Felipe González cree que, con un Producto Interior Bruto (PIB) en caída libre, más de cuatro millones de parados y la deuda pública disparada al 115%, a Pedro Sánchez no le va a quedar otra que pactar con Pablo Casado. Pero no de boquilla y para poner al PP en situación política comprometida, sino alcanzando un verdadero acuerdo de reconstrucción de España que vaya más allá de esta legislatura; y considera que eso hará saltar por los aires el actual Gobierno de coalición con Unidas-Podemos.
A diferencia de lo que ocurre entre Casado y un José María Aznar que es de esa misma opinión pero en la otra orilla, González no habla desde hace mucho tiempo con su sucesor en La Moncloa ni hace vida orgánica en un PSOE 'sanchista' en el que ya no se reconoce. La relación quedó prácticamente rota en la guerra sucesoria de 2016, en la cual participó activamente contra Sánchez, y hoy se limita a intercambiar llamadas e impresiones con dirigentes autonómicos socialistas y miembros de lo que se ha dado en llamar la 'vieja guardia', según ha sabido Vozpópuli.
Ahí aprovecha para poner de manifiesto su impresión de que, le guste o no a su sucesor, después de 30.000 muertos y la hecatombe económica que va a dejar el coronavirus, el PSOE no puede mantener la dialéctica izquierda/derecha derivada del pacto con Pablo Iglesias y la formación morada rubricado a las 48 horas de la repetición electoral del 10 de noviembre.
"Imagen de unidad"
Entre otras razones, porque los malos datos económicos irán cayendo mes a mes como una losa hasta final de 2020 y a España le conviene dar "imagen de unidad" ante los inversores privados extranjeros y nacionales y ante una UE a la cual Sánchez reclama continuamente un Plan Marshall de reconstrucción para el sur de Europa sin que eso suponga más deuda soberana.
Felipe González no se prodiga en declaraciones públicas, pero, cuando lo hace, lanza sutiles mensajes empujando hacia ese pacto PSOE/PP. "Ahora hay más mimbres para el acuerdo que cuando firmamos los Pactos de la Moncloa", dijo el pasado 15 de abril en RNE, en la última entrevista concedida a un medio de comunicación español, en la que criticó la "inexperiencia" del Gobierno de coalición de izquierda.
Lo mismo dice en privado, aseguran las fuentes consultadas, pero añadiendo que ve a Sánchez más preocupado por su supervivencia política tras el tsunami que por sentarse a hablar en serio a hablar de ese pacto de reconstrucción. La mayoría de sus interlocutores coinciden en el análisis, aunque casi ninguno se sale del discurso oficial socialista en un momento en que todavía no se ha doblado la curva de la pandemia y España sigue confinada.
Lambán es el único 'barón' del PSOE que hasta el momento ha puesto voz, a su manera, a un pensamiento que recorre el partido: España es más importante que la "salvación política" del presidente
Solo el presidente aragonés, Javier Lambán, otro de los adversarios internos del hoy líder socialista en aquella guerra sucesoria, se ha atrevido a hacerlo cuando ha recalcado ante el Parlamento de Aragón que "salvar vidas está muy por delante de salvar políticamente a Sánchez", al hilo de la polémica sobre si la provincia es la mejor unidad de medida para acometer la famosa 'desescalada' del confinamiento.
Quizá por eso, para afianzar el prietas las filas en una coalición de gobierno de izquierdas que puede empezar a resquebrajarse, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, salió inmediatamente al quite:
https://twitter.com/pnique/status/1255858202098401280?ref_src=twsrc%5Etfw
El resto de barones socialistas, desde el valenciano Ximo Puig, hasta la líder del PSOE-A, Susana Díaz -apoya al popular Juan Manuel Moreno en que Andalucía debe 'desescalarse' por comarcas-, pasando por el castellano-manchego, Emiliano García Page, se aferran al argumento técnico de que sería mejor reabrir España por departamentos sanitarios ya que dentro de una misma provincia hay realidades muy diferentes.
Gobierno monocolor y fecha electoral
Una forma más velada que la de Lambán de distanciarse del Gobierno porque, en el fondo, todos saben que el debate "va a ir mucho más allá de la 'desescalada'": Pedro Sánchez y la actual dirección del PSOE quieren blindar su acuerdo con Unidas Podemos porque el Pacto de reconstrucción con el PP sería el principio de su fin, ya que Casado exigirá elecciones en 2021... y esto es algo de lo que el presidente no quiere ni oír hablar.
"Tu futuro debería darte igual cuando tienes 30.000 muertos, España arrasada económicamente y millones de personas sin saber cuál va a ser su futuro", avisa una de las fuentes consultadas, que confía, como Felipe González, en que los datos económicos abran en los próximos meses las suficientes contradicciones en el pacto PSOE/Podemos como para que el presidente se dé cuenta de lo inviable del actual gabinete.
No se trata, dicen, de sustituir el Gobierno de coalición de izquierda por una gran coalición al estilo alemán entre la CDU de Ángela Merkel y el SPD, sino de que Sánchez y Casado pacten una hoja de ruta por la cual el PP permita al PSOE gobernar en solitario y apoyar sus presupuestos, a cambio de elecciones pactadas -Casado quiere celebrarlas en la primavera 2021 para aprovechar el fuerte desgaste que le está causando a Sánchez la crisis del coronavirus-.