Borja Sémper (Irún, 1976) no es un ortodoxo del PP. Utiliza un tono y un estilo diferentes a los de muchos de sus compañeros de filas. Pretende representar una vía más calmada y moderna. Reclama más autonomía respecto a Génova 13 y señala con indisimulado orgullo sus diferencias con Vox, formación a la que tacha de "populista", "nacionalista" y "excluyente". Aunque escribe poemas, no disfruta con el apodo de 'verso suelto'. El líder del PP en San Sebastián recibe a Vozpópuli en su despacho del Parlamento vasco. Entre votación y votación, literalmente, da algunas pinceladas sobre el nuevo rumbo que va a emprender el PP de Euskadi y repasa la actualidad política.
En septiembre se celebra una convención del PP vasco para marcar su autonomía. ¿Es realmente un acto para subrayar que dan un giro al centro o es que se van a independizar de Pablo Casado?
Ni una cosa ni otra aunque pueda parecer que ambas cosas van a estar contenidas en esa convención. No es un giro al centro porque nosotros siempre hemos tenido vocación de ocupar la centralidad política, singularmente en la vasca. Y no es un alejamiento de Pablo Casado porque queremos reforzar el perfil y el discurso del PP en Euskadi actualizándola a una nueva Euskadi, que se ha transformado, que ha evolucionado y que ha cambiado respecto a hace 10 o 15 años. Y es fruto de una necesidad electoral para rearmarnos de cara a unas elecciones autonómicas en las que existe la sensación de que el PP vasco ha perdido utilidad en Euskadi. Esa pérdida no beneficia a Vox o Ciudadanos aquí, sino al PNV, donde se va nuestro electorado. También hay un componente moral: no podemos permitir que tras el fin de ETA el más perjudicado sea uno de los que más luchó contra ETA.
Dicen que quieren “idiosincrasia propia”. ¿Su objetivo es desmarcarse de la estrategia de Génova 13, de la dirección nacional?
Nosotros formamos parte de un partido de ámbito nacional. Y eso es una fortaleza. Pero debemos tener un discurso muy pegado al territorio en el que estamos, que tiene sus peculiaridades y sus particularidades como todos los territorios. El discurso del PP en Euskadi no puede ser el mismo que el del PP en Valladolid. Porque la sociedad a la que se dirige es diferente. Hay elementos nucleares que compartimos con la dirección nacional, pero tiene que haber un discurso muy adaptado y muy propio de la realidad vasca. ¿Esto en qué se concreta? Lo veremos en septiembre en el contenido de las ponencias. Se tiene que concretar en algo fundamental: cuando el PP hable de Euskadi, que sea el PP vasco el que hable.
Primero porque nos lo hemos ganado, nos hemos ganado esa voz autónoma, entendiendo que no vamos a decir ninguna barbaridad. Y segundo porque tenemos un conocimiento más real y certero de lo que ocurre en Euskadi. En la época de Jaime Mayor Oreja nadie hablaba de Euskadi si él no daba el beneplácito. En la época de María San Gil nadie en el PP hablaba del País Vasco si no pasaba por la opinión de ella. ¿Eso se ha quebrado? En cierta manera sí. Tenemos que reforzar aquí nuestro carácter de vascos para Euskadi y un discurso anclado en una idea foral donde hundimos nuestra singularidad.
Todo este discurso de la singularidad y de entender mejor lo vasco me recuerda mucho a los nacionalistas.
Hay una diferencia fundamental que nos aleja de ser un partido nacionalista. Nosotros aprovechamos la singularidad para enriquecer, pero el nacionalista la aprovecha para distanciarse, para romper. Nosotros queremos ser motor de España, contribuir a esa España en la que nos sentimos reflejados y que es la que está en la Constitución, plural y diversa.
En los últimos meses la política en general en España ha estado condicionada y alterada por la irrupción de un nuevo partido de corte populista como es Vox. Hace unos años pasó lo mismo con Podemos en el otro espectro político
De Casado a Rajoy
Pero quieren poner esta voz propia con Pablo Casado como líder. ¿Qué es lo que no les gusta del presidente del PP?
Nos gusta casi todo. Nosotros no somos una secta. Un partido político es un lugar donde puede haber matices, no pasa nada, porque eso enriquece la política. En los últimos meses la política en general en España ha estado condicionada y alterada por la irrupción de un nuevo partido de corte populista como es Vox. Hace unos años pasó lo mismo con Podemos en el otro espectro político, y también introdujo cambios dialécticos y de tono en la política española. Eso en su día afectó sobre todo al PSOE y ahora ha generado cierto desconcierto en el PP.
