El ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunciaba hace unos días que su Ministerio comprará cinco millones de dosis más de lo habitual de la vacuna contra la gripe a raíz de la pandemia que provoca la covid-19. ¿El motivo? Que las dos enfermedades no coincidan de cara a una segunda oleada de coronavirus, ya que temen que pueda provocar un nuevo colapso del sistema sanitario.
Y es que aunque después de cientos de comparaciones ha quedado claro que la covid-19 va mucho más allá de una gripe común, esta última dista mucho de ser inofensiva, incluso contando con una vacuna contra ella. De acuerdo con los últimos datos publicados por el Instituto de Salud Carlos III, en las últimas dos temporadas de la gripe, más de 15.000 personas han fallecido por la enfermedad, que también ha dejado más de 3.000 ingresos en UCI. En los picos más importantes, los sistemas sanitarios se pueden enfrentar a una presión muy importante.
Es por ello que son muchos los expertos que advierten de la necesidad de vacunar al mayor número posible de personas contra la gripe este año. No a nivel general, sino dentro de los tres colectivos para los que está recomendada: mayores de 65 años, personal sociosanitario y pacientes de riesgo, como las embarazadas o personas con patologías previas.
"Una de las medidas en las que ya está en marcha para reducir el impacto de una posible segunda ola de COVID-19 en otoño es el aumento de la campaña de vacunación de la gripe. El objetivo es que las dos enfermedades, en la medida de lo posible, no coincidan a la vez, lo que supondría una mayor tensión para el sistema", explicó la semana pasada Illa en la Comisión de Sanidad y Consumo del Senado. Según apuntó, la idea es ponerla en marcha en el mes de octubre.
Tasas de vacunación muy bajas
¿Sólo se debe a la presión asistencial que pueden provocar las dos enfermedades juntas? Va un poco más allá, si bien es el objetivo principal, según explica a Vozpópuli Amós García Rojas, epidemiólogo y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).
Para García Rojas, lo principal es lograr que dentro de los colectivos de riesgo, el número de personas que se vacunen contra la gripe sea el mayor posible. "Eso sí que me preocupa, tenemos que ampliar la cobertura de la gripe claramente. Ya que la cobertura que tenemos en los colectivos de riesgos es muy baja", apunta. Y es que las tasas de vacunación de España están muy lejos de cumplir la cobertura que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) de un 75%. Según explica García Rojas, no es un problema único de nuestro país.
El año pasado, la vacunación de la gripe en los mayores de 65 años alcanzó un mínimo histórico, con apenas un 54% de nuestros mayores vacunándose el último invierno. Las comunidades donde la cobertura fue especialmente baja fueron baleares, con un 41% de la población mayor de 65 años y Andalucía, con un 49% de cobertura.
Y no es sólo ese el colectivo que no alcanza los estándares de vacunación establecidos por la OMS. Los profesionales sanitarios y los demás pacientes de riesgo, como las embarazadas, tienen de media peores tasas de vacunación, con apenas un tercio de estos dos colectivos inoculándose contra la gripe. Colectivos que están especialmente expuestos a la covid-19,
"Hay que pensar que todos los años registramos fallecimientos, complicaciones graves e ingresos en UCI por culpa de esta enfermedad", señala el epidemiologo. "Si bien el número de fallecimientos no es el mismo que hemos registrado durante la pandemia, cuando llega el pico de la gripe hemos llegado a sufrir colapsos importantes en los servicios sanitarios. Imagina qué ocurriría si las dos enfermedades coinciden", añade. "No daríamos abasto", concluye.
Problemas a la hora de diagnosticar
Pero el problema no termina ahí. "A esto se suma que una persona puede convivir con las dos enfermedades a la vez, con las dos infecciones", explica. "Si una persona infectada con el SARS-CoV-2 también contrae la gripe, el diagnóstico de la covid-19 se le agravaría con toda seguridad", añade García Rojas.
De hecho, una de las problemáticas que más se ha observado durante la pandemia es el hecho de que los síntomas de la gripe común y de la covid-19 son muy similares. De coincidir ambas en otoño, podría generar enormes problemas de diagnóstico para los profesionales sanitarios, con el riesgo que eso conlleva. "El cuadro clínico es muy similar, lo que provocaría muchos problemas a la hora de determinar el diagnóstico", explica el presidente de la AEV.
Además de García Rojas, también lo explicaba hace unos días el director del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón, en rueda de prensa. “Diferenciar gripe y coronavirus en sus orígenes es complicado”, explicaba.
"Es por eso que se está planteando la opción de adelantar la vacunación de la gripe. Tendría un efecto bueno, reducir el número de personas que la tenga, no lo haría en un grado muy alto, pero sí lo suficiente el número de cuadros compatibles con el coronavirus y daría menos problemas para identificar cuadros distintos de covid y gripe”, añadió.
Complicaciones cardiovasculares a partir de la gripe
La gripe es una enfermedad vírica altamente infecciosa que produce epidemias cada año. Se calcula que mueren entre 6.300 y 15.000 personas anualmente a causa de esta enfermedad en España, principalmente en mayores de 65 años.
Asimismo, es responsable de hasta 50.000 hospitalizaciones anuales. Uno de los principales problemas asociados a esta patología son las complicaciones cardiovasculares. "La gripe se relaciona clínicamente con una mayor probabilidad de padecer un evento cardiovascular, como pueden ser: infarto de miocardio, arritmias, insuficiencia cardiaca y accidentes cerebrovasculares", ha apostillado la miembro del grupo de trabajo de actividades preventivas de SEMERGEN y jefa de sección del Centro de Salud y Vacunación Internacional del organismo autónomo Madrid Salud, Esther Redondo Margüello.
En concreto, la infección multiplica entre 6-10 veces el riesgo de infarto y por 3-8 veces el de ictus. También puede empeorar los síntomas de afecciones subyacentes y exacerbar enfermedades crónicas como, por ejemplo, la diabetes. Los colectivos de personas más afectados son los mayores de 65 años, quienes sufren patologías crónicas, y los menores de cinco años.
"Después de dejar de fumar, la mejor medida preventiva del infarto es la vacunación antigripal, según indican varios estudios", ha comentado la doctora Redondo, para zanjar reiterando la especial importancia que cobra ahora la vacunación antigripal.