Nos hemos vuelto locos durante unos días por el caso de Vinícius Jr. Políticos, desde el presidente del Gobierno al líder de la oposición, así como cualquier candidato de pueblo, se lanzaron en masa a condenar lo sucedido, a gritar que España no es racista. Imposible que alguien en este país, aunque no le guste el fútbol, ignore quién es este futbolista y lo que le ocurrió en Mestalla.
¡Bravo! porque nos hemos planteado durante siete días seguidos sin descanso, las 24h, en los informativos de todas las cadenas, en los programas deportivos y de actualidad si somos racistas o no, si se hace lo suficiente para combatirlo –evidentemente no- , dónde está el problema, qué pasa con la agresividad que gira en torno al futbol, las actuaciones de los equipos, los árbitros, un sinfín de organismos se han pronunciado, también la prensa internacional.
Nos hemos olvidado de las mellizas de Sallent (Manresa) que se lanzaron al vacío, una de ellas perdió la vida, que también sufrían acoso. No son Vinícius, no centran el debate, apenas existen
Ahora le toca a la justicia actuar por el presunto delito de odio que sufrió el jugador. Una pena lo pasó en Mestalla, demencial los insultos que recibió, no ha sido la primera vez. Deplorable, condenable, todos los adjetivos de lamento son pocos. No cabe ningún tipo de aceptación. Pero de ahí a que este caso haya conseguido tal dimensión me parece francamente exagerado. Quizás no se tenga en consideración los niños que son acosados diariamente en las escuelas y que nadie habla de ellos salvo cuando ya no hay remedio.
Baños de hipocresía. De aquellos que, a remolque de lo que sucede, lanzan mensajes como el de la ministra, Ione Belarra, proponiendo una ley contra el racismo. Está bien, hagamos esa ley, también la ley del acoso escolar que están solicitando los padres de Kira por ejemplo, la niña catalana que se quitó la vida tras sufrir acoso. Nos hemos olvidado de las mellizas de Sallent (Manresa) que se lanzaron al vacío, una de ellas perdió la vida, que también sufrían acoso. No son Vinícius, no acaparan titulares, apenas existen.
Bienvenido sea el debate para luchar contra el racismo porque sólo cuando un tema afecta a una estrella sea del deporte, de la música, o del cine o de lo que sea se ponen los temas que importan a debate. Pero de Vinicius nos hemos empachado. Cuántos niños Vinícius han sufrido insultos en el parque por ser negros, y jamás se ha hablado de ellos. Cuántos niños Vinícius sufren acoso en el colegio y nadie centra la atención en el grave problema que tenemos de bullying en nuestros colegios. Cuántos adolescentes se suicidan tras no soportar el acoso y no se habla de ellos. Cuántas niñas son violadas y jamás ocupan tantas horas en televisión. Violencia invisible o poco visible para que se propongan las suficientes soluciones que permitan no digo ya erradicarla sino mitigarla, reducirla.
Somos hipócritas porque hay aspectos muy graves que afectan la vida diaria de personas que no son Vinícius que no están centrando la atención mediática y política que deberían
Nos hemos vuelto locos por lo que le sucedió a Vinícius en el terreno de juego. Este país tiene problemas graves como los anteriormente mencionados, como las once personas que cada día se quitan la vida. Como los más de tres millones y medio de personas que acuden a Cáritas o los bancos de alimentos, como que no tengamos las escuelas con aires acondicionados o preparadas para que los estudiantes y profesores no se achicharren entre las cuatro paredes entre las que se pasan media vida. Sí, somos hipócritas porque hay aspectos muy graves que afectan la vida diaria de personas que no son Vinícius que no están centrando la atención mediática y política que deberían. Racismo, acoso escolar, acoso sexual a menores, mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas, suicidios, hambre…
Al final, los profesionales que saltan al césped en primera división tienen unos ingresos suficientes para que los insultos no les afecten tanto como sí les pueden afectar a los vulnerables, a los que no tienen escapatoria. No se puede justificar ni pasar por alto esta campaña de persecución de que ha sido objeto del jugador brasileño, pero se debe tener una mirada mucho más amplia. Quizás la campaña electoral lo ha distorsionado todo.
Somos hipócritas, y probablemente el caso Vinícius tiene alguna variable más que la del racismo. La educación es, sin duda, la mejor arma de combate para atajar esta plaga.
ma
La becaria ni siquiera menciona dos casos sumamente extendidos: la discriminación por edad, por la cual en España se prohíbe trabajar a los que tienen más de 45 años, y se les prohíbe también el acceso al crédito. Y la completa discriminación de los ciudadanos de origen gitano. Luego se queja la derecho a de que no les voten
vallecas
Mire Dª Inma, no tengo mucho tiempo porque hoy lunes 29 estoy muy ocupado leyendo el "revolcón" que le han dado a Pedro Sánchez, la paliza al PSOE. Pero le daré un dato por lo que a esto se le ha dado protagonismo. Al día siguiente de los hechos, Lula da Silva, en la cumple del G7 que se celebraba en Hiroshima (él y otros como invitados) dijo que España era un país racista y fascista. Toma y toma Pedro Sánchez, de parte de tu amigo Lula.