¿Y cree que esto con Rajoy al frente del PP y con Soraya como su mano derecha no hubiera pasado?
No lo sé, sería muy ventajista entrar a eso. Son elucubraciones.
En todo caso, parece que ustedes estaban más cómodos con Rajoy que con Casado.
El PP estaba muy cómodo con Rajoy porque gobernábamos y porque ganábamos elecciones. Y un partido político está cómodo sobre todo cuando gana. Casado ganará elecciones, pero hay que darle tiempo. Defendemos que él tenga tiempo y defendemos que nos escuche. Y creo que nos escucha.
Sus resultados en el País Vasco son cada vez peores. Solo usted salvó los muebles en San Sebastián. ¿Y qué tienen que hacer, más allá de esa convención, para volver a enganchar al electorado vasco?
Esta es la gran pregunta y si somos capaces de dar con la respuesta, tendremos la cuadratura del círculo. Hoy los flujos electorales se mueven por las expectativas de bienestar que eres capaz de ofrecer a la ciudadanía. Esa expectativa está sustentada en la estabilidad, en la moderación y en la capacidad de acuerdo y entendimiento. Una formación política que quiera un buen resultado tiene que responder a ese planteamiento. Hoy no estamos siendo capaces de decirle a la gente que la misma utilidad que tuvimos en un momento determinado, contra ETA, la seguimos teniendo, porque aportamos respuestas en materia social, económica, en el relato y en convivencia. Debemos ser capaces de articularlo.
Tenemos en frente a un mastodonte electoral que ocupa todo el poder en Euskadi, que es el PNV. Un partido que tiene muy buena prensa en Euskadi y en el conjunto de España, en comparación con los nacionalistas catalanes. El contexto y el momento también explican muchas cosas. Soy de la tesis de que el PNV vendrá con un planteamiento rupturista de la Constitución en un par de años.
Necesitamos un PP fuerte en España para que el PP de Euskadi también sea fuerte. Esto es compatible con la autonomía que pedimos. No queremos dejar de ser PP nacional.
¿Contemplan coaliciones en el futuro? ¿Con Ciudadanos como han hecho en Navarra o incluso con Vox?
No. Para empezar, porque no tienen representación aquí. La situación electoral del PP de Euskadi no se resuelve con ese tipo de coaliciones, sino ofreciendo un alternativa creíble y contundente al nacionalismo hegemónico. No somos nacionalistas. Nos sentimos profundamente orgullosos de ser españoles. Y también de ser vascos. Lo que pasa es que el hecho identitario no marca nuestra acción política. Hay un espacio electoral en Euskadi que responde a estos principios. Formar parte de una marca electoral nacional tiene sus ventajas, pero también sus peajes: cuando tu marca está muy mal, te va peor, sobre todo si eres más débil.
Necesitamos un PP fuerte en España para que el PP de Euskadi también sea fuerte. Esto es compatible con la autonomía que pedimos. No queremos dejar de ser PP nacional. Queremos que influya la salud de la marca, pero para bien. Ahora bien, tenemos que tener nuestro propio discurso y nuestro propio camino.
No deja de sorprender que el PP vaya a esta especie de 'federalización' que me está contando, donde cada comunidad vaya a tener un discurso.
Vamos a ver. ¿La realidad sociopolítica a la que se dirige el líder del PP en Murcia es igual que la realidad sociopolítica a la que se dirige el líder del PP en Castilla y León? Obviamente no. El discurso está adaptado al territorio. ¿Hay una serie de elementos que nos unen, a todos los miembros del PP? Sin duda. La libertad del individuo por encima de todo, la crítica a los desmanes de la Administración del Estado o la creencia en una España unida y diversa.
Hay cosas que unen y cosas que separan, bien, ¿qué es lo que une al PP con Vox? Usted dijo en una entrevista que hay “una distancia sideral” entre ustedes y ellos, pero luego pactan en casi toda España.
A nosotros nos separa de Vox que ellos son un partido esencialista de corte populista y son un partido nacionalista. Nosotros no somos nacionalistas. Vox defiende una manera de entender España anclada en determinadas evocaciones históricas que convierten su discurso en esencialista por excluyente. Nosotros defendemos un modelo de España más abierto y plural. Vox defiende un modelo de sociedad anclado en valores más del siglo XX que del siglo XXI. Vox mira de reojo con cierta incomodidad a los gays y lesbianas. El discurso católico en Vox es más determinante. En el PP hay muchos católicos y nos sentimos muy cómodos con la Iglesia pero no marca nuestra línea ideológica. Hay elementos en los cimientos ideológicos que nos diferencian de Vox. ¿Puede haber coincidencias que nos lleven a acuerdos? Perfectamente.
