Mujer, joven, preparada para gobernar tras mostrar su capacidad negociadora con Vox y Ciudadanos que la llevan a liderar la comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso ha conseguido quitarle la silla al ganador de las elecciones, al PSOE de Ángel Gabilondo, y eso, en los días que corren y sin gobierno en Moncloa, tiene mucho mérito. Quizás debería llamar a Pedro Sánchez para indicarle cómo ceder y negociar para llegar al puerto en el que uno quiere estar. Sólo le quedan 40 días y no hay ni fecha para la reunión más importante que debe mantener si quiere conseguir el apoyo principal, el de Pablo Iglesias y Unidas Podemos.
Hablando de puerto, el Open Arms necesita uno y todos están mirado hacia otro lado; primero Europa, le sigue España, y también Madrid. Por cierto, no he oído hablar a Ayuso del problema más grave que tenemos encima de la mesa y es un barco en aguas internacionales que está pidiendo ayuda para centenares de personas, además de los políticos que tenemos -lo dicen todas las encuestas, ellos junto al paro son los mayores problemas de los ciudadanos-. Pero esto a Madrid, Rabat y Bruselas les queda lejos. Centrándome en Ayuso, la sombra de la corrupción la persigue porque han sido muchos años de prácticas que se están investigando y que parecen propias de una trama corrupta. Si es cierto, la tolerancia cero que verbaliza Ayuso la debe plasmar actuando, no renegando de su pasado y de lo aprendido con Aguirre y Cifuentes, no, sino tomando medidas desde ya para que la Comunidad no se vuelva a ver afectada con prácticas que no son propias de una sana democracia. Ayuso y Casado tienen mucho recorrido por hacer, son la nueva generación política del PP -jóvenes sobradamente preparados-, y los demás también son responsables si existe o ha existido alguna práctica corrupta. Responsables cuando pactan también para conseguir poder.
Se equivoca en poner en el mismo saco los problemas de hombres y mujeres. No, hombres y mujeres no somos iguales"
La tolerancia cero de Ayuso también es contra la violencia, pero se equivoca en poner en el mismo saco los problemas de hombres y mujeres. No, hombres y mujeres no somos iguales, por suerte. No tenemos los mismos problemas y no hay que luchar contra ellos, eso no significa que seamos iguales, hay que luchar con ellos para combatir las diferencias existentes y erradicar la violencia machista: los asesinatos de mujeres, las violaciones en manada, los acosos laborales, la educación en las aulas. Si algo va a tener Ayuso es trabajo, en plantar cara a la corrupción teniendo que plantar cara a los suyos y en plantar cara a la violencia machista, teniendo que plantar cara al que le ha dado la llave y que está en su gobierno, a Vox.
Le ha faltado frescura propia de una persona joven, se ha puesto el corsé de la derecha y derechona rancia para no incomodar a su compañera de Vox. Las mujeres de este país, nuestras madres, nuestras abuelas han luchado mucho para fomentar nuestro reconocimiento y el valor femenino en la sociedad. No hace tanto que tenemos derecho a votar, no hace tanto que podemos disponer de nuestro dinero sin necesitar la autorización de nuestro “marido”. Vivimos en una sociedad machista, sólo debemos ver unos cuantos anuncios para darnos cuenta que esto sigue siendo así.
Esperemos que Ayuso escriba su propia historia en política, libre de corrupción, libre de machismo, libre de sectarismos"
Merecemos de una vez por todas mujeres en política que nos representen, no mujeres que quieran ser iguales o mejores que los hombres, esa batalla ya está ganada, somos personas y valemos por lo que decimos y lo que hacemos, sin complejos. Seamos nosotras, únicas, que lo somos, ellos también lo son, no tenemos que ser iguales para ganar la batalla de la igualdad, tenemos que entendernos y luchar juntos contra las adversidades de la vida. No seamos excluyentes ni de la mujer ni del hombre, nos complementamos y en política hacen mucha falta los valores que nos identifican. Nos faltan muchas Carmen Alborch. Y sobre todo hacen falta muchas dosis de humanidad y justicia con nuestras mujeres maltratadas, con el acceso a la educación de calidad de nuestros hijos. Necesitamos una sociedad educada, rica en valores. Esperemos que Ayuso escriba su propia historia en política, libre de corrupción, libre de machismo, libre de sectarismos. Que gobierne para la mayoría y que la izquierda haga la oposición necesaria para garantizar una buena gestión.