Este lunes llegan a Baleares los primeros aviones con alemanes a bordo en el marco de una pionera 'prueba piloto' tras la crisis del coronavirus. Un total de 10.900 alemanes aterrizarán en las islas durante la segunda quincena de junio y desde cualquier región germana, algunas con mayor incidencia del virus que Baleares. Este experimento precederá a la apertura total de las fronteras en España al turismo extranjero, prevista para el 1 de julio.
Los primeros turistas extranjeros que lleguen al archipiélago balear pasarán unas vacaciones de al menos cinco noches -ya sea en hoteles o en sus propias residencias-, se moverán libremente, no deberán guardar cuarentena y tampoco será necesario realizarles test en origen. Sí podrán ser sometidos a pruebas de temperatura al llegar al aeropuerto. También rellenarán un formulario en el avión para poder ser localizados por las autoridades sanitarias durante el viaje.
La apertura de nuestro país al turismo, así como el fin del confinamiento, era algo que tendría que llegar tarde o temprano. No obstante, permitir la entrada de turistas en nuestro país conlleva un riesgo que muchos expertos ya consideran inevitable: que se produzcan nuevos rebrotes de covid-19.
"¿Que va a haber rebrotes? Estoy completamente seguro. Lo importante es que seamos capaces de detectarlos a tiempo", explica en una conversación con Vozpópuli Jesús Cabrillana, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH).
"Es normal, teniendo en cuenta el hecho que estamos saliendo del cascarón, como quien dice, después de siete semanas encerrados", apunta este experto en Salud Pública. Según explica, a pesar de las medidas de seguridad y prevención que se puedan llevar a cabo por parte de las autoridades sanitarias en nuestro país, la llegada de extranjeros implica un riesgo muy difícil de predecir.
Y es que de hecho, una de las mayores preocupaciones del Ministerio de Sanidad es el aumento de casos importados que se están produciendo en nuestro país. Desde el pasado 11 de mayo, según explicó a finales de la semana pasada el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, España ha recibido más de 104 pasajeros extranjeros infectados por covid-19. En la última semana, han sido más de 20 personas. Aunque en su mayoría procedían de América Latina y Estados Unidos, donde la epidemia está mucho más activa que en Alemania, dan una idea de lo que puede ocurrir.
"No hay fórmulas mágicas para evitarlo"
El principal problema, según explican los expertos, es que no hay fórmulas mágicas para poder evitarlos. La única forma de controlar estos posibles rebrotes es lograr que los turistas que nos visitan respeten las recomendaciones impuestas por el Gobierno central: respetar las distancias, usar mascarillas y mantener las medidas de higiene. "Al final, esta enfermedad está directamente relacionada con el comportamiento. Si el turista sigue las mismas recomendaciones que nosotros, podremos mantener al virus a raya", apunta.
A Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), le preocupa especialmente el relajamiento por parte de la población que puede llevar consigo este apertura. "No hay secretos para evitar la transmisión comunitaria o los rebrotes más allá de cumplir con la distancia social. Cosa que con el turismo puede ser especialmente difícil, ya que automáticamente lleva consigo la idea de relajarse y reunirse en grupos", apunta.
"Creo que asumir que vamos a tener una segunda oleada o que los rebrotes son algo natural es una idea muy peligrosa. Probablemente se produzcan, pero tenemos que ser muy prudentes al respecto sino queremos que se repita la situación de la que estamos saliendo", sostiene.
En ese sentido, apunta que el control y la prudencia no sólo va a ser bueno desde el punto de vista sanitario, sino también desde el económico. "Si después de abrir al turismo se produce un rebrote en las Islas Baleares o en Canarias por falta de vigilancia, no es bueno ni desde el punto de vista sanitario ni desde el económico, ya que pocos turistas querrán volver", señala.
Al final, según apunta, la inmensa mayoría de la población española sigue "siendo susceptible" al virus. De acuerdo con la segunda oleada del estudio de seroprevalencia que ha presentado el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), dependiente del Ministerio de Sanidad, tan sólo un 5,2% de los españoles ha superado el virus y ha generado anticuerpos. "Si empezamos a juntarnos, celebrar fiestas y a olvidarnos de lo que hemos pasado le estaremos dando la oportunidad al virus de volver a aumentar su capacidad de transmisión", advierte, por lo que insiste con la prudencia de toda la población.
Más control sanitario a los turistas
Otra de las propuestas que se han comentado mucho en varios países como consecuencia de la apertura al turismo es la puesta en marcha de los polémicos 'pasaportes de inmunidad', es decir, pedirle a los viajeros un certificado o documento que acredite que han superado una prueba de anticuerpos o PCR y que por lo tanto, están supuestamente libres del coronavirus.
Por ejemplo, Canarias es otra de las regiones españolas más dependientes del turismo extranjero y también trabaja en un 'plan piloto' para recibirlos cuanto antes, pero se niega a hacerlo sin establecer test obligatorios en origen. Además, trabaja en varias pruebas para aumentar el control sobre el turista que llegue a España.
Entre otras medidas, trabaja con la Organización Mundial del Turismo (OMT) para que en julio aterrice el primer vuelo piloto con 'pasaportes sanitarios digitales', es decir, con pasajeros que serán monitorizados por una aplicación móvil segura en la que una entidad acreditada por el Ministerio de Sanidad incorpore la información médica que acredite que el pasajero está 'libre del virus'.
En cuanto al control, el Gobierno también anunció que creará en Canarias y con la colaboración del Ejecutivo regional la primera aplicación móvil interoperable entre países de la Unión Europea, atendiendo así a la petición de Bruselas de que todas las herramientas tecnológicas puedan utilizarse entre los Estados miembros y compartan datos entre los mismos para abrir las fronteras a los viajeros comunitarios.
Para Cabrillana, así como gran parte de la comunidad médica, que los países soliciten estos documentos no tiene sentido alguno. Desde la SEMPSPH ya presentaron un escrito hace unas semanas en el que toda la sociedad mostraba su oposición a la iniciativa.
¿Por qué tanto rechazo? Según explica el especialista en salud pública y medicina preventiva, simplemente no garantizan nada. "Da igual si estos certificados incluyen el resultado de una prueba PCR o de un test de anticuerpos", sostiene. "Una PCR lo único que te dice es si no tienes el virus activo a día de hoy, en el día que la hiciste. No sabes qué pasará mañana, e incluso puede resultar negativa en una persona contagiada que aún no ha presentado síntomas", alega.
En ese sentido, explica que las pruebas de anticuerpos, que señalan si una persona ha superado la enfermedad y por tanto, ha logrado desarrollar algún tipo de inmunidad contra el virus, son un mejor método, pero tampoco son 100% fiables. "No sabemos cuánto dura esa inmunidad ni cuánto protege", apunta.