Encontrar la cura contra el coronavirus se ha convertido en el último objetivo de la industria farmacéutica. Son decenas las compañías que además de PharmaMar, quieren hacerse con una vacuna o con un antiviral que pueda frenar el brote.
La que lleva la delantera en la carrera por encontrar una solución a la epidemia es sin duda la compañía estadounidense Gilead, que ya está llevando a cabo ensayos clínicos en China con más de un centenar de pacientes. También acaba de anunciar que pondrán en marcha ensayos clínicos en varios países, como Japón y Corea del Sur.
En particular, está testando la efectividad del remdesvir, un fármaco diseñado hace varios años para combatir el brote de ébola surgido en África en 2013. Ahora, esperan poder tener resultados sobre la efectividad del mismo contra la Covid-19 antes de que finalice el mes de abril. En partidular, la farmacéutica ha obtenido hasta tres patentes para desarrollar el medicamento en China.
Grifols se lanza a la piscina
A nivel nacional, este mismo jueves la multinacional de hemoderivados Grifols ha anunciado que está "acelerando el desarrollo de métodos de análisis y diagnóstico para la detección del coronavirus" y está colaborando con las autoridades de salud internacionales para "desarrollar un potencial tratamiento antiviral con inmunoglobulinas".
Según han comunicado en su web corporativa, está colaborando con sus futuros socios en China, la farmacéutica Shanghái RAAS y las "autoridades de salud internacionales" para intentar desarrollar un potencial tratamiento antiviral.
Utilizar el plasma de la sangre para intentar frenar el Covid-19 es la misma estrategia que también utilizará la farmacéutica japonesa Takeda. La compañía ha comunicado este miércoles que ha comenzado a desarrollar un medicamento experimental a partir del plasma de la sangre de los pacientes con coronavirus que se han recuperado de la enfermedad. Los investigadores de Takeda esperan que los anticuerpos que desarrollan aquellas personas que han podido superar la enfermedad sirvan para futuros contagios.
J&J, Pfizer y Sanofi también se suman
Johnson & Johnson, Pfizer y AbbVie, tres de los gigantes del sector, también están desarrollando estudios en relación con la vacuna. Recientemente, se ha sumado a la carrera por la vacuna el gigante francés Sanofi, que anunció el pasado 20 de febrero una alianza con el Departamento de Salud de Estados Unidos para desarrollar una vacuna contra este brote.
Sin embargo, dentro de Estados Unidos les llevan la delantera dos compañías relativamente desconocidas para el público internacional: Inovio Pharmaceuticals y Moderna Therapeutics.
Estas dos compañías biotecnológicas han recibido una suerte de "beca" por parte de la Coalición para la Innovación y Preparación para las Epidemias (CEPI) para financiar su investigación, junto a un equipo de científicos de la Universidad de Queensland, en Australia. Cada uno de los tres programas plantea un enfoque radicalmente distinto a los demás, lo que hace que la "competición" sea mucho más interesante.
CEPI es una plataforma relativamente nueva, financiada por varios gobiernos y organizaciones internacionales, tanto públicas como privadas. Nació a raíz del brote de ébola que tuvo lugar entre 2013 y 2015 en varios países de África -y que llegó a España-, cobrándose la vida de más de 11.000 personas. Ahora, su objetivo es servir de nexo entre la industria farmacéutica y la investigación pública para acelerar el desarrollo de vacunas en situaciones como la del coronavirus.
De hecho, la CEPI acaba de llegar a un acuerdo con la farmacéutica británica GSK, bajo el cual la compañía cederá parte de su tecnología para ayudar a los programas de investigación que ya están en marcha. Esta tecnología se basa en la fabricación de adyuvantes, unas substancias utilizadas para potenciar la eficacia de las vacunas, lo que permite fabricar más dosis en menos tiempo.