Con Miquel Iceta y Meritxell Batet al frente, el soviet supremo que va a dirigir la campaña socialista en Barcelona contará con pesos pesados del aparato tales como Enric Casas o Pepe Zaragoza. Todos coordinadísimos con la sala de máquinas monclovita y contando con la presencia constante de Pedro Sánchez para apoyar al candidato.
Saben muy bien Iceta que, por sí mismo, Collboni vende menos que una pescadera afónica, de ahí que pretendan ocultar las limitaciones del personaje. Hacen bien. Porque Sánchez no tan solo está por la labor de pasarse casi toda la campaña en la Ciudad Condal, desatendiendo así otros feudos, sino que comprende que, tras la pérdida de Andalucía, solo le salva de la quema recuperar la alcaldía barcelonesa. Los barones del PSOE andan por ahí con un barril de alquitrán en una mano y un cubo de plumas en la otra para, a la que se descuide, emplumarlo y expulsarlo del pueblo. Al doctor Sánchez le urge dar un golpe de efecto que deje con la boca cerrada, de momento, a la cada vez mayor oposición que tiene dentro de un PSOE al que, parafraseando a Alfonso Guerra, no lo conoce ni la madre que lo parió.
De lo que se desprende que la estrategia en las próximas municipales barcelonesas no será lo que quiera el candidato, ni mucho menos el PSC. Se seguirá la pauta marcada por Sánchez, que para eso es quien manda. El precedente ni es nuevo ni es insólito. Cuando andaba Pasqual Maragall en estos menesteres sucedía lo mismo, y eso que tenía carnet del PSC. Pasqual se hacía la lista, el equipo de campaña, la estrategia y hasta los carteles en una especie de Juan Palomo post moderno de pijo simpaticote. En aquellos años se escuchaba decir en el aparato de la calle Nicaragua que había que respetar a cada alcalde para que, dentro de ciertas líneas de partido, hiciese la campaña como mejor le pareciese. Era la teoría de Josep María Sala que, como no podía ser de otra manera, acabó por demostrarse totalmente errónea por lo que de dispersión de mensaje tiene y reinos de taifa consolidó.
Collboni se verá relegado a aparecer calladito en segundo plano junto al gran timonel de la social democracia patria, a poner buena cara y a dar besicos a quien se deje, que eso siempre queda muy bien en las fotos
Con Collboni, el PSC ha dado una vuelta de tuerca más en su descenso por la pendiente del razonamiento lógico: ahora no será el candidato quien diga lo que tiene que hacerse, sino su amigo, el primo de Zumosol que viene en su auxilio, a saber, el presidente del gobierno. Debieran saber estos geo estrategas de rastro que sí a alguien viene a auxiliar el doctorcito falaz, es a sí mismo, por lo anteriormente expuesto. Pero, ¿quién va a pararle los pies al caballero? ¿Iceta, que le pedía que nos librase de Rajoy como si estuviera cantando un bolero desgarrador? ¿Batet, tan acostumbrada ponerle ojitos? ¿Zaragoza, que cuando habla es lo más parecido al Konsomolskaya Pravda que se ha visto? No parece.
O sea que Collboni se verá relegado a aparecer calladito en segundo plano junto al gran timonel de la social democracia patria, a poner buena cara y a dar besicos a quien se deje, que eso siempre queda muy bien en las fotos. Callado y misterioso, he ahí el secreto en expresión célebre de mi querida Bibiana y mi no menos querido Mario Vaquerizo. De momento, lo más novedoso que se ha dicho acerca de su candidatura es que Sánchez vendrá – mira, como el ejército de Wenck – y que el bueno de Jaume ha elegido a tres señoras perfectamente desconocidas para no sé qué. Mientras tanto, el candidato del PP, el señor Bou, anda metiéndoles el dedo en el ojo a los separatistas en la mismísima TV3 con una elegancia y un sentido del humor admirable, Valls empieza a centrarse en lo que debe hacer si quiere ganar e incluso Colau da zarpazos a la primera que se le presenta para decirnos que es lo más de lo más, lo último, pásmense, que es la primera alcaldesa bisexual de España. Qué manía tiene la señora en explicarnos intimidades de alcoba que ni nos interesan ni tienen la menor relevancia, como cuando Rahola declaró ufana que su marido y ella destrozaban las camas cuando de refocilar se trataba.
Uno se pregunta si el presidente no podría presentarse como candidato a todas las alcaldías de España, habida cuenta de las enormes mediocridades que el PSOE va a lanzar a la palestra electoral
Collboni, en cambio, carece de la gracia, talento, experiencia e incluso morro – esto último lo digo por Ada, se entiende – de sus rivales. ¿Qué puede, entonces, aportar a la contienda? Desde luego no serán los papeles que le escriban ni los señores Illa y Pedret, cargos orgánicos ellos y encarnación moderna de Bouvard y Pècuchet. Sin leerlos, los calificamos ya de aburridísimos, como todos los escritos oficiales del PSC.
Por tanto, lo más importante de Collboni y su mariachi combo va a ser Sánchez. Uno se pregunta si el presidente no podría presentarse como candidato a todas las alcaldías de España, habida cuenta de las enormes mediocridades que el PSOE va a lanzar a la palestra electoral. “Sánchez, el tres en uno: presidente, alcalde y secretario general”. Y que viniesen luego Lamban o Vara a decirle algo. Todo muy simpático, ya ven. Como el hostión que pueden llevarse.