La utilización de medicamentos antidepresivos en España se ha triplicado en 10 años, según los datos publicados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), recogidos por Europa Press, que analiza el consumo desde el año 2000, cuando el número de dosis por cada mil habitantes y día (DHD) consumidas fue de 26,5, hasta el año 2013 cuando registran 79,5 dosis consumidas.
"El mayor de uso de los antidepresivos podría explicarse por el aumento de la incidencia de trastornos del estado de ánimo, por la mayor detección diagnóstica por parte de los médicos de Atención Primaria, así como por la extensión de las indicaciones terapéuticas autorizadas para estos medicamentos", destaca en un informe publicado este miércoles.
En total, supone un incremento del 200%, aunque varía dependiendo del tipo de estimulante consumido. Así, son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) los que han mostrado un incremento acentuado (159,3%) pasando de 20,4 DHD en el año 2000 a 52,9 DHD en el año 2013, y representando el 70,4 por ciento del total consumido en 2013; mientras se ha disminuido el consumo de antidepresivos tricíclicos que han pasado del 3,40 DHD en el 2000 a 2.90 en el 2013.
Desde el organismo dependiente del Ministerio de Sanidad recuerdan que el uso de los antidepresivos se ha incrementado en los últimos años en los países occidentales. "En España el consumo de antidepresivos fue similar a la media europea entre 2000 y 2007", afirma el documento.
En España la prevalencia de un episodio depresivo en la vida se ha estimado en un 10,5 por ciento, siendo mayor en mujeres (14,4%) que en hombres (6,2%). Sin embargo, la cifra en España es menor que la reportada en Holanda o EEUU que arroja cifras superiores al 10 por ciento en hombres y 20 por ciento en mujeres. La AEMPS recuerda que la depresión es una enfermedad con gran impacto en la calidad de vida del paciente, que comporta altos costos sociales, y se estima que afecta a unos 350 millones de personas en el mundo.
Nuevos estimulantes
Para entender la progresión por fármacos, más allá de que existe un mayor consumo de ISRS, el informe recuerda la aparición en estos años de nuevos estimulantes en el periodo de estudiado, como el escitalopram (2004), duloxetina (2006) y agomelatina (2009), que han ido apareciendo gracias al mayor conocimientos de los mecanismos de la depresión así como de los diferentes trastornos que la rodean.
"El mayor de uso de los antidepresivos podría explicarse por el aumento de la incidencia de trastornos del estado de ánimo"
La base biológica de la depresión se ha explicado tradicionalmente por un déficit en las monoaminas biológicas (serotonina, noradrenalina o dopamina). Por este motivo, los medicamentos antidepresivos se han clasificado de acuerdo a sus mecanismos para mejorar la transmisión monoaminérgica.
Las indicaciones principales de los antidepresivos son el tratamiento de trastornos depresivos y los trastornos de ansiedad, sin embargo, existen antidepresivos que también están autorizados para el tratamiento del dolor crónico neuropático (incluyendo neuropatía diabética) o la deshabituación tabáquica.
De manera general, se ha observado una tendencia creciente en el consumo de todos los principios activos dentro del grupo de los ISRS hasta 2004 -con excepción de fluvoxamina-, seguido por un periodo en el que se registraron pequeñas fluctuaciones en el consumo de los principales ISRS (fluoxetina, paroxetina, sertralina, citalopram). A partir de 2011 se observa una tendencia creciente en el consumo de la mayor parte de los principios activos del grupo.
Destaca el escitalopram, enantiómero del citalopram y autorizado en indicaciones similares a éste, que ha pasado de 1,3 DHD en el año 2004 a 15,30 DHD en el año 2013. Aunque ha empezado a descender su consumo tras la publicación, a finales del 2011, de una nota informativa de la (AEMPS) sobre los riesgos de su uso prolongado.
En el año 2005 se observa una ligera disminución en el consumo de todos los principios activos del grupo -excepto escitalopram-. La reducción porcentual del consumo en el año 2005 respecto al año 2004 podría guardar relación con las recomendaciones para evitar la utilización de ISRS y otros antidepresivos (mirtazapina, mianserina, reboxetina y duloxetina) en niños y adolescentes -actualmente sólo fluoxetina cuenta esta indicación-.
Disminuye el uso de los tricíclicos
El consumo de los antidepresivos tricíclicos ha disminuido un 14,7 por ciento a lo largo del periodo, pasado de 3,4 DHD en el año 2000 a 2,9 DHD en el año 2013. Amitriptilina fue el principio activo más utilizado del grupo y registró un consumo estable que ha fluctuado poco a lo largo del periodo de estudio, oscilando a lo largo de los años entre 1,3 DHD en el año 2004 hasta 1,6 DHD en el año 2013.
La utilización de este medicamento incluye el tratamiento de la depresión y dolor neuropático. La recomendación para su uso en dolor neuropático que proponen diversas guías de práctica clínica quizá explique que su uso sea mayor de otros grupos.
En España la prevalencia de un episodio depresivo en la vida se ha estimado en un 10,5 por ciento
Mientras, en términos absolutos el consumo de los inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO) ha sido anecdótico en comparación con el resto de antidepresivos y ha descendido progresivamente. Actualmente los IMAO constituyen una alternativa terapéutica de segunda línea en pacientes con depresión resistente a otros antidepresivos. Finalmente, la AEMPS ha diferenciado un grupo para el resto de antidepresivos que incluye principios activos con distintas indicaciones terapéuticas, y ha incrementado su consumo de 2,7 DHD en el año 2000 a 23,6 DHD en el año 2013.
Los que han aumentado
La AEMPS destaca el uso de la venlafaxina, es un antidepresivo indicado también como ansiolítico, y ha aumentado su consumo notablemente, ya que ha pasado del 1,1 DHD en el año 2000 a 8,6 DHD en el año 2013; y de la duloxetina, un antidepresivo con indicaciones terapéuticas variadas, que se ha incrementado de 1,0 DHD en el año 2006 a 5,3 DHD en el año 2013.
El mirtazapina ha aumentado su consumo pasando de 0,72 DHD en el año 2000 a 4,02 en 2013; mientras que es llamativo el caso de trazodona, un antidepresivo con actividad antihistamínica y acción sedante que no dispone de indicación autorizada para el tratamiento del insomnio ni en Estados Unidos ni en Europa y que pese a llevar comercializado más de 40 años ha registrado un aumento sostenido de su consumo pasando de 0,23 DHD en el año.
Bupropion, indicado como tratamiento de ayuda en la deshabituación tabáquica, ha aumentado su consumo durante el periodo de estudio, aunque en términos absolutos su consumo es modesto (0,62 DHD en 2013); y, finalmente, el aumento en los últimos 5 años de la agomelatina, indicado en adultos para el tratamiento de los trastornos de depresión mayor incrementó su consumo, a pesar del riesgo de hepatotoxicidad que presenta, las incertidumbres de la relación beneficio-riesgo en mayores de 75 años y la necesidad de monitorizar la función hepática durante el tratamiento.