La noticia ha corrido como la pólvora: el Rey emérito –que acababa de comunicar a través de sus periodistas cercanos que había decidido no volver a España por Navidad, como desde estas páginas se solicitaba hace solo unas horas- estaba ingresado con coronavirus en un hospital de Abu Dabi, la jaula de oro en la que se consume y rumia su mala cabeza desde hace meses.
La Casa del Rey desmentía la noticia curiosamente desvelada por el diario Ara, uno de cuyos directivos es Víctor Font, candidato independentista a la presidencia del Barça. "Te informo de que la Casa de Su Majestad el Rey desmiente que Su Majestad el Rey Don Juan Carlos esté ingresado". El abogado del Emérito iba más allá y aseguraba a Vozpópuli que “no estaba contagiado”.
Pero el incendio ya estaba montado y se extendía como el petróleo ardiendo de los Emiratos. ¿Qué pasaría si Don Juan Carlos, como su padre o su abuelo, muriera en el ‘exilio’ voluntario? El próximo 6 de enero cumple 84 años, tiene serios problemas de movilidad desde la última operación de cadera y la pandemia, como él mismo ha argumentado, le convierte en una población de riesgo. Sobre todo, para su hijo y la institución que representa…
Como escribía Jesús Cacho ayer, el penúltimo servicio a la Corona y a su propio hijo que debería hacer Don Juan Carlos era no comprometerles en un momento como éste: con un Gobierno en cuyo Consejo de Ministros se sientan quienes quieren poner fin a la Monarquía -#losborbonesalostiburones y #losrecortesseránconguillotina proclamaban Irene Montero o Alberto Garzón, hoy ministros con cartera y en Moncloa- el regreso del Emérito con sus maletas cargadas de comisiones, causas judiciales, deudas con Hacienda y fondos dudosos en Jersey pondría contra las cuerdas a Felipe VI.
El discurso del rey Felipe VI
Y parecía que, pese a las frías relaciones entre padre e hijo, Don Juan Carlos había entrado en razón: había decidido esperar y posponer, al menos hasta después de Navidad, del discurso trascendental de su hijo, su anhelado regreso.
Pero el fantasma de la pandemia ha vuelto a cruzarse en el camino: ¿y si Don Juan Carlos, persona de riesgo, cae contagiado por la Covid? ¿Y si –todo lo que puede salir mal, sale mal- el Rey Emérito muere en el ‘exilio’? La conmoción inicial –como lo demuestra la noticia desmentida de hoy- incendiaría las redes y sacudiría la ya de por si covulsionada realidad española. Pero, como dice una fuente relacionada en el pasado con la Casa Real, “al final, sería lo mejor para la Familia: no olvides que, como decía Rubalcaba, en España se entierra de maravilla y la muerte limpia todos los males”.
Don Juan Carlos ha transmitido su queja a los que soportan estos días su mal humor, su añoranza y sus ganas de volver. “¿Qué quieren, que me muera?”, es uno de sus lamentos.
¿Alguien puede imaginar el regreso desde su ‘exilio’? ¿La llegada a España? ¿El entierro televisado en El Escorial como corresponde a un Rey que ha sido capital en la historia de España y en su transición de la dictadura al siglo XXI? Se acabarían las cuentas con la Justicia y se pondría en valor, como se ha hecho siempre en política –que se lo digan a Manuel Azaña, cuya exposición, curiosamente, inaugura hoy Don Felipe- la parte positiva –que es enormemente superior a la negativa- de Don Juan Carlos.
Según cuentan esos periodistas que hoy sirven de correa de transmisión de los mensajes del Monarca en su jaula de oro, el propio Don Juan Carlos ha transmitido su queja a los que soportan estos días su mal humor, su añoranza y sus ganas de volver. “¿Qué quieren, que me muera?”, es uno de sus lamentos. Algunos, que lo ven como el servicio definitivo a la Corona, parecen desearlo…
Guillermo Burgos Lejonagoitia
No cumplía 84 sino 83. Su cumpleaños no es el 6 de enero, es el 5. Su padre no murió en el exilio, murió en Pamplona...