Nada más iniciarse 2023, el 4 de enero, murió en Oaxaca, a los 95 años, Pedro Salazar, uno de los últimos hablantes del ixcateco y el último que conocía con suficiencia la cultura de su pueblo. Con su desaparición ya solo quedan dos personas más que lo hablan, otras tres que lo balbucean, y unas cuantas que más o menos lo entienden. Salazar no deja descendientes, no los tuvo. Se lleva a la tumba medio idioma que nadie más conocía ya como él, pendiente de dar por extinguida en breve la otra mitad.
En pueblo ixcateco se asienta en Santa María Ixcatlán, uno de los 570 municipios en los que se divide administrativamente el estado mexicano de Oaxaca, al sur de México, bañado por las aguas del Pacífico. Lo habitan medio millar de campesinos y artesanos que viven de los recursos del bosque y de la producción de mezcal, bebida elaborada a partir del agave, como el tequila, pero de menor calidad y aceptación.
Las lenguas mueren con las personas, con unas, como en este caso, con más intensidad que con otras. Pedro el viejo deja un vacío lingüístico previsible porque las lenguas desaparecen como las personas, aquejadas por la enfermedad. ¿De qué enfermedad muere el Ixcateco? De indolencia. Hace muchas generaciones que sus hablantes lo arrinconan en favor del español, lengua que facilita el acomodo social. ¿Y eso es un mal? Claro que sí, pero es tan natural como la vida misma. Los cambios de lenguas han estado presentes en la historia de la humanidad desde el principio de los tiempos. Muchas han muerto sin nombre, sin lápida, sin epitafio sin vestigio para el recuerdo. Otras han dejado un caudal de libros, textos e inscripciones.
Cientos de lenguas padecen la misma enfermedad, la desidia de sus hablantes. Aunque la noticia parezca lejana, tres lenguas españolas languidecen sin que pueda hacerse nada para reanimarlas. O muy poco. Solo prolongarles la vida unos años más, que pueden ser muchos. No son las únicas pues a otras 3000 les espera, como las especies animales y las plantas, el mismo futuro, la extinción.
El asturiano pierde fuerza. Lo lleva haciendo desde hace siglos, y puede perdurar muchos años más, pero ni las autoridades autonómicas podrán reanimarlo
El asturleonés o asturiano o bable, nacido del latín, fue la lengua del Reino de León. Ha sobrevivido en los hogares de Asturias y también en la localidad portuguesa de Miranda del Duero, donde goza el estatus de lengua cooficial. Hay quien la llama segunda lengua de Portugal. El mismo galardón recibió recientemente el asturiano concedido por la mitad más uno de los parlamentarios. No servirá de mucho. El asturiano pierde fuerza. Lo lleva haciendo desde hace siglos, y puede perdurar muchos años más, pero ni las autoridades autonómicas podrán reanimarlo – ojalá pudieran – ni reestructurar su uso eclipsado por el castellano y el portugués. Difícil calcular los hablantes porque sobrevive fragmentado en tres dialectos y confundido en esa mezcla castellano-asturiana llamada amestao.
El aragonés fue lengua del Reino de Aragón. La llegada al poder de la dinastía castellana de los Trastámara achicaría su influencia a favor del castellano. Quedó poco a poco relegado a una lengua rural que hoy se reduce, poco más o menos, al área al norte de las provincias de Huesca y Zaragoza. Y lo peor, fragmentado en dialectos. Hay núcleos de población que lo usan, pero nunca antes había tenido tan pocos hablantes, ni un envejecimiento tan marcado, ni una transmisión generacional tan débil. Es difícil contar sus hablantes, digamos unos cuantos miles, y mucho menos augurar su futuro, digamos y dos o tres generaciones.
La tendencia hacia la desaparición no se ha modificado porque la trayectoria natural de las lenguas depende de los hablantes y no de los políticos
En lo más recóndito del Pirineo catalán, una variedad del occitano, el aranés, a más de 2.000 metros de altitud, vive sus últimos coletazos. Es el idioma de unos pocos miles de habitantes del Valle de Arán, tal vez tres mil. Lo que nos hace reflexionar es que la cooficialidad en toda Cataluña, privilegio que lo encumbra desde 2010, parece haber contribuido muy poco a su estabilidad. La tendencia hacia la desaparición no se ha modificado porque la trayectoria natural de las lenguas depende de los hablantes y no de los políticos. Lo que sí puede y debe garantizarse es el respeto a quienes la utilizan y la quieren utilizar, sin menospreciar a quienes prefieren no hacer uso de ella.
