Debo de ser algo amnésico porque no recuerdo en qué momento votamos si queríamos ilegalizar los coches de los pobres a partir de 2035. Justamente eso es lo que ha perpetrado Bruselas (y sus burócratas) sin urnas ni debate social. Aunque esto pueda sonar extraño, no se trata de un debate de izquierdas o de derechas. Un comunista preocupado por el cambio climático dirá que está medida es inaceptable porque la Unión Europea no ha sido capaz de articular una red de transporte público que garantice la movilidad de las clases bajas. Un militante de la derecha radical destacará que estamos ante otra medida típica de los pijos progresistas hipermasterzados que ocupan los mejores puestos de la burocracia occidental. Ambos tendrán razón.
En 2035 no tendremos coches baratos, ni red nacional de trenes, ni podremos montar en avión porque eso contribuye al desastre climático. Quizá tengamos festivales musicales de verano, pero no serán exactamente nuestros. España es el país europeo que apostó de manera más decidida por el formato de festival pop, invirtiendo dinero público y privado en marcas consolidadas como el Sónar, Primavera Sound y el Festival Internacional de Benicàssim, entre muchos otros. Recientemente se ha destapado que esta potente red cultural cada vez es menos española y está en manos de menos empresas (ni siquiera empresas: fondos de inversión). En ocho de los diez macroeventos más multitudinarios hay capital extranjero, principalmente del fondo estadounidense Superstruct Entertainment. Pasa lo mismo con nuestra oferta de conciertos, hoy en gran parte acaparada por la empresa transnacional dominante Live Nation y su asociada Ticketmaster, que recientemente han sido investigadas por prácticas monopolísticas ante el Senado de Estados Unidos.
Saqueo soberano
No se trata, insisto, de la típica batalla cultural entre izquierda y derecha. Muchos españoles que tradicionalmente hayan votado a Izquierda Unida pueden sentirse identificados con los argumentos del voxero Jorge Buxadé contra la medida de Bruselas, que limita los movimientos de los españoles más pobres pero no afecta a las clases altas, que seguirán moviéndose en vehículos ecológicos de gama alta (la ley llega ademas con una 'enmienda Ferrari' para salvaguardar ciertos coches de lujo). Uno de los políticos globales que más rechazo me provoca es Justin Trudeau, actual presidente de Canadá, pero casi me pongo a aplaudir delante de mi portátil cuando anunció su iniciativa de prohibir comprar vivienda en su país a quien no fuera residente. Si se aplicase en España, la medida sería un primer paso importante contra nuestro grave problema de exclusión inmobiliaria. Lo de rojos contra azules cada vez ayuda menos a comprender los problemas de nuestra época.
En 2018 Pedro Sánchez recibió a Tim Cook en Moncloa con honores de jefe de Estado sin reprocharle que apenas paga impuestos por lo que factura en España
Si buscamos imágenes emblemáticas de nuestra sumisión globalista podemos recurrir a los encuentros de Pedro Sánchez con Tim Cook, máximo ejecutivo del gigante tecnológico Apple. A finales de 2018 le recibió en Moncloa con trato de jefe de Estado para convencerle de que España era una start up nation en vez de para reprocharle que no pagase apenas impuestos aquí por los millones que factura. Luego se vieron en Apple Park en julio de 2021 para que no quedasen dudas de que nuestro presidente es un lamebotas profesional dispuesto a vender la dignidad de su país a cambio de cualquier foto molona o beneficio personal, sea simbólico o económico.
Desde hace algunos meses, cada vez que veo la imagen de Pedro Sánchez recuerdo una canción de Rubén Blades que retrata la miseria de las repúblicas bananeras de América Latina. La pieza se llama “País portátil” y su letra explica con máxima precisión la tragedia política del sanchismo y similares: “Se vende un país portátil/ con su autoestima en el suelo/ con un enorme complejo/ que lo hace antinacional/ es un lugar sin memoria/ donde ya nada sorprende/ vive el crimen indultado/ y un charlatán presidente". También hay un pareado sobre la constante dependencia de los fondos de la UE: "Se vende un país portatil/ se ofrece en partes o entero/ con un préstamo extranjero/ hacerlo andar es muy fácil". Recuperar nuestra soberanía económica es el único camino para librarnos de esta postración política voluntaria, que en realidad no beneficia a nadie.
