Sociedad

Los barrios más peligrosos de España: la política da la espalda a una realidad marginal de criminalidad

La entrada regular de la Policía es la única alternativa para frenar la burbuja de violencia y tráfico de armas en estas zonas al margen de la ley

  • Policía en las 3.000 viviendas de Sevilla

La semana pasada las Tres Mil Viviendas, el peligroso y marginal barrio de Sevilla en el que se juntan droga, armas, criminalidad y marginalidad, volvía a las primeras páginas de la prensa nacional por una macrorredada en la que la Policía Nacional se incautó de armas y municiones. Una operación sin precedentes por el número de efectivos desplazados y la cantidad de registros que hace frente así a una realidad a la que los políticos dan la espalda por la complejidad que esconde el asunto.

El sevillano es uno de los barrios más pobres y problemáticos de España, pero no el único. Nació como un conjunto de pisos para realojar familias que vivían en la década de los 60 en chabolas en los entornos de la capital de Andalucía y, en la actualidad, son 40.000 las personas que se concentran en este foco de conflictividad, incluyendo niños y ancianos, donde el paro y la delincuencia están disparados. Soluciones hay, pero no es fácil diseñar planes para llevarlos a cabo y, menos aún, que el coste para las arcas públicas sea asumible.

Por eso, los barrios marginales en España lo tienen crudo aún a día de hoy. Almanjáyar (Granada), Las Palmeras (Córdoba), El Puche (Almería), quizás sean menos conocidos, pero igualmente desesperanzadores. Tráfico de droga, desempleo alarmante y pobreza extrema son el pan de cada día desde que se construyeron hace décadas y tampoco importa la presencia de colegios e institutos públicos en la zona, porque los chicos comienzan a ausentarse de las clases desde muy niños y lo hacen con la connivencia de sus progenitores, que subestiman el poder de una educación de calidad para labrarles un futuro.

El sur de España concentra gran parte de estas barriadas: Palma Palmilla (Málaga), Lo Campano (Murcia) o la Barriada del Príncipe Alfonso (Ceuta) son solo otros ejemplos. En La Mina de Barcelona, la Malvarrosa de Valencia o San Pablo de Zaragoza, son frecuentes los tiroteos entre clanes, graves problemas de seguridad y actividad ilegal en cada esquina.

Kalashnikov y plantaciones en los suburbios de Sevilla

La idea del señorito sevillano se difumina llegado a según qué distancia del centro de la ciudad. El sábado 12 de este mes, la Policía Nacional realizó la primera de una serie de redadas en la que se incautó de munición y casquillos de munición detonada tras un tiroteo en el barrio de las Tres Mil Viviendas. Vozpópuli informó de la incautación de unos 200 cartuchos de 7,50, 9 milímetros y una escopeta, pero aún se busca un temido AK-47, el conocido rifle de asalto kalashnikov.

La operación fue a más en los días posteriores, con más de 300 agentes desplegados desde primera hora de la mañana por las calles de uno de los barrios con mayor criminalidad de Europa. Furgones, coches patrullas y hasta helicópteros vigilaban cualquier signo extraño que hiciese sospechar de la eliminación de pruebas. Decenas de registros y 10 detenidos solo el primer día. Después, la investigación policial se trasladó a otras 60 viviendas cercanas con la información recabada. Esta misma semana, la Policía ha vuelto a las calles de las 3.000 para continuar desinflando un foco de criminalidad que crecía sin control, mientras que la Junta y el Ayuntamiento tratan de desmantelar varias plantaciones de marihuana.

Algunos de los barrios más peligrosos de España

Lo primero que debemos saber es que la seguridad de un barrio es un tema complejo que involucra diversos factores. Por lo que es fundamental conocer algunas de las características que se consideran importantes para determinar si un barrio es seguro o no.

La capital de España, Madrid, cuenta con su particular barrio de la droga, la Cañada Real, una de las zonas más desfavorecidas de la provincia y donde la marginalidad se comprueba en cada esquina. La falta de infraestructuras y servicios básicos agrava la situación, generando un ambiente exclusión.

Conocido por la alta delincuencia y el tráfico de drogas, La Mina de Barcelona ha sido considerado uno de los lugares más peligrosos de la ciudad. Sin embargo, la reciente construcción de una comisaría ha ayudado a reducir ciertos índices de criminalidad, aunque el barrio sigue siendo un área de alta conflictividad.

Por su parte, Ca n'Anglada, en Terrassa ha sido desde sus orígenes una zona vulnerable. Aunque recibió inversiones, el barrio sigue enfrentando problemas de desempleo, tensiones entre residentes de diversos orígenes y una infraestructura deficiente, lo que afecta la calidad de vida.

Son Banya se sitúa en las afueras de Palma, un enclave conocido por su actividad de narcotráfico, especialmente tras el desmantelamiento del principal punto de drogas en la isla. La zona sigue siendo conflictiva, con frecuentes incidentes de violencia y delincuencia.

