Un joven con pinta de 'perroflauta' lo señala con el dedo para, con inconfundible acento italiano, presentarlo: "¡aquí está Alberto Casillas, el héroe de Madrid!" y una multitud de casi cien personas aplaude a rabiar. Estamos a las puertas de la Cafetería Prado, a escasos 30 metros de la plaza de Neptuno y apenas 200 del Congreso de los Diputados, epicentro de las algarabías que están dando la vuelta al mundo.
"Estoy en el bar de 'La Revolu'", dice otro joven por móvil a alguien mientras despacha una cerveza en este céntrico bar madrileño, lleno hasta la bandera en un miércoles que parece sábado. El motivo de tanto interés por este establecimiento es el mencionado Alberto Casillas, el camarero que se interpuso entre los antidisturbios para evitar que entraran dentro del bar a por los manifestantes. Los aplausos a AC se suceden, y los abrazos. Y las fotos con este nuevo héroe del movimiento 25-S, ávido de símbolos. "Él si que nos representa", corea una mujer que a continuación se saca unas fotos con él.
Casillas lleva toda la tarde en la puerta de su cafetería repartiendo con cariño abrazos para los que se acercan a darle las gracias: "no paro de llorar", dice
No es la única. Casillas lleva toda la tarde en la puerta de la Cafetería Prado, en el número 16 del Paseo del Prado. Desde allí, reparte con cariño abrazos para todas las personas que se acercan a él para darle las gracias por su gesto de valentía. Alberto no se mueve de la puerta, y por momentos es rodeado por una nube de móviles que tratan de inmortalizarlo, mientras la gente corea su nombre o rompe a aplaudir de forma espontánea. Una televisión mexicana pregunta a la gente qué piensa de él. Y la respuesta de todo el mundo es que Alberto es un héroe: "los tiene bien puestos". Los vítores de "Alberto for president" o "estos son los héroes de la clase obrera" se suceden. Y eso que el camarero ha dicho claramente que es del PP.
"A mí también me afectaron"
El castizo camarero no se siente incómodo con este repentino protagonismo que no pudo imaginar 24 horas antes. Por el contrario, exhibe con orgullo las fotos que muestran cómo protegió la entrada de su cafetería cuando los antidisturbios estaban dispuestos a entrar en ella. Su discurso político es rudimentario, pero sincero. Y por eso llega a la gente. "Cuando a las personas se las trata mal al final te acaba volviendo, y eso es lo que va a pasar. A mí también me molestaron. Vivo en la calle Huertas -a apenas 200 metros del bar- y tarde media hora en llegar a casa porque no hacía más que pasar controles".
Su discurso político es rudimentario, pero sincero. Y por eso llega a la gente
El hostelero asegura que "lleva todo el día llorando" de la emoción y el cariño que ha recibido, ya que todo el mundo quiere tomarse, al menos, una caña en el bar del héroe, y muchos darle un abrazo. Por supuesto, tampoco faltan las chanzas, porque si no esto no sería España: "¡ponte unas bravas!", le grita un viandante; "¡vivan las cañas bien tiradas!", le espeta otro. Aunque uno de los lemas favoritos es "¡más camareros, y menos maderos!".
Pero Alberto está eximido hoy de poner cañas o bravas, y en el establecimiento han preferido usar su mediática presencia como reclamo. En el interior ya se preocuparán de doblar turnos si hace falta. Tres cañas, 4,50 euros y sin tapa. Es caro para ser Madrid, aunque un día es un día. Además, la fama de personajes anónimos en el mundo de las nuevas tecnologías suele ser efímera, y hay que aprovecharla.