Seguro que otra cosa que les diferencia en la relación con el nacionalismo. Parece que Vox nunca pactaría con el PNV. ¿Van a permitir que Urkullu tenga presupuestos y agote la legislatura?
El Partido Popular ha pactado con el PNV hasta el punto de que siendo presidente del partido Jaime Mayor Oreja, el PP gobernó con el PNV en Bilbao. Gregorio Ordóñez pactó con el PNV en San Sebastián y fue teniente de alcalde con Odón Elorza, que es de los más sectarios que puedan existir en el PSOE. La historia del PP, como no puede ser de otra manera en un partido que busca la estabilidad y la centralidad, ha estado jalonada de momentos en que se ha pactado con el PNV. Hoy estamos en un ciclo político donde suena descabellado un pacto así, pero ha habido otros ciclos y vendrán otros ciclos.
O sea, no descarta pactos con el PNV.
No, digo que los ciclos políticos y el posicionamiento ideológico de cada partido marca sus posibilidades de acuerdo.
¿Esto quiere decir que lo que va a salir de la convención de septiembre es que ustedes quieren sustituir al PSOE como socio preferente del PNV?
No, queremos sustituir al PNV, queremos ganarle.
Está complicado.
Muy complicado, pero es un reto apasionante que obviamente no se va a conseguir de la noche a la mañana. En todo caso, queremos ganar al PNV porque representamos un modelo más abierto y que entiende mejor la pluralidad de la sociedad vasca. Porque aquí se habla mucho de la pluralidad de España pero poco de la pluralidad de Euskadi. Hay tantas identidades y maneras de sentirse vasco como ciudadanos existen. Rechazo el nacionalismo, defienda la bandera que defienda.
Abstención para que Sánchez gobierne
¿Es usted partidario de que el PP se abstenga para que Sánchez sea presidente del Gobierno y así se evite una repetición de elecciones?
La pregunta tendría mucho más sentido si existiera una oferta de Pedro Sánchez para esa abstención. La grandeza que él exige al PP no está sustentada en una petición de grandeza previa. Sánchez quiere que le voten para gobernar como si tuviera mayoría absoluta, pero no parece razonable. Hay que recordar que Mariano Rajoy ofreció una gran coalición al PSOE. Convendría que él hiciera una propuesta seria que al menos hiciera dudar sobre la conveniencia o no de una abstención.
¿Cuál sería esa oferta? ‘Oiga, yo tengo 123 diputados pero como España vive un momento extraordinariamente complejo, con la cuestión territorial, con la situación económica y con el papel que tiene que jugar España en el nuevo tablero europeo, ofrezco a la oposición acuerdos en estos temas’. Si esto se produjera, yo podría ser favorable a esa abstención. Pero no se ha producido. Todavía Sánchez no ha demostrado que quiera la abstención del PP.
¿Qué le parece que el PSOE pretenda gobernar Navarra gracias a la abstención de Bildu y coaligado con Geroa Bai?
Siempre me ha llamado la atención la querencia del PSOE a priorizar pactos con los nacionalistas de derechas que con el PP. Prefiere pactar con el PNV y coquetear con la abstención de Bildu antes que favorecer un gobierno no nacionalista en Navarra.
Otegi y el relato del fin de ETA
¿Qué le pareció la entrevista a Arnaldo Otegi en TVE? Hay voces de su partido muy críticas con la propia emisión de la entrevista, que incluso llamaban al boicot de la misma.
Soy partidario de que se pueda evidenciar la miseria moral y el escombro ético que representa un personaje como Arnaldo Otegi. Si alguien pensaba que esa entrevista iba a servir para blanquear, él mismo se encargó de echar más estiércol sobre su propia figura. Porque repitió los mantras ya conocidos. Una utilización untuosa de eufemismos y circunloquios para no abordar lo realmente importante, que es que Otegi cree que asesinar en determinadas circunstancias y en determinados momentos tiene una justificación política. Es lo que él se encargó de defender durante una parte de su trayectoria y es lo que hoy es incapaz de desmontar. La entrevista ha sido muy útil para evidenciar que Otegi sigue anclado en el pasado más negro de Euskadi.
No es lo que decían algunos de su partido, insisto, porque llamaron al boicot del programa.
Sobre si se debía dar la entrevista, hay argumentos a favor y en contra con mucho peso. Pero en una sociedad como la nuestra, no soy favorable a la autocensura de los medios de comunicación. Para mí lo importante es la consecuencia de la entrevista. Y la consecuencia me satisface, porque se evidenció una vez más la catadura moral y los escombros éticos en que este hombre sustenta su posición política.