Con una población de 22.000 personas, Almanjáyar es uno de los barrios más grandes y marginados de Granada. Situado a tres kilómetros del centro de la ciudad, se enfrenta a problemas de tráfico de drogas y pobreza generalizada. Uno de sus desafíos principales es el robo de electricidad para el cultivo de marihuana, una práctica detectada en unas 1.000 viviendas ilegales. La policía ha llevado a cabo operaciones específicas, como la operación Odolki, para combatir el narcotráfico y el crimen en la zona.

El Puche (Almería) también fue creado para realojar familias. En su caso tras las inundaciones de Almería. Hoy alberga a unas 15.000 personas. Con problemas de cortes eléctricos frecuentes, delincuencia y falta de transporte público, el barrio sufre marginación social y falta de recursos. La ocupación ilegal y el tráfico de drogas son problemas constantes, lo que afecta a la calidad de vida de sus residentes.

En Valencia, el barrio de La Malvarrosa destaca por su complejo "Las Casitas Rosas," un núcleo importante para el tráfico de drogas en la Comunidad Valenciana. A pesar de los esfuerzos municipales, la situación de inseguridad persiste, afectando la calidad de vida de sus residentes.

En Hospitalet, La Florida, el barrio con mayor densidad de población en Europa, es conocido por su diversidad cultural y también por una creciente conflictividad relacionada con drogas y delincuencia. Con una población en la que el 42% son extranjeros, el sentido de pertenencia comunitario es fuerte, aunque las tensiones y problemas de seguridad son notorios.

Sant Cosme, en El Prat, fue construido en los años 60 y se ha ganado la reputación de "supermercado de la droga." Aunque se han hecho esfuerzos para mejorar la zona, como la demolición de edificios conflictivos, el tráfico de drogas y otros problemas sociales siguen afectando a esta comunidad de 7.200 personas.

Málaga alberga el barrio de Palma Palmilla, caracterizado por altos índices de pobreza y exclusión. La falta de servicios, junto con un aumento de la diversidad cultural, añade complejidad a sus problemas de infraestructura y seguridad.

En Elche, Los Palmerales fue construido en 1976 como un proyecto de vivienda social. Sin embargo, ha sido escenario de conflicto constante. El tráfico de drogas, ocupación ilegal y delincuencia son comunes, y aunque las autoridades han optado por demoler algunos edificios para mejorar el entorno, la situación general sigue siendo tensa y precaria.

La Barriada del Príncipe Alfonso en Ceuta es conocida por ser un centro de tráfico de personas y drogas. La policía enfrenta serias dificultades para intervenir debido a la alta criminalidad y la presencia de redes organizadas en esta área.

San Pablo, en Zaragoza, es un barrio histórico con algunos de los edificios más antiguos de la ciudad, pero también es un centro de problemas sociales como ocupación ilegal, tráfico de drogas y delincuencia. La situación de deterioro es visible, especialmente en áreas como la calle Pignatelli, donde la inseguridad es una preocupación constante.

La Mariola, en Lérida, se formó en los años 40 para acoger a muchas familias realojadas, lo cual contribuyó a altos niveles de pobreza y ocupación ilegal. Con el tiempo, la falta de políticas públicas efectivas ha intensificado el deterioro social y físico del barrio, incrementando los índices de delincuencia y desempleo.

En Córdoba, el barrio de Las Palmeras, fundado en los años 60, alberga entre 2.500 y 3.000 familias, muchas en condiciones de pobreza extrema. Con una tasa de desempleo elevada y solo el 25% de la población empleada, la exclusión social es considerable. La complejidad étnica del barrio también añade dificultades a la convivencia, y aunque existen servicios y aspectos positivos en educación, la precariedad persiste.

Las 3.000 Viviendas, en el Polígono Sur de Sevilla, es una de las áreas más vulnerables de la ciudad. Con una renta media muy baja y elevados índices de crimen y narcotráfico, los residentes enfrentan condiciones de vida difíciles, frecuentes enfrentamientos con la policía y una falta notable de servicios básicos.

En Albacete, La Milagrosa, conocida como "Las 600," presenta altos índices de venta de drogas, problemas de salubridad e inseguridad. A pesar de la cercanía de una comisaría, el barrio mantiene una reputación de área peligrosa.

Cerro de los Palos, en Toledo, es un asentamiento que carece de servicios básicos y enfrenta altos índices de criminalidad. Los problemas de acceso a educación y salud afectan a sus residentes, contribuyendo a su situación de vulnerabilidad.

Finalmente, Lo Campano en Cartagena, Murcia, es un barrio marcado por el aislamiento y la contaminación debido a su cercanía a zonas industriales. Problemas de ocupación ilegal y narcotráfico son recurrentes en este sector, que sufre una grave degradación.

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