunstancias. Su mayor deseo es ser aceptados en el PSOE como verdaderos socialistas, unidos en el culto a von der Leyen. Luego está lo que se conoce como el “PP de Ayuso”, más beligerante contra Sánchez en su retórica, influido por la guerra personal abierta entre ambos, pero defensores de todo el establishment del que viven, que nos ha traído a este estado de ruina y división. Y principalmente asume todos y cada uno de los postulados globalistas, como son las políticas pro-inmigración con efecto llamada que fomentan el negocio del tráfico de seres humanos y el posterior bajo el nombre de integración. 

La diferencia fundamental [de Ayuso] con Abascal es que éste defiende la remigración y Ayuso la integración, una política de apaciguamiento fallida de hombres en edad militar

Hace ocho meses debido a la exigencia firme de los de Abascal de que en las Comunidades Autónomas de las que formaba parte del Gobierno no podían acoger más inmigrantes ilegales en el reparto, se rompieron todos los gobiernos autonómicos. El PP salió de forma unida y sin fisuras, con henchidas de pecho en la defensa del reparto y la acogida por “solidaridad y derechos humanos”. Ayuso llegó a llamar racista a VOX. Así el reparto de inmigrantes de origen desconocido y sin oficio se convirtió en la bandera común del PP para distinguirse de VOX y diluirse entre los que nos llevan al suicidio de España. Los españoles que recibieran estos nuevos vecinos en su barrio no importaron a los populares.

Las declaraciones de la Presidenta de la Comunidad de Madrid tras conocerse el acuerdo entre Sánchez y Junts ha sido rechazar el reparto. La diferencia fundamental con Abascal es que éste defiende la remigración y Ayuso la integración, una política de apaciguamiento fallida de hombres en edad militar que se muestran abiertamente hostiles a Europa. 

La postura de Ayuso es ahora acertada, pero deshonesta pues responde a que ahora puede rentabilizarlo políticamente frente Sánchez y Feijoo. Unida a él frente a VOX y enfrentada con al gallego respecto a Sánchez. Un breve recopilatorio de cuando podía rentabilizar mediáticamente la acogida de menas: “Es vergonzoso, la delincuencia no está relacionada con la cultura de origen” (en Madrid se ha incrementado la criminalidad de mayor gravedad a datos que nos llevan al abismo); “Mi mensaje es el mestizaje, la apertura y la integración”, (para las mujeres que no vamos con escolta no vivimos en el musical de Malinche); “están en su casa”; “son tan españoles como Abascal, y lo repetiré mil veces”. “Estoy obligada a cuidar de ellos y darles cobijo” (cuando ha querido presentar un conflicto institucional con Sánchez lo ha hecho). Y la clave de su política de engaño: “repartir no es integrar”. En el último año ha sacado un contrato que cuesta 7.000 € al mes por cada mena en un centro. Se ha negado a hacer pruebas de edad a los menores acogidos, a diferencia de Aragón, donde el 90% de los “niños” se descubrieron adultos. No había rentabilidad mediática aquí.

Es absolutamente inmoral el falso debate entre “reparto” e “integración”, pues ambos defienden y perpetúan el negocio de las mafias. La única salida es plantear una remigración, el fin inmediato de todas las ayudas y cortar el grifo a las oenegés que canalizan el tráfico del siniestro negocio de la inmigración.

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