Chus
Dice (escribe): "Lo de rojos contra azules cada vez ayuda menos a comprender los problemas de nuestra época". Y dice bien. Pero no claramente. El adagio inicial fue "DE FRANCO A LAS INSTITUCIONES". La legitimidad del expolio económico (gigantesco, aunque hoy no nos lo parezca), descansó, hasta la muerte de Franco, en él. En aquél viejecito que "no se metía en política", el que nos enseñaban una vez al año desde el balcón de la Plaza de Oriente, y al que, para hacernos ver que seguía vivo, levantaban el brazo a modo de saludo, mientras con un tenue hilillo de voz, el anciano recitaba el "Españoles todos". El viejo se murió, y se quedaron sin "legitimación" para continuar el Expolio. Entonces el Régimen se hizo "demócrata", los fascistas se repartieron la gallina de los huevos de oro, como lo habían vivido: Falangistas, al PSOE y tecnócratas a AP (hoy PP). En el medio quedó Suárez, más solo que la una, hasta que fue amortizado. Hoy, la saga de ladrones de Estado, encuentra la Legitimación del Expolio (que continúa, ahora jugando en las ligas mayores de la corrupción internacional) en "las Instituciones. Empezó en noviembre de 1976, cuando desaparecieron mágicamente los Procuradores en Cortes franquistas y se sustituyeron, inmediatamente, por unos desconocidos e ignotos "demócratas de toda la vida", casualmente todos ellos hijos, nietos y deudos de los fenecidos Procuradores franquistas y otras carcundias surgidas del frío de la dictadura. Hasta hoy Saludos
DANIROCIO
entonces en manos de quien estamos,menudo futuro tenemos segun el articulista,aunque la vida la miro con optimismo no hay manera siempre habra alguien que te la fastidie,esperemos no sea asi
Vayatoalla
Mientras sigamos sin querer ver que somos un protectorado del imperio anglosajón y que por tanto, sometidos a los intereses del imperio, nada podrá cambiar en nuestras mentes y con ello en nuestro destino como pueblo.
I AM
Los globalistas, y Europa con respecto a España (muy codiciada por su posición geográfica y clima) tienen solo un mandato: "Dales cuerda, dales cuerda hasta que se ahorquen" (entonces recogerán los restos a precio de saldo), sabiendo que amorales y corruptos nos gobiernan. Y por supuesto el Psoe encantado de esclavizarnos para el futuro (no solo con la deuda impagable) mientras se llenan las bolsa ellos y sus familias- amigos en el presente. Y el español, borrego obediente, dice "sí amo"
Incandescente
"Uno de los políticos globales que más rechazo me provoca es Justin Trudeau, actual presidente de Canadá, pero casi me pongo a aplaudir delante de mi portátil cuando anunció su iniciativa de prohibir comprar vivienda en su país a quien no fuera residente. Si se aplicase en España, la medida sería un primer paso importante contra nuestro grave problema de exclusión inmobiliaria" Este es el típico argumento facilón, creo que debes seguir manteniendo a Justin en su justo lugar, el estercolero. Toda intromisión en el mercado genera resultados adversos. Los ricos extranjeros no compran casas baratas, salvo que compren muchas a través de fondos y estos los pueden radicar en cualquier sitio, también en Canadá. No estoy seguro, pero creo que el grave problema de precios, al igual que en California, viene por otra limitación excesiva del mercado, consistente en la sobreregulacion urbanística que impide o dificulta la construcción de nuevas viviendas. Y no será por sitio.... Va siendo hora de que te alejes de una vez de la manada progre, aquí sus resultados.
vallecas
Ninguno de los dos tiene razón Sr. Leonore. Es imposible que en la Alcarria hay transporte público y las medidas pijo/progres típicas , tampoco son válidas aquí. Hasta que no nos demos cuenta que estamos en manos de unos auténticos inútiles, ta rad os e incompetentes, no comprenderemos lo que está pasando
Norne Gaest
Casi siempre ocurre lo mismo: cuando los míos no cumplen, critico a todos por igual como si esto fuera un secarral. A izquierda y derecha, y queda uno genial Vamos a ver: ¿ningún grupo político español critica de las élites europeas o mundiales el elitismo que decide sin consultarnos para despojarnos del coche, la propiedad y la libertad de conducirnos? ¿ninguno ha puesto sobre el tapete la soberanía de los países y lo acusan de anti europeísmo? ¡Ay las vergüenzas, las vergüezas de juntarse o si quiera aproximarse a lo que la oceánica masa progre llama la extrema derecha...! ¿Es que la progresía, por inmensa, está exenta de ideologías y comportamientos de secta? ¿Acaso no es cierto que el tablero de lo poíticamente correcto está inclinado, en símil de Cayetana, y algunos tienen que trepar, siempre, hacia arriba de la montaña? Criticar a Sánchez, ese peligroso maniquí andante hoy tan poderoso, es fácil, y atorrante como arrastra la dignidad nacional ante los nacionalistas o en cualquier parte, pero, a propósito del artículo, ¿ningún partido habla de dignidad nacional por estos predios? En fin, me voy, que tengo que dar un paseito por el campo y respirar aire limpio.