Antonio Ortiz, el presunto pederasta de Ciudad Lineal, se ha negado a declarar ante la Policía y ante la juez encargada del caso, la titular del juzgado número 10 de Madrid, que decretó su ingreso en prisión el pasado viernes. Sin embargo, a lo largo de las largas horas que ha pasado con los agentes, en los interrogatorios y en el registro de su vivienda, en el que estuvo presente, Ortiz sí dijo algo que les llamó la atención. Según publica El Mundo, comentó que él había sufrido abusos de pequeño en el colegio. Se cree que podría referirse a su etapa en un internado situado en un pueblo de Ávila camino de Madrid.
No obstante, la Policía ha comprobado que nunca se han denunciado tales hechos. Quienes le recuerdan durante su etapa de EGB en un colegio de Hortaleza lo describen como un adolescente muy introvertido y aseguran, recoge el diario, que la muerte de su padre le afectó mucho y que podría tener un marcado complejo de inferioridad. Algo que podría condicionarle toda su vida.
Cambio de aspecto
El periódico también afirma que el supuesto pederasta, de 42 años, ha perdido casi ocho kilos de peso desde su detención en Santander y que los agentes sospechan que trata de una estrategia para no ser identificado ni en la rueda de reconocimiento que se va a celebrar en los próximos días en el Juzgado ni en la cárcel, y evitar así ser perseguido por el resto de presidiarios.
En sus primeras 48 horas de arresto no comió apenas y sólo tomó líquido y alguna galleta. Una actitud que sorprende, dada su afición al culturismo y las horas que pasaba en el gimnasio, precisamente una de las pistas que le delataron durante la investigación policial.