En España los hombres contraen matrimonio a los 36 años y las mujeres, a los 34. De modo que parecemos desoír el descubrimiento de Nick Wolfinger, sociólogo de la Universidad de Utah (EEUU) que ha desentrañado el quid de una cuestión mitológica: el secreto de un matrimonio longevo. Una aspiración más plausible siempre que contraigamos nupcias entre los 28 y los 32 años.
El experto ha llegado a esta conclusión después de examinar los datos de la Encuesta Nacional de Crecimiento Familiar de Estados Unidos correspondiente a dos períodos. El primero de ellos comprendía los años 2006 a 2010, y el segundo, de 2011 a 2013. Por lo tanto, parece que si queremos enlaces que resistan el paso del tiempo, debemos casarnos rondando la edad que, a juicio de este sociólogo, es menos probable que el asunto acabe en divorcio.
Y más nos valdría que le hiciésemos caso ya que, según una reciente información, nos gastamos de media unos 30.000 euros en el asunto nupcial, y no es plan de que en unos años, e incluso menos, estemos embrollados en un divorcio con todo el esfuerzo económico que nos supuso el ‘sí, quiero’. No en vano, los cálculos no fallan y se estima que para una media de cien invitados, el ágape nos sale por 14.000 euros a los que hay que sumar el bailoteo con su pertinente barra libre de tres horas que lo encarece hasta los 15.200 euros.
Sí, parece que el amor de los españoles es de los caros, a juzgar también por la factura de la vestimenta de los contrayentes. En este sentido, al novio lo tenemos listo con 600 euros, pero la novia necesita 3.000 euros para una puesta a punto que incluye peluquería, zapatos, maquillaje, lencería y tratamiento de belleza.
Por su parte, las alianzas se llevan un pico de 400 euros y, por supuesto, una noche de bodas a la altura de las aspiraciones de los contrayentes no baja de los 120 euros. Todo esto conforma un suma y sigue de pequeños detalles y grandes dispendios que no hay manera de que amaine.
En suma, dado el dineral que invertimos en casarnos, y si resulta cierto el hallazgo de este sociólogo, que asegura que por cada año que transcurre alcanzados los 32 las posibilidades de divorcio se incrementan un 5%, ¿no deberíamos proponernos sentar la cabeza con alguien un poco antes?