Más allá de Otegi, ¿cómo se normaliza la relación con Bildu cuando no hay por su parte una condena expresa del terrorismo de ETA? ¿Cuál tiene que ser la relación de ese nuevo PP vasco con Bildu?
La misma que estamos teniendo ahora: sensatez y sentido común. No vamos a renunciar a nuestro papel aquí en el País Vasco, donde somos los únicos que mantenemos una exigencia ética continua y permanente a Bildu. Con contundencia y firmeza mantenemos la misma exigencia prepolítica al mundo de la izquierda abertzale. Ese mundo, a través de Sortu, controla Bildu. Es un mundo que se dedicó durante décadas a construir un andamiaje del odio, de la exclusión y de la amenaza al discrepante. Ese andamiaje tienen que desmontarlo ellos. Mientras no utilicen la misma contundencia y vehemencia que utilizaron para justificar a ETA pero ahora para desmontar la cultura del odio y la violencia, no serán creíbles y no podremos tratarles de una forma homogénea al resto de formaciones políticas.
En la base, en los cimientos, tienen aluminosis en la izquierda abertzale, y no podemos construir un futuro sobre unos cimientos con aluminosis. Ahora bien, este discurso, que es inamovible y troncal en el PP vasco y en toda España, ¿nos debe llevar a que si yo tengo que apoyar el asfaltado de una calle en San Sebastián no me sume al acuerdo porque está Bildu? No hace falta que hagamos el ridículo. Se trata de hacer cosas contundentes y serias en lo importante. Y poder explicar que estamos aquí para generar bienestar a la gente, y si hay que asfaltar una calle, se hace, sin renunciar a los principios éticos y morales del PP.
Yo lo que pido es la misma confianza y el mismo respeto que teníamos cuando ETA me quería matar y tuve que irme de mi casa a vivir a la delegación del Gobierno 15 días
¿Esto lo entienden todos en el PP y entre sus votantes?
Yo lo que pido es la misma confianza y el mismo respeto que teníamos cuando ETA me quería matar y tuve que irme de mi casa a vivir a la delegación del Gobierno 15 días. Quiero el mismo respeto y la misma confianza ahora, cuando ya no me quieren matar y tenemos un discurso igual de firme y contundente, pero adaptado a la sociedad vasca. No estoy diciendo algo que el PP no haya hecho en el pasado. Gregorio Ordóñez pactaba cosas con Herri Batasuna en el Ayuntamiento de San Sebastián cuando ETA asesinaba. María San Gil acordaba cuestiones con el alcalde de Pasajes, que era de Herri Batasuna, cuando ETA asesinaba.
Ahora resulta que somos sospechosos los que decimos que si hay que pactar el asfaltado de una calle, por qué no vamos a coincidir con Bildu. Esto no ocurre a menudo y no es lo fundamental de nuestra política. Lo importante y lo relevante es que nuestra posición ética se mantiene, para impedir que la historia de Euskadi sea tergiversada diciendo que aquí todos matamos y todos morimos, que ETA era fruto de un conflicto entre una España opresora y una Euskadi oprimida. Ese es el discurso que hay que combatir.
¿Cuánto queda de odio en el País Vasco teniendo en cuenta que el pasado fin de semana en un barrio de Vitoria se exhibieron fotos de etarras, uno de ellos autor de los asesinatos de Fernando Buesa y Jorge Díez precisamente en Vitoria?
Queda miseria moral. Porque quien durante décadas fue aleccionado en una idea perversa y terrible de que asesinar a otro por una cuestión política tenía una justificación no ha cambiado de la noche a la mañana. Esto requiere un proceso y probablemente una generación que no va a venir por ciencia infusa. Tiene que haber una exigencia política, que es en lo que algunos sustentamos nuestra actividad política.
Por último, llevamos años hablando “del relato del fin de ETA”, de la lucha de relatos. ¿Cuál es el relato que usted le contará a sus hijos sobre qué pasó en Euskadi y qué fue ETA?
El sectarismo, el totalitarismo y el nacionalismo son capaces de cometer los mayores estragos. Esto lo hemos vivido aquí. Para impedir eso no valen el odio ni el rencor, sino la apología de la democracia y del estado de derecho. El discrepante no es un enemigo al que eliminar. Solo desde estas bases seremos capaces de lograr que nuestros hijos crean que la violencia y el sectarismo no tienen cabida. Hay que ser muy contundentes en la defensa del pluralismo. España es un proyecto de libertad y de progreso.