El ixcateco se acerca más a su desaparición que las tres lenguas españolas, pero recordaremos que no hace mucho, a finales del siglo XX, murió el roncalés, dialecto del vasco en el enclave navarro del valle del Roncal. Sabemos que se usaba de manera habitual a finales del XIX. Fidela Bernat, fallecida en 1991 en Pamplona fue su última hablante. Poco antes, en 1967, había muerto Ubaldo Hualde, que además sabía escribirlo. En la Fonoteca de Navarra se conservan, para su recuerdo y estudio, algunas grabaciones de entrevistas.
Antes de cerrar este obituario deberíamos saber que ninguna lengua cumple más de treinta siglos, edad límite según lo que hasta ahora conocemos. Los hablantes no las vemos envejecer porque el deterioro es lento. Unas y otras, las grandes y las chicas, las más potentes y las débiles están llamadas a desaparecer.
Liberty Valance
30 siglos son.......30 x 100=3.000 años. ¿Qué lengua ha durado 3.000 años?. No conozco ninguna. ¿El chino?. No sé.
Paco 2D2
La lengua es un instrumento de comunicación, si no sirve para comunicar, muere, así de sencillo. El español sirve para comunicar con muchos millones de personas en todo el mundo y los nacionanistas tienen la batalla perdida, por muchos recursos que despilfarren. Su jerga, la mayoría de las veces inventada en parte, dejó de evolucionar cuando se generalizó la escuela y por eso han incorporado más de la mitad, desde el siglo XIX, artificialmente, pero ni por esas. Si quieren comunicar o español o inglés.
123probando
Las lenguas no son personas y no tienen más derechos que una piedra. Lo triste es que haya padres que quieren hundir el futuro de sus hijos estudiando en idiomas inútiles, salvo para ser funcionario en alguna remota región.
ArchieEnVozpopuli
Para los suspicaces: Eso lo monta el Servicio de Información de la Guardia Civil con la boina. Saben de sobra como hacerlo operativamente y a quien mandar. Y a ver qué dicen nadie ante una Orden de detención del TS. Podría ser el golpe definitivo y no solo para mariaska.
ma
Ya lo decía Cela: sólo quedarán el inglés, el español, el árabe y el chino. Es que sé yo francés?, Le decía la vidente de Lourdes al cura que le preguntaba si la Virgen le había hablado en francés.
Wesly
Entre resignarme a que lenguas minoritarias vayan muriendo e intentar revivir estas lenguas minoritarias a base de gastar grandes cantidades de dinero público para ello, prefiero mil veces la primera opción, la muerte por desuso voluntario de las lenguas minoritarias.
eddo
no comprendo que el ixcateco el aranés, astur y el mirandés son lenguas españolas, esta haciendo lo que se va a aprobar en la elaborada ley de lenguas, esta usted contribuyendo a que sea legal que no existe el idioma español, como dijo el que la ha elaborado un juez buscavidas, "para que todas sean españolas". No me fio de usted.
eddo
Le insisto de nuevo lea algo de Ángel López para que al menos sepa que no es verdad que el idioma castellano existe. O Hable con el que lo ha hecho, deje de denominar castellano al idioma español, esta en serio peligro es el idioma español que no es lo mismo que castellano guste o no, cuando se apruebe la leu de lenguas y entonces en ningún pañis de Hispano américa se le nombrará idioma español
Palacheca
En Cataluña, Vascongadas, Galicia, Valencia y Baleares muere una legua, antiguamente llamada español, porque la matan por procedimientos letales de urgencia con el aplauso de todas la instituciones oficiales de la nación de naciones. Y nadie mueve un dedo para salvarla. Los políticos no tienen dignidad, ni vergüenza, esto último no lo digo yo, lo dice mi abuela.
Norne Gaest
En un país, España, donde el idioma común, el español, está perseguido en una tercera parte del territorio nacional, a pesar de ser un idioma difundido en el mundo y con una gloriosa literatura detrás, un país aquejado de la grave enfermedad del nacionalismo en muchas de sus regiones (el nacionalismo es por esencia y experiencia falsario, desintegrador, egoista, insolidario, opresor, incluso racista y xenófobo), venir ahora con que debe promocionarse el bable, el aragonés o el aranés, sería de chiste si no fuese por lo serio que es Los hay que no espabilan ni aunque las bombas caigan en el tejado de su casa. Hasta ahora solo Andalucía parece haberse vacunado del virus, y toquemos madera, porque por ahí pulula Teresa Rodríguez, el fantasma de Blas Infante y el andalucismo exacerbado reflejado en la mayoría de sus políticos y el propio Estatuto regional. Lo que se echa de menos son sesudos comentaristas que dejen bien claro al personal la diferencia entre el patriotismo y el nacionalismo. Son opuestos.
vallecas
¿Y eso es un mal? Claro que no, porque es tan natural como la vida misma.